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Exclusivo: Dos hermanas que fueron abusadas sexualmente por su padre contaron su calvario

Tamara M., de 24 años, y Mariana M., de 18, dialogaron con elchorrillero.com y contaron lo que les tocó vivir durante varios años, producto del abuso sexual de su padre biológico. En su momento no recibieron respuestas por parte de la Justicia, pero en la actualidad la causa ha avanzado. El sujeto está procesado y preso en el Servicio Penitenciario, a la espera del juicio.

Las jóvenes relataron el calvario que atravesaron durante varios años.
Actualizada: 06/09/2016 16:48
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Tamara M. y Mariana M. son dos hermanas que viven en la ciudad de San Luis y que hace varios años atravesaron un terrible calvario: fueron abusadas sexualmente por su padre biológico. En su momento, su madre, al enterarse de la situación, realizó la denuncia correspondiente pero el expediente “nunca avanzó en la órbita del Juzgado de Instrucción en lo Penal Nº 1”. Las jóvenes también tienen un hermano de 13 años.

Las jóvenes relataron que la causa tuvo impulso recién cuando Sebastián Cadelago Filippi se hizo cargo del juzgado. Él tomó el expediente y llevó a cabo distintas acciones para con la causa. Tal es así, que el pasado 30 de mayo ordenó la captura del abusador, quien finalmente fue detenido el 15 de junio. Posteriormente, y luego de las declaraciones de las víctimas, fue trasladado a la Penitenciaría.

Después de todo ese sufrimiento que padecieron años atrás, las jóvenes rehicieron sus vidas, superando muchas adversidades. Tamara, de 24 años, tiene un hijo de 4 años con su pareja. Los abusos comenzaron el día de su cumpleaños número 8. Mariana tiene 18 años y, aunque no recuerda con precisión, estima que empezó a ser abusada cuando tenía unos 7 años de edad. Actualmente está de novia, terminando sus estudios secundarios y estudia peluquería. En una entrevista exclusiva con elchorrillero.com, contaron su historia en la que reflejaron cómo sucedieron los hechos.

Tamara: Mi nombre es Tamara, tengo 24 años, y fui víctima de abuso sexual por parte de mi padre biológico.

¿Cuándo comenzó?

Tamara: Los abusos comenzaron cuando yo cumplí 8 años. El día de mi cumpleaños estábamos por comer un asado en mi casa, a cuatro cuadras de las sierras, en el barrio Puertas del Sol. Él me pidió que lo acompañara a buscar leña, me llevó a las sierras y allí me dijo que íbamos a comenzar a jugar, que íbamos a tener un secreto, que no tenía que contarle nada a nadie y menos a mi mamá. Ese es el primer recuerdo que tengo de los abusos, porque él me mostró sus genitales, me tocó e hizo que yo lo tocara.

¿Cuánto tiempo persistió esto?

Tamara: Estos abusos fueron desde los 8 años hasta los 14.

¿Qué más nos podés contar de ese lapso?

Tamara: Fueron seis años durísimos, en los que sufrí abuso todos los días, siempre que él tenía oportunidad lo hacía. Cuando estábamos solos, cuando no había nadie, cuando mi mamá tenía que trabajar o tenía que salir a algún lado. Era constante, era todos los días. Se metía en mi pieza, se metía en mi cama. Era constante.

Por su parte, Mariana M también contó su historia.

Mariana: Yo soy Mariana, tengo 18 años y sufrí el mismo abuso por la misma persona. Yo no tengo un recuerdo de la primera vez ni tampoco muchos que se diga, pero también me lo hacía. Yo cerraba los ojos cuando él lo hacía. Y lo mío, más o menos, habrá empezado a los 7 años. Mucho no recuerdo eso.

¿Y recordás cuánto tiempo duraron los abusos?

Mariana: No, yo creo que terminó cuando habló mi hermana.

¿Que sucedió después de que lo dieron a conocer?

