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Siete mujeres denunciaron a un docente de la UBA por abuso sexual

Los abusos ocurrieron hace casi tres años, cuando las víctimas eran menores de edad. El profesor, quien coordinaba un taller de teatro que funcionaba en el Centro Cultural Sábato de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, las captó en una secta y las sometió a rituales sexuales

Las jóvenes hicieron la denuncia hace seis meses en la fiscalía especializada en violencia de género (UFEM).
Actualizada: 26/12/2017 12:11
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Un docente de teatro fue denunciado por siete mujeres que aseguran que el hombre las captó en una secta y las sometió a rituales con abusos sexuales.

El caso lo reveló el diario Página 12 y el acusado es Leonardo Bugliani, quien coordinaba un taller que funcionaba en el Centro Cultural Sábato de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Tres años después de los abusos, las mujeres –que para esa época rondaban los 17 años- decidieron denunciarlo.

Las jóvenes hicieron la denuncia hace seis meses en la fiscalía especializada en violencia de género (UFEM).

Respecto a la situación actual del hombre, la denunciante indicó que le hicieron un allanamiento y que tiene una orden de restricción en relación a todas las mujeres que lo acusan. "(La causa) está en etapa de investigación. No le allanaron la casa para detenerlo, era para llevarse material informático", precisó.

En un post de Facebook, la joven contó que estaba demasiado atrapada para ver la red. "La voz de mi deseo y mi voluntad estaba silenciada adentro mío, él había tomado todo mi cerebro. Un año y medio atrás me escapé como acto de supervivencia, porque mis ganas de vivir y ser feliz fueron más fuertes que toda la caca que esa persona había metido en mi cabeza y marcado en mi cuerpo", escribió la chica en la red social.

"Existen adultos que crean sectas complejas donde abusan de menores. Sí, tras discursos de espiritualidad sofisticados hay violaciones sexuales. Esto sucede y es tiempo de que se hable, ya", agrega la joven.

Una de las chicas denunciantes contó a Página/12, que era “violada todas las semanas porque había una cuestión espiritual de por medio”. Otra agregó que “de repente todo era sexo. Llanto. No entender nada. Volver a mi casa y tener un bloqueo mental. No pensar. Él cada vez pedía más y yo estaba superdeprimida”.

Según las denunciantes, el hombre las manipulaba psicológicamente. Las elogiaba y les mandaba mensajes como “sos lo que estuve buscando toda la vida" y "no puedo creer la potencia que tenés”. Se juntaban tres veces a la semana, un mínimo de tres a seis horas. A veces pasaban toda la noche en la casa del acusado.

Había tres espacios de trabajo: El viaje -que prometía cierto viaje espiritual-, El colegio invisible -una pata intelectual- y Argonautas -el espacio del grupo para sensibilizarse-. También estaba La Logia Dionisíaca, o la Experiencia Dionisíaca Profunda, para explorar la sexualidad sagrada. Para entrar, "te vendaba los ojos. Te ponía una túnica, una sábana transparente que te envolvías. Te ponía una venda y una capucha encima", contó una chica. Luego, les decía que tenían que desnudarse y entregarse al placer. Eso terminó “en uno de los primeros abusos sexuales orales y con penetración”, precisó una joven.

Cada vez que las chicas traspasaban un límite, les asignaba un nuevo nombre en griego. "Él te llevaba a estados, a estar en trance”, dijo una de ellas a Página/12. Y agregó que no consumían drogas, pero sí mucho vino. Y les hacía hacer ejercicios de hiperventilación tras los que terminaban mareadas. "Hubo momentos muy puntuales, El Banquete uno y dos, rituales de iniciación, donde terminó dándose esta situación de orgía, donde estuvo involucrado practicándonos sexo oral", agregó una de las víctimas.

Un vocero de la Universidad de Buenos Aires contó al diario Claríncómo se enteraron de lo sucedido. "Hace un año y medio aproximadamente, una mamá se acercó y nos contó que había una situación muy extraña con la hija, que el hombre las invitaba a la casa y que hacía unas cosas raras. Recién ahora -cuando el caso fue publicado por Página 12- entendemos a qué se estaba refiriendo", señaló la fuente.

"La madre nos dijo que mezclaba una cosa medio esotérica con lo sexual. Que él ni siquiera participaba, que le gustaba mirar. Que promovía el sexo libre y que decía que hay que vivir la vida libremente", agregó el vocero. "En ese momento se decidió tener una entrevista con él. Las respuestas que se recibieron no fueron nada convincentes y se le rescindió el contrato. Hace un año y medio que no trabaja más (para la UBA)", continuó.

"Hasta ese momento del comentario que hizo la madre, no había habido ningún inconveniente con él, de ningún tipo. Pero ante esto se decidió dejarlo afuera", señaló el vocero. "En ese momento, nosotros nos pusimos a disposición de las familias de las chicas. Se ve que hubo un proceso que tuvieron que hacer ellas para denunciarlo y entiendo que hay una causa, pero nosotros no estamos al tanto".

Por su parte, Diego Berardo, director del Centro Cultural Sábato, dijo a este medio que el hombre "no era docente, era director de un elenco. No daba talleres en el Sábato, él estaba conformando un elenco para armar una obra. Era un contratado, era una contratación de locación de servicio".

"Nos enteramos de la situación por una mamá que vino a hablar con las autoridades de la Facultad. Le dijimos que íbamos a hablar con esta persona. Los argumentos que daba eran muy titubeantes y flojos, con lo cual nos hacía potenciar el argumento de la madre. En ese momento tomamos la decisión de desvincularlo de la Facultad y del espacio cultural y de comunicarle a la madre que nos poníamos al servicio de ella", agregó Berardo.

"La madre nos contó que en el centro cultural hacían una reunión de elenco, con una capacitación, y que después se iban afuera del centro cultural, a comer, a tomar algo, y que se iban a la casa. Y que en la casa tenían diálogos que a ella le parecían extraños, que hablaban de sexualidad. Nunca nos contó la magnitud de lo que nos enteramos hace unos días", concluyó el director del Sábato.

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