De la tradicional carpa al “castillo de los sueños” del circo Tihany
La primera visita de una de las carpas más importantes del mundo, el “Tihany Spectacular”, planteó preguntas a todas las respuestas del escepticismo. Para descifrarlas se permitió un acercamiento directo al “castillo fucsia”.
La palabra circo esconde enigmas indescifrables escondidos en un símbolo universal, en un lenguaje que trasciende las fronteras culturales, cautivando emociones a lo largo del mundo. Cada anfiteatro ambulante posee sus particularidades, pero la carpa del “Tihany Spectacular” deslumbra hasta el corazón más carente de sensaciones.
Al llegar al predio, una fila de faroles blancos circundan las boleterías entre bancos y luces, en una suerte de bohemia nocturna.
Mientras la gente aguarda el ingreso al “mágico portal de las ilusiones”, contempla obnubilada la inmensidad fucsia que se pierde en el ocaso, anunciando que en minutos comienza el show.
Al dar los primeros pasos por el zaguán de acceso, los visitantes intuyen la antítesis del mundo profano a los paisajes circenses que lo esperan. De pronto, el colorido interno, el aroma, el despliegue del shopping que posee la empresa, dan la impresión de encontrarse en Las Vegas.
Para interiorizarse en el mundo Tihany, el equipo de elchorrillero.com concretó varias comunicaciones con el personal de relaciones públicas y efectuó distintas visitas.
Primero se asistió desde el plano de espectadores para tomar nota del despliegue artístico, luego se hizo una visita para recabar datos sobre el detrás de escena y el día a día de la familia del circo.
El compartimento que posee el zaguán principal, un living room decorado con finos muebles que predisponen la elegancia y el placer de un buen encuentro, es donde el mago y productor ejecutivo, Marco Strapazzon, aguardó a los periodistas.
Con el ilusionista se mantuvo un diálogo encubierto por una energía especial, que entre sonrisas y anécdotas reflejó lo cotidiano de la vida nómade, pero siempre guardando para sí un halo de misterio.
Tras la conversación, otro integrante del circo, el relacionista público Enrique Alvarado, agrupó al equipo de elchorrillero.com para un recorrido por el detrás de escena. Pero antes de llegar a los camarines, es necesario inmiscuirse en “lo imposible”.
El show
Tihany Spectacular ofrece una función que a grandes rasgos se puede enmarcar en cuatro disciplinas: magia, humor, acrobacias y danzas. Dentro de cada especificidad hay una amplia variedad de escenas que conforman las actuaciones artísticas.
Para ingresar al teatro, hay que pasar desde el shopping –donde se puede comprar merchandising y comida- por un pasillo que simula un trayecto mágico que confluye en las butacas. Decorado con espejos, imágenes de las figuras centrales, detalles de una esquemática visual, el túnel llega a la carpa principal.
La magia inicia ante el asombro de un tinglado cuyo interior esconde un teatro de excelencia escenográfica. Piso alfombrado, lujo, el telón iluminado por juegos de luces, los asientos literalmente aterciopelados y organizados para apreciar el evento desde cualquier ángulo, es el primer contexto que se percibe.
De pronto una voz anuncia que se apaguen los celulares y que en minutos iniciará el show. Luego se apagan las luces y un ambiente mezclado de suspenso y ansiedad es propulsado por un pañuelo fluorescente que vuela alrededor de la carpa.
Tras los gritos de asombro, un payaso gigante figurado por estructuras de aire se proyecta en el marco de una veintena de payasos que ingresan desde distintos puntos del lugar.
Las máscaras elaboradas en España con una resina especial, le otorgan un brillo único a las sonrisas del público; y “abracadabra”, la magia inició.
El arte escénico y la dirección artística de Tihany han inspirado a los circos más grandes del mundo como el Cirque du Soleil y a los artistas más profesionales, lo cual se comprende al presenciar el show.
En un marco alquímico donde la nada se transforma en todo, donde la fantasía se hace realidad, el payaso central “ Emiliano Friguglietti”, arranca su interacción.
Las carcajadas que emana están atravesadas por dos aristas particulares. “Por un lado el joven talento nació de casualidad en San Luis en una visita circense y por otra parte, ésta es su última participación para la empresa tras dos años de gira”, indicó un trabajador del circo.
