El testimonio de una sobreviviente del brutal entrenamiento en La Rioja: "Déjenla que se muera"
La joven reveló detalles sobre brutal entrenamiento en la Escuela de Policía. "A partir de ahora tu cuerpo ya no te pertenece", les decían a los estudiantes.
Jacquelinen Chumbita tiene 19 años y es una de las aspirantes a ingresar a la Policía de La Rioja, que sufrió las consecuencias de los “bailes” a los que eran sometidos.
La joven, que permanece internada en un hospital después de la deshidratación y los problemas renales sufridos, reveló detalles del horror que sufrió en su primer día de en la Escuela de Policía.
“La comisaria Adriana Rodríguez nos recibió. Lo primero que nos dijo fue que ya no éramos dueños de nada, de pedir agua, ni de hablar, ni de mirarlos”, recordó.
“Nos tuvieron dos horas parados, después nos hicieron que nos cambiemos en cinco segundos. Nos agredían por la pollera, y había que responder “si, comprendido” a todo”, detalló.
Cuando la sensación térmica empezaron a subir, empezaron a descomponerse los primeros alumnos. “Déjenlos que se mueran, están haciendo acting”, les advertían al resto de los cadetes mientras veían caer a sus compañeros. “Nos decían que si los ayudábamos nos íbamos de baja con ellos. Teníamos mucha sed y nos hicieron trotar alrededor de la pileta de agua sucia sabiendo que íbamos a tomar. Había sapos, estaba verde”, describió Jacquelinen.
Pero la tortura se incrementó más al pasar de las horas. Según detalló la joven, los hicieron acostar en el piso, poner las piernas 90 grados, sin tomar agua, al rayo del sol. "Deseaba el agua y adelante nuestro se ponían a tomar. Entonces me acerqué a una de las instructoras y le indiqué que me estaba por descomponer, me dijo que estaba mintiendo, que cómo podía saber que me iba a desmayar”, afirmó al diario Clarín.
Cuando ella cayó al suelo, un oficial subinspector ahora detenido les dijo a los cadetes: “Déjenla que se muera, tírenla a un costado que va a ser una menos”.
"A la tarde le dije que no podía más a la comisaria Rodríguez, me hicieron firmar la baja incosciente y me llevaron al baño, me tiraron agua con jabón y una cadete me pegó con un palo en los tobillos”, añadió.
Poco después, cuando terminó la jornada, que una compañera de la escuela la vio “tan pálida” en la puerta que la subió a su moto y la llevó al hospital: “Perdí el conocimiento, me desperté el martes y me enteré que Emanuel estaba grave. Tuve una deshidratación aguda, todavía tengo suero y de a poco me empezaron a funcionar los riñones. Pero sigo con el problema en los músculos. Recién el viernes quizá me dan el alta”.
Jacquelinen decidió que quería ser policía y a pesar de la tortura que vivió en su primer día en la escuela quiere continuar: “Es mi sueño, voy a seguir y lo voy a lograr porque sé que puedo hacerlo. Voy a llevar con mucho orgullo mi uniforme”.