Se cumplieron 2 meses de la desaparición de Sebastián Gil
Se fue de su casa tras una discusión con su pareja el 8 de octubre, dos días antes de su cumpleaños. Su padre Alfredo Gil en diálogo con elchorrillero.com clamó profundamente su angustia: “Juro por Dios que esto me está consumiendo, no sé si es una prueba o un castigo, la cosa es que no tengo a mi hijo y estoy muerto en vida”.
Sebastián Gil desapareció hace 63 días. Cuando partió le dijo a sus cuatro hijos que los iba a "cuidar desde el cielo con su abuela", quien falleció exactamente hace tres meses.
“A una mujer le contó que se iba a tirar en el dique de Potrero de Los Funes”, señalaron en su momento desde la Policía. Familiares y vecinos escucharon la misma versión.
Desde el 8 de octubre, la Policía y la familia de Gil lo buscan.
Comenzaron el rastrillaje por el espejo de agua de Potrero y lo buscaron en cada rincón cercano al barrio 500 Viviendas Sur, lugar donde residía con su familia.
Luego de dos semanas, su esposa, Soledad Sarmiento, convocó a una marcha para solicitar a la Justicia apoyo para que “Sebita”, como lo apoda su padre, aparezca.
El juez en lo Penal Nº 1, Sebastián Cadelago Filippi, lleva adelante la investigación. Realizó un allanamiento en la casa de la mujer, para ver si encontraba pistas o algún elemento propicio para la búsqueda, sin embargo los resultados no prosperaron.
Hoy, a 14 días de las fiestas de fin de año, Alfredo Gil, en contacto con elchorrillero.com relató cómo pasó los últimos dos meses, y suplicó que “si alguien lo ve o escucha que me avise”.
“Nunca más me llamó, el teléfono de él suena una vez y atiende el contestador, desconozco si estará vivo, la verdad no sé qué hacer”, expresó frustrado.
Señaló que cuando sus nietos lo visitan en su hogar “me la paso llorando porque no aguanto, tengo un gran dolor encima, ellos lo nombran a cada rato y a mí me revienta, me mata”.
Hasta ahora la Policía sostiene que Gil se “fue por voluntad propia”.
En ese contexto, dijo: “La única esperanza que tengo es que Dios lo traiga en Navidad o que él mande un mensaje por lo menos”.
Finalmente, expresó: “Juro por Dios que esto me está consumiendo en vida, no sé si es una prueba un castigo, la cosa es que no tengo a mi hijo y estoy muerto en vida”.