Oficialismo sin PASO: el Gobierno no quiere internas en ninguna provincia
La decisión del Gobierno fue refrendada en los tradicionales almuerzos de los martes entre varios de los principales referentes del PRO, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica.
Se cansó de pedirlo Martín Lousteau, que por estas horas volará desde Washington para volver a asentarse en el país, tras una vasta mudanza. Le repitieron una y otra vez lo que desde hace meses se había resuelto puertas adentro en la coalición de gobierno y que por el peso específico de la figura del ex embajador resonó con más fuerza: que en los distritos gobernados por Cambiemos -la ciudad y la provincia de Buenos Aires, Mendoza o Jujuy-, el oficialismo no habilitaría internas partidarias.
Pero la decisión del Gobierno, refrendada en los tradicionales almuerzos de los martes entre varios de los principales referentes del PRO, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica, se extenderá no solo a esos distritos, sino al resto del país. Según confiaron a Infobae altas fuentes oficiales, la Casa Rosada no quiere primarias en ninguna provincia para las elecciones legislativas del próximo 13 de agosto.
La estrategia oficial abre interrogantes en provincias como Córdoba, Santa Fe o Tucumán, en las que el PRO y el radicalismo todavía no terminaron de dirimir las diferencias internas. "Vamos sin internas, hoy estamos bien", intentan restarle dramatismo desde el oficialismo a las pujas entre ambos sectores. Como dice el refrán: "los trapos sucios se lavan en casa". El caso de la ciudad de Buenos Aires es excepcional por el enfrentamiento entre la coalición de gobierno, con Elisa Carrió a la cabeza, y un sector del radicalismo, encarnado en la figura de Lousteau, funcionario del PRO hasta hace un mes y medio.
Córdoba es por estas horas uno de los principales dolores de cabeza de Mauricio Macri, cuya popularidad en dicha provincia es superior a la del resto del país. Sin internas abiertas, el tironeo para encabezar la lista de diputados -se renuevan 9 bancas- está planteado hoy entre Héctor Baldassi, del PRO, y Diego Mestre, de la UCR, cuyos mandatos en la Cámara baja vencen en diciembre de este año. "Baldassi mide muy bien, seguramente sea él", aseguran en la Casa Rosada. A pesar de la preferencia por el ex árbitro, el predilecto de Macri es el intendente de Jesús María, Gabriel Frizza. Mestre, en tanto, es hijo del ex gobernador Ramón Bautista Mestre y hermano de Ramón Javier Mestre, intendente de la capital cordobesa.
En Santa Fe, y con Miguel del Sel abocado definitivamente al humor -el Midachi estuvo a punto de ser gobernador en la elección del 2015-, la disputa puertas adentro se presenta hoy entre el radical Mario Barletta y Luciano Laspina como cabezas de lista en la provincia en la que también se renuevan 9 diputados. A diferencia de Córdoba, donde la Casa Rosada mantiene una buena relación con el gobernador Juan Schiaretti, la sintonía entre el Gobierno y el gobernador Miguel Lifschitz es ambigua. Anteayer, el socialista le reclamó a la Nación el pago de una deuda por 40.000 millones de pesos por fondos coparticipables. "Hasta ahora han sido solo reuniones sin ninguna cosa concreta", le dijo Lifschitz, que suele reunirse con el ministro Rogelio Frigerio, a una emisora santafesina.
El caso de Tucumán, que solo renueva 4 bancas, está atravesado por una silenciosa pero cruda interna entre el radical José Cano, titular del Plan Belgrano, y el peronista Domingo Amaya, secretario de Vivienda y Hábitat de la Nación. Cano y Amaya fueron compañeros de fórmula en el 2015 en las polémicas elecciones en las que perdieron la gobernación frente a Juan Luis Manzur, y desde ese momento se detestan.
Ambos quieren la candidatura de medio término para enfrentar a Manzur en 2019. Cano, que todavía no hizo pie al frente del programa de reparación para el norte argentino, correría con ventaja. Amaya no se resigna.
La decisión de la Casa Rosada de no habilitar internas abiertas obedece no solo a la estrategia política de mostrar unidad dentro de la coalición de gobierno frente a la dispersión del peronismo. En menor dosis, está vinculada además a la necesidad del oficialismo de unificar el discurso y de abaratar los costos, en vísperas de una campaña en la que la lupa estará mucha más afilada respecto al financiamiento electoral. El Gobierno volvió a impulsar ayer la discusión por la financiación partidaria: juntó a los jueces de la Cámara Nacional Electoral, a apoderados de diversos partidos y a legisladores para debatir modificaciones al actual régimen de recaudación de aportes, que el Gobierno tratará de descentralizar lo más posible.
Es una de las inquietudes de Macri, en especial en la provincia de Buenos Aires, donde se concentran la mayor cantidad de recursos. Es en territorio bonaerense, y especialmente en el conurbano, donde Jaime Durán Barba, principal estratega político y comunicacional del Presidente junto a Marcos Peña, mandó a medir de nuevo a una decena de dirigentes para la selección del candidato más taquillero para encabezar la nómina de diputados y senadores, aún cuando la postulación de Esteban Bullrich sigue al tope de las preferencias para el Senado. De los 114 diputados y 24 senadores a renovar este año en el Congreso, 35 en la Cámara baja y 3 en la Cámara alta le pertenecen a la provincia de Buenos Aires.