Tamara: Cuando yo hablé, mi mamá en ningún momento dudó de mí. Ella tomó la decisión de que nos fuéramos de la casa y de separarse. Nos fuimos a vivir un tiempo con mis abuelos maternos. En ese lapso de tiempo, mi hermano estaba yendo a jardín, a sala de 4, y yo estaba en primer año del secundario (Mariana M también iba a la escuela).

Fue muy difícil después tener recuerdos de algunas situaciones porque cuando pasa esto uno trata de olvidar y no recordar. Hay recuerdos que uno trata de bloquear, de eliminar, de no acordarse. Pero sí recuerdo que nos fuimos a vivir con mis abuelos. Yo seguí yendo a la escuela, fue un año muy difícil porque ese año lo perdí en la escuela, me fue muy mal.

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¿Cuántos años tenías?

Tamara: Tenía 15 años. Fue muy duro en la escuela porque no sabía cómo encarar la situación y tampoco me animaba a hablarlo libremente, sentía mucha vergüenza y a la vez mucha culpa por no haber hablado antes. No encontré el momento de hablarlo, siempre busqué el momento de hablarle a mi mamá, pero él todo el tiempo me decía que no me iba a creer, o que yo me lo imaginaba, que yo lo buscaba, que era mi culpa. Al ser tantos años que te están diciendo todo el tiempo eso, uno llega a creer que es así.

No encontrás el momento ni la manera de hablarlo ni a quién decírselo. Por más que hubiera podido hablar con otra persona, no encontré la manera ni el momento, si bien di algunas señales que hoy por hoy nos sirven con testigos que se han presentado a favor nuestro en la causa. Ni yo me acordaba que había dado algunas señales. Buscaba una manera de que me ayudaran, pero no sabía cómo. Y también me daba vergüenza hablar del tema.

Después de todo esto se realizó la denuncia, ¿cómo fue el proceso posterior?

Tamara: Mi mamá tomó la mejor decisión que podría haber tomado. Muchas personas le preguntan a ella: ¿por qué no lo mataste? ¿cómo hiciste para buscar otra solución? Ella buscó y confió en la Justicia, prefirió cuidarnos, protegernos y confiar en la Justicia. Ella denunció en el año 2007, en el cual la Justicia no nos escuchó. En el primer testimonio que di en el juzgado, las tres mujeres que me tomaron declaración se me reían en la cara. Una de ellas me dijo: Callate, si seguro te gustaba.

¿Esa fue la respuesta que obtuviste en el juzgado?

Tamara: Esa fue la respuesta que me dio la Justicia en ese momento. Mi mamá siempre siguió el expediente, iba todas las semanas al juzgado a preguntar por el expediente y ver si había novedades o algo, y siempre le decían que el expediente estaba archivado. Lo buscaban en el archivo y le decían que no había novedades.

Mirá la segunda parte en video de la entrevista

¿Por qué no avanzaba la causa?

Tamara: Nos decían que no había novedades. Después nos citaron a pericias psicológicas pero no entendemos por qué fue por la parte Civil, cuando esto está denunciado en la parte Penal. Las primeras pericias psicológicas que tenemos están en la parte Civil. Eso en el expediente ahora no está, porque fue en lo Civil, hace muchos años.

La causa nunca avanzó, siempre quedó ahí. No nos volvieron a citar, que yo recuerde, hasta el año 2011, después de todo un proceso muy duro de tratar de salir adelante, con muchos tratamientos psicológicos; yo tuve tratamientos psiquiátricos, estuve medicada para bajar el nivel de agresión, porque todo esto se me hizo violencia. Me descargaba de manera violenta, pegaba, peleaba, tomaba. Me juntaba a tomar y después de tomar me quería matar, como que todos los recuerdos se potenciaban y era peor. Así que empecé con el tratamiento psiquiátrico, me medicaron y dejé de tomar.

