Caso Balbo: el dolor de un padre que lleva mil días buscando a su hijo
La desaparición de Javier Balbo lleva 3 años, 2 meses y 13 días; y fue emblemática para la sociedad puntana. El tiempo pasó así como tantas horas de búsqueda incansable, pero nunca se recabó ninguna información para llegar a su paradero, sólo concluyeron en que el hombre no estaba por ningún lado.
En la mañana del 5 de abril del 2014, Leandro Balbo regresaba de su trabajo nocturno cuando se encontró con su hermano mayor, Javier. Tomaron algunos mates y después el menor se fue a descansar.
Esa fue la última vez que algo se supo de Javier Balbo, porque ya nadie volvió a verlo. Desde ese día la búsqueda de su padre no cesó ni un instante, se obsesionó y la familia se fue destruyendo de a poco. Han transcurrido más de 1000 días, pero Jorge Balbo no se cansa y sigue recurriendo a la Justicia. Vive sabiendo que el recuerdo de su hijo puede aparecer en cualquier momento.
“La última vez que estuve en el juzgado, me dijeron que `era como buscar una aguja en un pajal, tenemos que esperar que haya algo y ahí accionamos’. Yo entiendo esa postura, pero les respondí que por lo menos tratemos de buscar esa aguja”, resumió.
El juez Penal Nº1, Sebastián Cadelago Filippi, es quien lleva adelante la investigación, mientras que las actuaciones policiales fueron labradas por la Comisaría 5º de Juana Koslay.
Por su parte, el hombre también ayuda a otras familias que tratan de encontrar a sus seres queridos, a través de ONGs sin fines de lucro, que en trabajos mancomunados y solidarios fortalecen los vínculos y se contienen entre sí, para sobrellevar las búsquedas.
En una entrevista que ofreció a elchorrillero.com, el padre del joven desaparecido relató cómo siguió la vida sin él y cómo marcha la causa judicial; compartió su visión en torno al caso y sus sensaciones como un padre que sigue esperando respuestas de la Justicia.
-¿Qué piensa de la investigación para encontrar a su hijo?
-Los agentes de la 5º hicieron todo lo que pudieron; rastrillajes, averiguaciones, también la División Canes, los Bomberos de la Policía pero no obtuvieron resultados. Desde el juzgado, sentí, que no se metieron con profundidad en la causa y que no tomaron las medidas que yo hubiera querido. Si la Justicia hubiera actuado rápidamente, podríamos haber llegado a otra resolución.
-¿Qué cree que sucedió con Javier?
-Sostengo que mi hijo no se fue voluntariamente, porque se dejó los documentos, el celular. No era algo normal en él.
-¿Qué recuerda de él?
-Era un pibe bohemio, no tomaba, no fumaba, le gustaba escribir, caminar y escalar. Era un amante de la naturaleza.
-¿Cómo enfrenta esta fecha tan especial del Día del Padre?
-Trato de no pensar en nada, intento hacerme la idea de que estoy solo y que Javier falleció. Pero, no puedo tener el consuelo ni siquiera de llevarle flores a algún lado. Es muy difícil sentarse a comer y saber que el recuerdo puede volver en cualquier momento. Aunque la desaparición de un hijo duele, mucho más duele sentir que inacción de los funcionarios que no tienen la voluntad política de ejecutar leyes y medidas para encontrar a las personas que desaparecen. Yo me obsesioné con la búsqueda hasta enfermarme y finalmente mi familia se destruyó.
Las frases más destacadas que dejó el testimonio de Jorge Balbo:
“Después de un tiempo, todos me dieron la espalda, y me decían: dejalo, como se le desapareció el hijo quedó medio loco”.
“Salía con mi auto, a las 2 o 3 de la mañana a recorrer los diques Cruz de Piedra, el Potrero, por todos lados”.
“Espero que un día algún ministro de Seguridad o el juez, Cadelago Filippi, me paren por la calle y vengan de frente para comprometerse a reabrir la causa y lograr descifrar qué sucedió”.
“Todos los que hemos tenido que pasar por una situación similar nos enfrentamos a una lucha cotidiana, una lucha contra uno mismo”.