Friguglietti segmenta su obra en dos partes. Primero un monólogo que evidencia su profesionalismo ya que con sólo un perchero y algunas pelotas de malabares, dibuja un mundo de risas hasta en los más serios. Luego provoca la cercanía con el público, con quien participa en la simulación de un set de filmación donde los actores son personas elegidas al azar.
“Tihany se caracteriza por la empatía, para nosotros el público es muy especial, gracias a ellos es posible la magia, por eso hacemos los números con interacción, a diferencia de otros circos del mundo que son un tanto más fríos”, indicó Strapazzon en un español entrelazado por sus raíces brasileras.
En cada intervalo de las actuaciones aparecen figuras de baile donde se observan innumerables cambios de vestuario, los cuales están confeccionados por modistas del circo y elaborados con telas adquiridas en distintas partes del mundo.
“Las telas las compramos de acuerdo a la oportunidad, muchas son traídas de Europa y poseen bordados artesanales con piedras auténticas, pero todo depende de los lugares que visitamos”, explicó el relacionista Alvarado.
La danza se desarrolla con música que atraviesa distintos géneros. En parte hay composiciones exclusivas del circo y en parte melodías de autores de variada influencia; lo cierto es que en cada estilo se refleja la inspiración de los espectáculos más reconocidos de Las Vegas.
Luego, la ilusión toma protagonismo. El mago se hace presente en medio de diversos actos que conforman su participación. La ilusión se torna verdad y se entiende la verdadera esencia, el auténtico significado alquímico de la magia.
Lo técnico de los trucos terminan formando el 30% de la ilusión, el resto está conformado por una carga energética que hipnotiza a las mentes en un viaje fascinante.
Como dicen los cabalistas, en cada palabra hay niveles energéticos: la palabra literal, el valor numérico de la misma, la referencia y el significado místico. El show Tihany los compone a todos en una suerte de semiótica paralela que eleva un puente hacia nosotros mismos.
El mago desaparece del escenario y en segundos regresa en una motocicleta desde uno de los pasillos, como si se transportara telepáticamente; aparece y desaparece personas, vuela, logra poner en escena un helicóptero en tan solo tres segundos y el truco más importante: la sonrisa y fascinación de los niños.
Por su parte los contorsionistas de Mongolia, dos hombres que con sus ojos comunican el suspenso de sus músculos, mantienen expectantes al público, quienes posicionan las manos bajo el mentón casi como si estuvieran orando en un ruego para que los artistas no se caigan. Su despliegue juega con esa sensación hasta el final.
Los acróbatas, las bailarinas, un segundo payaso, una fuente de aguas danzantes que surge desde el escenario, un sinfín de colores y exquisitas coreografías entretienen a los presentes en el marco de un show que pasa por diversas emociones, incluso hasta las lágrimas.
Historia
Según detalló Strapazzon, el castillo andante nació en 1954 en Sao Paulo ,Brasil, cuando un inmigrante húngaro llegó buscando un teatro para montar su show. Al no encontrar alternativas, compró una carpa de un circo de marionetas que estaba por cerrar. Lo llamó “Circo Mágico Tihany”.
Con el paso de los años se transformó en uno de los más grandes del mundo, iniciando su primera gira internacional en Argentina.
Por ese entonces, años 60, un niño fue acompañado por su abuela al espectáculo. El pequeño quedó obnubilado, buscando hablar con aquel mago que lo transportó a horizontes increíbles.
Al verlo le confesó su sueño de ser un ilusionista, y “don Tihany”, a quien describen como “una gran persona”, le dijo: “Ojalá un día se haga realidad, nunca abandones tu sueño”.
En los años 80 el circo regresó al país en una nueva gira y como el mago debía participar de jurado en un festival de circo en Montecarlo, contrató a un colega profesional que lo cautivó para ser su par.
Aquel ilusionista, Richard Massone, era el niño que tiempo atrás asistió con su abuela y que proyectó su sueño, tornándolo realidad. Hoy es el director General y mago principal. “Su cara es la que aparece en los acoplados”, resaltó Alvarado entre la conversación.