También me ayudó mucho para salir adelante, en este tiempo, el hecho de que me puse de novia a los 15 años con la persona que hoy es el papá de mi hijo. Tengo un nene de 4 años y es lo que me ayudó a salir adelante. En el año 2011 yo planteé la situación de buscar un motivo para vivir, que fue mi hijo, ya que me mandaron una citación del cuerpo forense del juzgado. Yo me presenté en el juzgado con mi mamá, hicimos una nota en la que yo pedí que no se me molestara más porque nunca me brindaron ningún tipo de apoyo, ninguna ayuda, nada. Entonces no sentía la necesidad de seguir con esto. La carátula de la causa era abuso deshonesto, que para la ley eso es excarcelable, entonces no tenía ningún motivo porque él siempre se sintió impune. Para él no había justicia y para nosotras tampoco. Durante estos años lo tuvimos que cruzar en la calle a él, se nos reía en la cara. Él se sentía intocable.

¿Hubo restricciones?

Tamara: No. Se pidieron las restricciones pero él, cuando quería, se pasaba por el frente de la casa en auto o se hacía ver por los vecinos y sabíamos que andaba. Aparte él trabajaba repartiendo alimentos, repartía en los negocios cerca de la casa. Había veces que íbamos a comprar y lo teníamos que cruzar en el negocio. Y siempre con su soberbia, siempre mostrándose intocable.

¿Eso era lo que sentía y expresaba?

Tamara: Sí, eso expresaba. Nosotros conocíamos su arrogancia, su manera de mirarnos, de rebajarnos. Lo hacía siempre que podía.

¿Siempre fue así su manera de ser?

Tamara: Su manera de mostrarse con las personas siempre fue así. Nadie puede decir que fue un excelente padre o un padre amoroso con nosotros. Si alguien puede decir eso, sabrá en su consciencia que está mintiendo.

Mirá la tercera parte en video de la entrevista

Mariana, ¿qué nos podes contar en tu caso?

Mariana: Yo en mi caso opté por callarlo, opté por no decirlo. Me acuerdo que un día, no sé qué edad tenía, vino mi mamá y me contó lo que había pasado con mi hermana. Ahí fue cuando yo caí de que lo que él me había hecho a mí también estaba mal. Era lo mismo que le había hecho a mi hermana y también estaba mal. Y yo pensé por mucho tiempo que lo que había pasado con mi papá estaba bien. Y cuando me di cuenta que no era así, sentí que le había fallado a mi mamá, que le había fallado a mi hermana. Y fue ahí cuando yo me empecé a distanciar de mi hermana. De todas maneras, aún así, no hablé.

Me costó muchísimo la secundaria, cuando ellos se separaron yo estaba en 4º grado. Lo repetí por faltas. Estábamos viviendo en la casa de mi abuelo, no teníamos plata, no había cómo llevarnos y pagar el colectivo todos los días, no era conveniente para nosotros. Entonces al tiempo volvimos a la casa, porque lo sacaron y me acuerdo que antes que lo sacaran yo exigía verlo. Apenas se separaron yo exigía verlo, porque él seguía en la casa y yo sabía ir a la casa de mi prima, que estaba a una cuadra. Yo exigía ir a verlo porque, para mí, lo que él había hecho estaba bien, no tenía nada de malo. Cuando yo iba a verlo no se repetía el abuso, pero muchas veces yo iba a verlo pero él me abría la puerta, me decía “hola, ¿cómo estás?”, yo le decía “bien, ¿y vos?” y me cerraba la puerta. Capaz que estaba afuera sentada media hora, esperando que me volviera a abrir, no me abría y me tenía que volver.

Mirá la cuarta parte en video de la entrevista

Contanos qué estás haciendo ahora, en la actualidad, ¿estás estudiando, trabajando?

Mariana: En la actualidad estoy estudiando, estoy terminando el secundario porque en un tiempo lo tuve que dejar, por mis problemas psicológicos y porque me hacían bullying; y aparte estoy estudiando peluquería.

Tamara, contanos cómo es tu vida en la actualidad.

Tamara: Yo estoy en pareja hace nueve años. Trabajé antes de quedar embarazada pero luego no seguí trabajando y hace unos cinco meses entré a trabajar en la Unión Cívica Radical. Entré en la parte de limpieza, ayudo lo que más puedo ahí, hago de todo un poco. Es un trabajo hermoso, me encanta, aparte la gente que está ahí me ayuda muchísimo en todo esto. Así que estoy bien.

