“Atuk”, el perro que ayuda a los policías en la búsqueda de personas
El labrador dorado tiene cuatro años y es un héroe para sus guías.
Trabaja en localidades de los departamentos Ayacucho y Belgrano o donde lo convoque el deber. You, Apolo, Negro y Yaqui completan el plantel canino que ayuda a los oficiales del grupo especial COAR Eco de la URV que comanda el oficial principal, Hugo Arce.
En los últimos días a raíz del escalofriante hallazgo de Araceli Fulles en Buenos Aires, recobró importancia el ,a veces silencioso, trabajo que realizan los animales, específicamente los perros. “Halcón”, es el ovejero belga que guiado por un bombero de Punta Alta dio con el cuerpo de la joven.
En San Luis también existen los “Halcón”, en el Día del Animal que se celebró ayer, es válido conocer la historia de “Atuk”.
“Atuk” es el orgullo de Hugo Arce, “no es porque sea de este grupo pero en rastros y búsquedas es uno de los mejores de la provincia”, dijo.
Entre los logros del labrador, Hugo relató que meses atrás el can encontró a una persona que era buscada desde hace tres días en Bella Estancia, en Villa General Roca. “Buscó desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde, en un campo complicado, lamentablemente lo encontramos sin vida al hombre”.
“Atuk” también trabajó junto a los policías en el hallazgo de otra persona que era buscada en el paraje La Carpintería, en San Francisco, en este caso la desaparición se produjo a las siete de la mañana y a las seis de la tarde el perro lo halló en un pozo de balde, sin vida.
You, Apolo, Negro y Yaqui también son labradores y han colaborado en el esclarecimiento de muchos robos, hechos, situaciones de violencia y detenciones.
El entrenamiento de los perros comienza desde que son cachorros, alrededor de los cuatro meses, “ya sea en búsqueda, rastros o lo que tiene que ver con drogas, el trabajo con ellos es diario hasta que se va formando y puede salir”, relató Arce.
Un guía trabaja con el can, si se trata de búsquedas de personas se realiza con el rastro, “en el punto cero está el guía y el figurante (persona a la que se simula buscar) deja un rastro, una pisada a lo largo de, por ejemplo, un kilómetro; el ser humano desprende partículas y un olor particular, en base a eso se trabaja educando su olfato de manera constante y ardua”, describió el oficial principal.
Uno de los mitos que gira en torno a los entrenamientos caninos es que se droga a los perros, esto fue derrumbado por Arce. “No se lo droga, si uno trabaja con canes es porque le gustan y respeta a los animales, en el caso de búsqueda de estupefacientes se emplea también el olfato, la marihuana o la cocaína tiene un olor característico”.
COAR Eco de la Unidad Regional V es un grupo táctico, de infantería y canes, cuentan con cinco perros que se desempeñan en rastros y búsquedas, en ataques que “suelen trabajar en canchas de fútbol, manifestaciones o algún evento que se salga de control son necesarios para intimar o detener a la persona” y por último canes de exhibición que hacen saltos, aros.
En algunos casos se arman duplas perro-humano que duran para siempre, “es un vínculo único, especial, no cualquiera puede estar en Canes, tienen que gustarte los animales, porque a los animales no se les pega, hay que ser muy paciente, él aprende a obedecer así, con voces de mando y mucho trabajo”, detalló Arce sobre el trabajo de los guías.
El grupo especial COAR Eco de la URV abarca La Calera, Villa General Roca y Nogolí del departamento Belgrano y de Ayacucho la localidad cabecera que es San Francisco del Monte de Oro, Leandro N. Alem (donde tienen la base), Luján, Quines y Candelaria; además de todos los parajes.
“Donde nos llaman siempre vamos, siempre dispuestos a ayudar, ahora nos están dando una mayor participación desde la unidad a la que pertenecemos, estamos muy agradecidos por eso”, remarcó Arce.
La forma de premiar a los perros cuando logran un objetivo es con algún alimento especial, jugando con ellos o dándoles una pelota de tenis, “los felicitamos acariciándolos, ellos saben que tienen un premio por su trabajo, aunque para ellos no deja de ser como un juego”.
“Con los canes sólo tengo recuerdos que me aportan satisfacción, gracias a Dios nunca perdimos un animal en ningún operativo”, relató.
Los perros trabajan con los policías hasta los siete u ocho años de edad, “ahí quedan fuera de servicio pero siguen con nosotros hasta que termina su vida”, concluyó.