La desgarradora carta de una mujer que fue golpeada por su expareja
Ocurrió en Córdoba. Una mujer de 26 años publicó un texto en su cuenta de Facebook después de una golpiza de su expareja, el cual es arquero del club cordobés Atlético Ticino. El agresor se encuentra detenido, acusado de los delitos de lesiones graves, daños y privación ilegítima de la libertad.
El hecho ocurrió en Córdoba, cuando Yanila Camila Ríos, de 26 años, publicó una carta en su muro de Facebook después de que su expareja, Diego Fantino, de 35, la golpeara. Él, arquero del Club Atlético Ticino, fue detenido y está a disposición del fiscal René Bossio, acusado de los delitos de lesiones graves, daños y privación ilegítima de la libertad, publicó La Nación.
"No me dejes mi amor. Todo va a cambiar, te lo prometo. Yo te amo. Eso no es querer. Yo si te quise. Pero también me quiero a mí", entre las declaraciones que publicó la mujer.
"Silencio y aceptación. Y cuando uno se acostumbra a las cosas, se hacen normales. Por eso la vida seguía normal. A veces bien, a veces mal. Como la vida misma. Había días muy felices, llenos de amor. Habían días horribles que me dejaban el alma y el cuerpo temblando. Pero eran días. Y en la vida hay muchos, así que nunca pude culparlo", agregó en la carta Ríos.
En diálogo con La Nación, el comisario inspector Mauricio Rampika, titular de la Departamental San Martín, contó que actuaron después de la denuncia de Ríos el sábado. "No había antecedentes de presentaciones anteriores. El episodio se produjo en la casa de la mujer, incluso él la subió al auto en contra de su voluntad", indicó.
Fantino la tomó a puñetazos; ella tiene fractura en la nariz y marcas varias en el rostro. La discusión habría empezado en un bar en la madrugada del sábado; el hombre estaba con su actual pareja y se encontró con Ríos. Ticino está 220 kilómetros al sudeste de la ciudad de Córdoba.
En su cuenta de Facebook, Ríos dice: "Yo me sentía culpable. Pensaba que en algo estaba fallando. Yo, no él. Por eso no lo culpaba. No sé si lo comprendía, quizá más bien lo justificaba. La primera vez fue un tirón de pelos. Me soltó y me pidió perdón. Me abrazó enseguida. Yo no pude llorar, no estaba preparada para eso".
"Le dije que se quedara tranquilo. Y que lo amaba, que todo iba a mejorar, que yo estaba ahí para ayudarlo, porque era su compañera. Te amo, me dijo al oído”, según explicó la víctima.
“La vida seguía. Todo era normal. Aquello fue algo aislado, no tenía sentido quedarse con eso. Decidí olvidar, todos nos equivocamos, y él también tenía derecho a equivocarse. Por eso la segunda vez no me sorprendió, quizá estaba tenso, mal. Me di cuenta que algo estaba cambiando. Y lamentablemente sentía que sólo podía aceptar eso".
También señala que durante mucho tiempo intentó "entenderlo, porque estaba presa de la costumbre. Y la costumbre era la realidad. Una realidad espantosa. Mucho miedo, muchos dolores. Los físicos aprendí a soportarlos, los otros dolores me iban matando".
Relata que, cuando estaba con gente, "era un amor. A veces el infierno quema tanto que queda más cerca de lo que nos contaron. Para engañar, el diablo se transforma en la imagen que sea, menos en la de diablo".
"Un dolor que pocos se imaginan. Lo más difícil no es dejar todo e irse. Lo más difícil en este caso es contarlo. Hoy tomo la decisión de contarlo. Para liberarlo, porque estoy internada y toqué fondo. Y lo hago porque, aunque yo había decidido darle mi vida, él me la estaba arrebatando".