Donde dobló el viento y se cruzaron los atajos, La Renga en Potrero
Terminó el show y los fanáticos siguen vibrando. Anoche, los de Mataderos se despacharon con casi todos sus clásicos para meterse en la piel de miles de almas que consagraron, una vez más, este ritual del rock argentino que se acerca a los 30 años de vida.
Rodeada por las sierras y el lago, La Renga volvió a sonar bajo el cielo puntano, por cuarta vez en su carrera, después de 9 años.
Miles de personas peregrinaron por las rutas argentinas llevando sus banderas, insignias de sus lugares, para despedir la gira “Pesados Vestigios” que luego de dos años de rodar concluyó en San Luis.
Fueron 25 canciones que no dieron descanso a los hombres y mujeres que “poguearon”, casi dos horas al ritmo de los hitos más grandes de la banda. El recital arrancó con “Corazón Fugitivo”, “Nómades” y fue con la legendaria “El twist del Pibe” que el público enloqueció, y no paró de saltar hasta “El Final es Donde Partí” en que se produjo el receso.
Luego de algunos minutos, en que tanto músicos como fanáticos aprovecharon para descansar y refrescarse, continuó el tramo final del espectáculo.
La segunda parte largó con una canción icónica, “El Revelde”, que nuevamente conmovió a la multitud y generó una marea humana que se movía en todas direcciones.
A continuación, fue el momento de que se lucieran los bronces con “Bailando en una Pata” y “El Viento que Todo lo Empuja”. En el tramo final sonó “En el Baldío” y como siempre la despedida fue la típica conversación “Hablando de la Libertad”.