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Ramón Maturano: “Queremos que se haga justicia así mi hermano descansa en paz”

El 7 de diciembre, Galy, una madre y abuela cumplió 77 años, pero una parte de ella se fue el 11 de julio de 2016, cuando asesinaron a su hijo Jorge Maturano, un veterano de Malvinas, un padre, un amigo. “Un héroe, familiero, alegre, bromista, nuestro ídolo”, así lo recuerda uno de sus hermanos.

Foto: gentileza Flia. Maturano.
Por el crimen está imputado Iván Daniel Jiménez. La fiscal Sonia Fernández de Vargas, solicitó para él la pena de prisión perpetua.
Actualizada: 09/12/2017 11:54
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“A Jorge le encantaba juntar la familia, hace unos días le pregunté a mi vieja que iba a querer para su cumple y se largó a llorar porque mi hermano era el que siempre estaba pendiente de las fechas y de hacer asados”, recordó Ramón Maturano en una entrevista que mantuvo con elchorrillero.com.

Ramón tiene 44 años, es herrero y hace 15 años se fue a vivir a España junto a dos hermanos más, acá se quedaron otros dos, a uno lo asesinaron el 11 de julio del año pasado cuando delincuentes armados ingresaron a la aseguradora que el excombatiente tenía en calle Belgrano al 1300 de la ciudad capital.

Por el crimen está imputado Iván Daniel Jiménez. La fiscal Sonia Fernández de Vargas, solicitó para él la pena de prisión perpetua.

El martes 12 de diciembre se retomará el juicio, las últimas dos audiencias fueron suspendidas por licencias de salud de dos camaristas. Está previsto que desfilen 71 testigos.

“Sé que son procesos a veces lentos, penosos para la familia, esperamos que este año haya una sentencia firme, no sabemos si fueron uno, dos, tres o cuatro, de momento hay uno, pero si hubo más involucrados queremos que también paguen”, aseveró Ramón.

El tribunal que tiene a cargo el caso está conformado por  Hugo Guillermo Saá Petrino, Fernando Julio De Viana y Gustavo Adolfo Miranda Folch, integrantes de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Correccional y Contravencional Nº 2.

“Al no tener una sentencia es como que uno no puede cerrar el duelo, pensamos todos los días en él, revivimos todo con el juicio;  yo creo que hay una conexión, de alguna forma él nos ve pendientes de que esto se resuelva rápido y no puede descansar en paz, no digo que volverá pero al menos saber que se hizo justicia servirá de bálsamo”, reflexionó.

Ramón se refirió al duelo que transitan sus padres Galy y Froilán: “es muy duro, cuando una persona pierde a su pareja queda viudo, cuando un hijo pierde a los padres queda huérfano pero cuando un padre pierde a un hijo no tiene nombre, mis viejos lo van a llorar siempre”.

“Era el malcriado de mi mamá, siempre estaba pendiente de nuestros viejos”, remarcó y añadió que esto se debía un poco a todo lo que pasó Jorge cuando fue a la Guerra de Malvinas.

Ramón mira para arriba y parece escarbar en su mente para traer recuerdos: “En una oportunidad al regresar de una campaña a la Antártida en el buque Bahía Aguirre, fuimos con mi hermano Walter y mi papá a esperarlo, fue emocionante ver cómo llegaba, justo coincidió con la Fragata Libertad.

Yo tenía 7 años, me encantaba todo eso, lo admirábamos y lo veíamos como un ídolo”.

Semanas después de esa campaña Jorge volvió para comunicarle a sus padres que se venía un conflicto bélico con Gran Bretaña para recuperar las Islas Malvinas.

“No sabíamos sí volvería pero él lo dejó bien claro, le dijo a mis viejos que sí le sucedía algo no lo lloraran, que no estaría en un ataúd. Había pedido que sí algo le pasaba lo dejasen en el campo de batalla o en el mar”, recordó.

“El 2 de abril yo estaba ese día en la escuela (San Martín) y el director nos anunció la guerra y recuperación de las Islas Malvinas, en ese momento me emocioné mucho y alardeaba de tener mi hermano ahí”, dijo orgulloso Ramón sobre esa fecha doblemente especial porque ese día justamente cumple años.

Contó además que juntaban chocolate, ropa, y que doña Galy tejía guantes para mandarle: “Vendíamos cosas de valor para enviar lo que considerábamos que necesitaban allá, el día que volvió fue a buscarnos a la escuela. Estaba frío y la ventana del auto abierta, cuando lo vi metí todo el cuerpo para abrazarlo”.

“Mi hermano es un héroe”, así lo define con la voz temblorosa, hace una pausa y lo ve a Jorge, el bromista: “Una vez le pidió a mi mamá que le cortase un pantalón, ella lo cosió y quedó una pierna más larga que otra, entonces él se lo puso y caminaba cojo preguntando sí le quedaba bien”.

Ramón vino especialmente desde España para escuchar la sentencia, sólo pide justicia. Hasta el final de la entrevista sus ojos se mantienen húmedos, en muchos pasajes mira hacia arriba, está convencido de que su hermano los cuida.

Nota: Cecilia Sosa

 

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