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Lucas Gómez escribió cinco cartas y dijo que no mató a Florencia

El juez Eduardo Cadelago Filippi dio a conocer detalles de la muerte del padrastro y principal acusado del crimen de la niña. Se refirió al contexto del suicidio, describió el contenido de los escritos y brindó referencias de la investigación.

La última imagen de Lucas Gómez con vida. El lunes fue trasladado a la ciudad de San Luis para realizarle un análisis de ADN.
Actualizada: 11/05/2017 17:17
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Ayer, en horas de la tarde, se conoció que Gómez se había suicidado. Según arrojaron los primeros indicios, habría llegado al final de su vida tras ahorcase dentro de su celda, en el Complejo Penitenciario Pampa de las Salinas.

Según se anunció hay una investigación en marcha para determinar cómo fueron efectivamente los hechos.

El juez consignó que Gómez redactó 5 cartas que destinó a su madre, sus tres hijos y su pareja. Hasta el momento se desconoce en qué instante las elaboró, pero estiman que habría tomado una hoja tipo A4, que recortó en varias partes hasta obtener los papeles necesarios.

Cuando registraron la escena del hecho, hallaron el material gráfico en dos sitios. El mensaje destinado a su esposa se encontraba en una biblia en medio de las páginas de un capítulo de Ezequiel. El resto se ubicaba en el interior de un buzo que estaba sobre la cama.

Los pliegos no poseían un contenido genérico, sino que se dirigían específicamente a cada integrante de su familia. Con una letra tenue, escrita a lápiz y poco legible, Gómez manifestó a su esposa que “no había matado a Florencia”, sino que ella se “había suicidado” en su habitación.

Según explicó, esa situación le provocó una suerte de trance que lo motivó a drogarse y consumir alcohol. Luego de los excesos, tomó la decisión de hacer desaparecer el cuerpo de su hijastra “por miedo a ser culpado”.

Por otra parte a sus hijos les dejó asentada la profundidad de su afecto en medio de un relato de despedida. Los instó a no seguir su mismo camino y finalizó sus palabras con el mensaje: “Sean felices”.

A su madre le encomendó una serie de directivas sobre unos bienes, casi a modo de testamento.

Estas líneas serán estudiadas desde el Área de Delitos Complejos del Poder Judicial, para compararlas con otros documentos escritos del difunto y constatar si fue redactado por propia determinación o si se concretó en un contexto de “presión”.

Asimismo Cadelago afirmó que el cadáver no presentaba ningún signo de violencia, o indicador de que lo hayan obligado a quitarse la vida.

Las principales dudas recaen en la seguridad el complejo. Las prisiones de máxima seguridad poseen un conjunto de normas y procedimientos administrativos que imposibilitan el ingreso de elementos que puedan poner en riesgo la integridad de las personas.

Sin embargo Gómez tuvo en sus manos un lápiz con el que escribió las cartas y luego pudo obtener el cable con el que se quitó la vida. El juez aseguró que se analizará el material fílmico para verificar los hechos, pero descarta que sea un crimen o una situación perpetuada desde la penitenciaría.

El cable que utilizó es una línea de datos que estaba en medio del pabellón. Se había colocado para la instalación de un teléfono pero como el artefacto ya no estaba, sobresalía un pedazo del mismo.

En el momento de su muerte se encontraba vestido con un pantalón de jogging, una remera y zapatillas negras. Estas se encontraban en el suelo, lo que infiere que pueden haberse desprendido tras la relajación de los músculos.

En la celda no hay ninguna estructura que ponga en riesgo la vida de los detenidos, pero pudo colocar el elemento sobre una especie de pestaña que se bifurca en la ventana y la unió a un cordón que quitó del jogging que tenía puesto.

Ahora resta finalizar las investigaciones de la causa de muerte y analizar las declaraciones. Se llevó a cabo un sumario a los penitenciarios para determinar si hay algún tipo de responsabilidad ya que, según Cadelago “pudo haber un control más estricto”.

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