Empleados del centro amarran las motos en grupo para que no se las roben
La Policía les advirtió que extremen las medidas de seguridad y ellos encontraron la forma para estar más tranquilos. Son trabajadores de comercios de la ciudad de San Luis que ahora están alerta.
En los últimos días llamó la atención de los vecinos el modo que los propietarios decidieron usar para tener más seguros su único medio de transporte.
“Cuando salimos a la noche, cerca de las 22, ya no hay movimiento, hay pocas motos estacionadas y ningún policía. Creemos que, de esta manera, tres o cuatro motos juntas no se las van a llevar”, contó Isabel, empleada de un negocio de calle San Martín.
La advertencia llegó el sábado pasado cuando un efectivo se acercó a un grupo de empleados que estacionan sus rodados en una esquina, frente a Plaza Pringles, y les dijo que estaban robando motos de ese lugar.
“Nos recomendó que tengamos precaución, porque se las están llevando. Dicen que no saben cómo pueden desaparecer tan rápido del centro, que tal vez haya algún cómplice que las guarda en algún garaje”, dijo Luis, otro comerciante, al recordar la conversación con un efectivo.
Lo cierto es que la alerta la encendieron, y con el boca a boca fueron sumando a otros trabajadores que imitarán un modo, que por lo menos los tiene más tranquilos cuando trabajan.
“Nos pusimos de acuerdo y todos los compañeros que venimos en moto, que somos cuatro, las atamos juntas. También lo están haciendo los chicos de otro negocio vecino, porque la mayoría se moviliza de esta manera”, puntualizó la trabajadora.
Por otra parte, los miedos que los mantienen inquietos hicieron que consultaran en las diferentes cocheras, pero el problema es el costo que les ofrecen. “Justo hoy nos dejaron un folleto de promoción en la moto. Hay uno que cobra $500 por mes, cada moto. Para nosotros es imposible pagarlo”, se sinceró Gonzalo.
La última víctima que se reportó en la zona fue el empleado de un bar.
A esta altura ya saben que los ladrones vulneran la seguridad y se llevan los rodados de manera veloz, porque cuando la Policía interviene “nunca logra dar con ningún rastro”.
Mostrar qué está pasando, creen, es una forma de advertir a sus colegas.