Ocres, rojos y amarillos comienzan a colorear los paisajes
Por Cecilia Sosa.
Empezamos a transitar una nueva estación, con amaneceres y ocasos más frescos, con cielos encapotados, con calorcito en las siestas. El otoño, en el arte y en el tiempo.
La disminución de luz solar hace dimensionar la belleza de los colores del otoño.
Caen las hojas, rebotan a la siesta rayos miedosos que se estrujan en esqueletos de nogales y castaños. El otoño es así, reflexivo, crujiente en su caída.
La estación aunque suele asociársela al ocaso, la madurez, el final de algo, hasta incluso la tristeza, quizás, por eso mismo, su dejo de melancolía ha sido retratado en diferentes artes.
Poetas, fotógrafos, pintores y escritores han reflejado sus paisajes en su creación. Porque cuando algo cae, algo renacerá.
“Le parecía que él estaba más viejo que ella, que es como si la hubiera deja atrás en el tiempo”, retrató el premio Nobel, Gabriel García Márquez en El Otoño del Patriarca.
Juega también Mario Benedetti con la estación: “Aprovechamos el otoño / antes de que el futuro se congele / y no haya sitio para la belleza / porque el futuro se nos vuelve escarcha”.
Vincent Van Gogh pintó “Alameda en Otoño”, aplicando en su pintura una iluminación anaranjada típica de la caída del sol.