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Sol Amélie ya disfruta del calor familiar; de un mundo nuevo

La pequeña que volvió a San Luis hace una semana, no deja de sorprender a sus padres que aún bajo los más pesimistas diagnósticos nunca bajaron sus brazos: “La nena nos enseñó muchas cosas y seguimos teniendo fe; ella va a caminar y va a poder llevar una vida más normal”.

Sol ya está en su casa y rodeada de gente. Sus padres creen en una evolución que le permita llevar una mejor vida.
Actualizada: 20/11/2017 23:55
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Su padre, Emiliano Quiroga le contó a elchorrillero.com que la beba experimentó un “tremendo” cambio al llegar a su casa: “Desde que nos dieron el alta en el Cerhu, Sol engordó, está más grande, más alegre y relajada”.

La beba sintió el calor de la familia el primer día que regresó a su provincia, e inclusive sus papás ya la sacaron a pasear para que sus primos la conozcan y la llenen de mimos: “Desde que nació siempre su entorno fueron los adultos, los médicos y los enfermeros. Por eso escuchar la voz de los niños fue algo nuevo y lo noté por sus expresiones, porque se reía y los seguía con la mirada cuando le hablaban. Nosotros estamos muy contentos”.

El lunes pasado, la pequeña dejó el Hospital Notti donde la intervinieron en tres oportunidades (una traqueotomía, una válvula de drenaje en su cabecita y un gastroestoma y nisen en su pancita), y donde pudo recuperarse en medio de un diagnóstico difícil a lo largo de cuatro meses de internación.

Desde Mendoza fue derivada a la clínica privada de la capital puntana, y el hecho fue un gran motivo de celebración para los parientes más cercanos y para los amigos que acompañaron siempre. Allí la nena recibió el alta domiciliaria que hoy tiene a sus padres “embobados” y “felices”.

Quiroga contó que ya comenzó a gestionar en la obra social del Estado para que desde esta semana su hijita comience a ser atendida en su casa por un médico cabecera (dos veces al mes), un fonoaudiólogo y un kinesiólogo (una vez a la semana) para que controlen su evolución el tiempo que sea necesario.

“Estamos pendientes de ella, come cada tres horas así que nos vamos turnando para darle la leche. Toma medicamentos a las 8 y estamos dedicados por completo para que esté bien; el año que viene nos iremos acomodando para retomar los estudios en la universidad”, contó el papá.

“Vivimos en un departamento de mi papá y tenemos todas las comodidades para estar con ella”, aseguró.

Las pocas expectativas de vida quedaron atrás, hoy los padres de Sol siguen aferrados a la misma esperanza con la que encararon una batalla en la salud pública: “Siempre creí en ella, y la primera lucha fue que la atendieran como se merecía y que le dieran la oportunidad. Ella demostró todas las ganas de vivir que tiene, y sigo pensando que podrá caminar, hablar y llevar una vida mejor. Siento mucha tranquilidad”.

“Esta es Sol Amelie, verán que no tiene muerte cerebral como decían, verán que tiene más ganas de vivir que muchos. Tal vez a muchos algo les llegó y algo nos enseñó. Hoy tiene la tan esperada alta domiciliaria después de estar cinco meses y medio internada y haber pasado por cuatro hospitales distintos”, escribió Quiroga poco antes de que su nena volviera a su tierra para vivir en familia y con más esperanzas que nunca.

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