“Mi mayor orgullo, mi héroe, mi modelo, mi ídolo”
Por Cecilia Sosa.
Así define Francisco a su padre, Jorge Maturano. Hay humedad en sus palabras, están subrayadas con sal en su voz. El domingo se cumplen 35 años de la Gesta de Malvinas y el hijo mayor recuerda al veterano de guerra quien fue asesinado el 11 de julio del año pasado.
“Ilógico” es la palabra que bucea en la mente de Francisco cuando habla de cómo encontró el final su padre. “Mi viejo con escasos 20 años defendió a su Patria en una guerra, tuvo la dicha de volver, formar una hermosa familia, inculcar valores, ser un excelente hombre y fue asesinado en un hecho de inseguridad por unas lacras miserables, más allá de lo injusto es ilógico”, sostuvo.
Iván Jiménez está preso por el asesinato de Maturano que se produjo la noche del 11 de julio de 2016 en una oficina ubicada en pleno centro de la capital, en Belgrano y Caseros. “La justicia trabaja en eso, confiamos en la gente que está trabajando”, indicó el hijo mayor del excombatiente.
Jorge estuvo casado con Josefina Marolla durante 34 años, tuvieron tres hijos: Francisco, Teresita y Jorge Federico.
“Volvió de Malvinas y se casó con mi mamá, en el ’84 nací yo en el Hospital Naval en Constitución, Buenos Aires, después de eso él se pidió la baja”, recordó Francisco sobre el inicio de la historia de amor de sus padres.
Jorge Maturano tenía 56 años, tuvo como destino la Marina durante la Guerra y participó del rescate de los sobrevivientes del Crucero General Belgrano.
Volvió de Malvinas y se casó con Josefina Marolla, estuvieron juntos 34 años.
Francisco estará junto a toda la familia en el acto que tendrá lugar este domingo a las 17 en la plazoleta Crucero ARA General Belgrano, en la esquina de avenida Julio A. Roca e Ituzaingó, donde está el monumento a los ocho soldados puntanos que murieron con el hundimiento del buque en el ’82.
“Va a ser algo muy especial, es el primer año donde vamos a ir sin poder acompañar a mi viejo, cuando se cumplan 35 años de la Gesta”, relata Francisco y las emociones a flor de piel le piden una pausa, luego sigue: “Son momentos que por ahí duelen más, si bien se lo extraña permanentemente, esta fecha es un poco más dura para todos”.
El hijo mayor de Maturano contó que todos los años la familia acompañaba al padre a los homenajes que se llevan a cabo cada 2 de abril. “Desfilar con él, escucharlo en sus discursos y bueno este año toca estar desde otro lado, sin él”, lo moviliza adelantarse, lo quiebra la ausencia.
Jorge estuvo en el Bahía Paraíso, un transporte polar que durante la guerra cumplió dos funciones esenciales: una como buque hospital y otra de apoyo logístico. “Mi viejo estuvo con varios muchachos más de diferentes partes del país, ellos vinieron cuando fue su velorio y están en contacto con nosotros, gente que era de su camada”, detalló el joven.
Francisco recordó que cuando su padre hacía alusión al tema Malvinas “hablaba del amor y la defensa a su Patria, nunca fuimos de insistirle mucho sobre la guerra en sí”.
Sobre cómo hacía su padre para cargar con el peso de tantos recuerdos, el hijo más grande de Jorge responde sin dudar, que “con el amor de su familia e impulsándonos de que si hubiera otra guerra él volvería a ir, siempre repetía que ser veterano de guerra es el orgullo más grande que puede tener una persona, vos lo escuchabas y se te ponía la piel de gallina”.
Jorge siempre acudía a los actos y homenajes por Malvinas acompañado de su familia.
Le pedí a Francisco que definiera a su padre y percibí como tomaba aire para responder, percibí como el pecho se le inflaba de admiración por la persona que le dio la vida: “Mi mayor orgullo, mi héroe, mi modelo, mi ídolo”.
La única hija mujer de Jorge le dio un nieto, Balthazar de 5 años. El tío describió lo que significaba el pequeño en la vida de Jorge: “Era la luz de sus ojos, era por quien se desvivía como en su momento lo hizo por nosotros, un nene que hasta el día de hoy dice que su nonito Jorge está en el cielo y eso nos mata a todos”.