Los jóvenes y las redes sociales

Lewin transmitió su punto de vista en el libro “Las 1.000 preguntas que siempre te hiciste sobre sexo” y dijo lo siguiente:

¿Cómo influyen las redes sociales en la construcción de la identidad de los jóvenes y qué papel juega la sexualidad?

Ana Lewin: La interacción en las redes sociales es parte de la vida cotidiana de los adolescentes y jóvenes, y la sexualidad también está presente. Para algunos, es habitual usar esta tecnología para exponer o compartir imágenes con carga erótica de sus propios cuerpos. Sin embargo, es importante que sepan cómo prevenir los riesgos que puede haber al exhibirse en situaciones íntimas.

Internet es usado como un espacio para el encuentro, la expresión, la búsqueda de información y la diversión. En la construcción de las identidades, hoy es cada vez más significativo el armado de los perfiles personales virtuales. La necesidad de gustar, explorar, mirar otros cuerpos y buscar la aprobación de los demás es propia de esta etapa de la vida.

¿Considera que en las redes sociales se ha naturalizado la exposición y objetivación del cuerpo?

A.L: Los jóvenes tienen acceso, desde edades tempranas, a una cultura visual cargada de imágenes de alto contenido erótico, asimilando y naturalizando la exposición y objetivización del propio cuerpo. El “sexting” es un fenómeno bastante extendido que consiste en publicar o enviar fotos o videos con contenido sexual, generalmente protagonizado por la misma persona que las produce o su pareja, aunque en algunos casos pueden ser tomadas sin permiso. La inmediatez de la transmisión de información, a través de redes sociales y dispositivos móviles, hace que rápidamente un impulso se transforme en acción, quedando poco espacio para la reflexión sobre la trascendencia del contenido que se está compartiendo.

¿Qué peligros podrían desprenderse de esta idea?

A.L: El riesgo de esta práctica es que es muy fácil perder el control sobre estas imágenes íntimas y, una vez en la red, no es posible saber quién las llegará a ver ni qué usos se les dará. Esto que muchas veces empieza voluntariamente por placer o por agradar puede tener consecuencias no deseadas, terminar en sitios de pornografía, o ser motivo de burla entre pares y así causarle daños profundos. La “sextorsión” es otra de las consecuencias frecuentes y consiste en el chantaje bajo la amenaza de publicar esas imágenes. Algunas veces, el chantaje proviene de exparejas que vulneran la intimidad y privacidad de la víctima.

¿Qué consejo podrías darles a los jóvenes para su seguridad en las redes?

A.L: La cultura digital obliga a los jóvenes a redefinir el ámbito íntimo, privado o público. Es importante que tengan la información necesaria sobre los riesgos que pueden generar ciertas conductas. Que sepan que lo que hoy muestran sobre sí puede no gustarles más adelante, que el amigo/a o novio/a al que le envían imágenes, mañana puede no serlo más. Y que un uso responsable de estas tecnologías implica no distribuir información de otros sin su consentimiento, así como no sumarse a ningún tipo de hostigamiento hacia un tercero, en forma activa o con la complicidad del silencio.