Y esperando por una respuesta por parte de la Justicia…

Tamara: Es lo que queremos. Por primera vez sentimos que la Justicia nos escuchó, de la mano del juez Cadelago Filippi, que fue quien encontró nuestro expediente y decidió tomar cartas en el asunto, junto a la dra. Durán. Ellos nos han ayudado muchísimo, porque por primera vez se tomaron cartas en el asunto como se debía hacer en su momento. Nosotros esperamos nueve años, sin ninguna respuesta. Hoy por hoy él está detenido, está en el Servicio Penitenciario, procesado, esperando el juicio.

Nuestra lucha es que bajo ningún concepto él salga en libertad. No queremos que salga. Creemos y estamos seguras de que no se merece salir. Estuvo diez años libre, diez años que pudo hacer lo que quiso. No sabemos si repitió la historia en otras casas, con otros niños. Tenemos la certeza de que si lo hizo con nosotras, que éramos sus hijas, lo puede hacer con cualquier persona. No va a sentir compasión por nadie, no siente pena por nosotros tampoco. Nunca buscó vernos después de todo lo que pasó. Creemos que llegó la hora de que se haga justicia. No nos vamos a callar más.

¿Cómo te enteraste cuando las llamaron a declarar?

Tamara: Nosotros vimos una noticia en el diario, en la que decía que un acusado de abusar a sus hijos había eludido 10 años a la Justicia. Mi mamá también había visto la noticia en el diario. Iba a leerla, pero en su momento pensé “si a mi nadie me escuchó en estos 10 años, para qué voy a estar leyendo esto, qué suerte que tiene esa familia que a ellos los escucharon, y no lo leí”.

Ese mismo día a la tarde, cuando regreso de trabajar, me avisa mi mamá que habían llegado citaciones del juzgado a nombre mío, de mi hermana y de ella para el otro día a la mañana. Yo estaba trabajando en la UCR y me tomé el trabajo de ir hasta el juzgado para ver si había alguien que me informara más o menos de qué se trataba.

El policía que me atendió en la puerta me dijo que era una citación del Juzgado de Instrucción Nº 1, que debería ser por una causa penal. Entonces directamente nos presentamos al otro día, donde nos enteramos que él estaba detenido, que la orden de detención había salido el 30 de mayo y lo habían detenido el 15 de junio. A nosotras nos citaron el día 22, porque se cumplía el octavo día que lo podían tener detenido y aislado para determinar qué medida se iba a tomar con él.

Después que nosotras declaramos, a la tarde se ordenó que él pasara al Servicio Penitenciario, donde está ahora esperando el juicio. En su momento la carátula era “abuso deshonesto”, por lo cual no se podía hacer mucho. Hoy en día la carátula de la causa es otra, es “abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo”. Con esa carátula ahora las cosas cambian.

Esto es gracias a que el expediente llegó de manera casual a las manos del juez Sebastián Cadelago Filippi, ya que en el juzgado se estaba haciendo un movimiento de expedientes. Él lo encontró y supo que había que activar las cosas de alguna manera. En su momento, a nosotras no nos hicieron estudios médicos. Si bien la carátula ahora es más alta, debería ser otra, porque él a nosotras nos violó.

Si en su momento se hubieran hecho los estudios médicos, nosotras hoy en día podríamos buscar otro tipo de justicia. No es culpa nuestra, es culpa del juzgado, porque no se manejaron bien. El pedido de los estudios está hecho y autorizado, está en el expediente, solamente que a nosotras nunca nos citaron, nunca nos dieron turno con el médico para que nos examinaran.

Ahora, y más allá que el tiempo perdido con respecto al estancamiento del expediente no se los devuelve nadie, las jóvenes aguardan los nuevos pasos de la causa para que, de una vez por todas, se haga justicia por todo lo que les tocó padecer por parte del sujeto que ahora está procesado y alojado en el Servicio Penitenciario Provincial.

Periodista: Cristian Herrera

Video: Víctor Albornoz – Sergio Nieto

Edición: Nicolás Miano

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