A su vez Strapazzon puntualizó que la empresa fue pionera y visionaria por diseñar una carpa en forma de castillo, además de brindar un show con aguas danzantes, convertir la carpa en un teatro, acercar lujo y glamour al público y mezclar el arte circense con tecnología e ilusionismo al estilo de Las Vegas.
“Es objeto de inspiración y ejemplo para varios circos del mundo”, aseguró con una sonrisa implacable.
Camarines y conteiners
El detrás de escena esconde una vida cautivadora para los espíritus más aventureros. Las únicas pertenencias, más allá de algunos vehículos y casas rodantes que parecen mansiones, son la sabiduría y la convicción de asombrar al público con la excelencia.
La gran familia se puede agrupar en dos tipos principales: el elenco artístico y el personal técnico.
Los artistas los conforman personas de más de 20 nacionalidades que a lo largo de los recorridos se van sumando a la ilusión colectiva. Sumado a los técnicos llegan a un número que oscila los 120 integrantes.
Los más antiguos se establecen en lujosos motorhome que poseen todas las comodidades y se agrupan en una suerte de barrio privado, sobre ruedas.
Por su parte, los contratados por períodos, se hospedan en hoteles de las ciudades que visitan. La mayoría procura iniciar el día temprano para recorrer puntos turísticos, caminar, hacer ejercicio, leer, y luego se introducen a un mundo de exigencia profesional para el entrenamiento y la concentración.
En cuanto a las familias que dan a luz a sus hijos a lo largo de los recorridos, los pequeños toman la nacionalidad de sus padres y del país donde se encuentran. “El intercambio cultural es impresionante, es lo especial de esta vida”, manifestó el artesano de espejismos al respecto.
La compañía artística mantiene orden y pulcritud emanando higiene en cada sector. Los trajes y pelucas están meticulosamente guardados y su falta de mantenimiento puede concluir en una multa económica.
Por otra parte, el equipo técnico está compuesto por ingenieros, electricistas, modistas, carpinteros, y personal específico para cada área, procurando mantener viva la llama del Tihany tanto durante el espectáculo, como en el día a día del castillo.
Entre la magia y la filantropía
En cada ciudad que ancla su arte, la familia fucsia lleva a los hospitales públicos y privados la emoción de un show especial para niños. Con un evento de solidaridad entendida en un sentido más filantrópico, el anonimato tras los maquillajes marca eternamente los corazones de los pequeños que están afrontando diversas patologías.
“Es tradición en cada gira, es una forma de fortalecer vínculos, para nosotros es muy importante el contacto con la gente y poder transportarlos a la ilusión”, añadió.
“Las emociones que generamos en nuestro espectáculo, tienen un sentido especial en nuestros pocket shows”, explicó sobre sus visitas a las instituciones.
La esotérica transposición de la magia
Si bien la función posee a grandes rasgos cuatro etapas artísticas, se pude resumir su tradición en una: La magia. Pero no entendida desde el plano técnico, de artimañas y puestas en escenas para crear ilusión, sino en el espectro fantástico que crea la auténtica magia.
Para Strapazzon, el show de Tihany podría resumirse en una sola palabra: alquimia. Solo que entendida desde una resignificación de símbolos; cambiando la transición de la sal al oro, en el escepticismo de lo cotidiano a la creencia de la autenticidad de la magia, la cual “está en nuestros corazones”.
Tras culminar el espectáculo de poco más de dos horas y media, una estructura luminosa con escalones va posicionando a cada uno de los artistas en una despedida que aguarda el melancólico “hasta pronto”.
Para sorpresa del público, ya extasiado de la imprevisibilidad de las escenas, el mago desaparece a los artistas con una sonrisa que refleja un cúmulo de recuerdos inolvidables que se llevarán los presentes.
“La magia existe de verdad, la gente tiene que soñar en la vida y dejarse encantar, a veces quieren intentar descubrir el truco y se pierden la esencia. En Tihany la magia existe y la hacemos acontecer”, concluyó Strapazzon.
Con miles de niños acercándose al mago para tomarse una selfie, el equipo de elchorrillero.com fue saliendo del mundo circense poco a poco, con la seguridad de haber percibido un momento único y la responsabilidad de reflejarlo con la mayor rigurosidad posible, aunque entendiendo que la ilusión no se describe, no se informa, no se detalla: se experimenta.
Video: Víctor Albornoz
Edición: Nicolás Miano