Sol Amélie, el milagro de dos padres que no se resignaron
La beba está a punto de cumplir un añito y desde hace dos meses comenzó una vida nueva llena de desafíos en San Luis. Desde que nació vivió en las salas de los hospitales y superó los pronósticos más pesimistas. Hoy es un canto a la vida, es la “hija perfecta” y su evolución médica sigue llenando de esperanzas a los que nunca la dejaron ir.
“Algunos médicos nos decían que no tenía posibilidades, pero no bajamos los brazos y luchamos para que tuviera el derecho de ser atendida en un mejor lugar”, le contó a elchorrillero.com el papá de la pequeña, Emiliano Quiroga.
El caso tuvo una gran repercusión cuando los padres de Sole Amélie pidieron la ayuda y la intervención desesperada del Gobierno provincial para el traslado de su hija que nació circunstancialmente en un pueblo de Córdoba cuando la mamá estaba de viaje.
Sol tuvo complicaciones en el parto, que fue atendido Villa Dolores, y nació con severas complicaciones neurológicas. Cuando la familia quiso traerla a San Luis se encontró con los problemas: no había lugar para recibirla. Y empezó a transitar un camino lleno de dificultades que la pusieron entre la vida y la muerte.
Las gestiones permitieron que la nena fuera recibida en una clínica privada donde comenzaron a tratar sus problemas. Algunos días después la beba sufrió dos paros respiratorios que empeoraron su salud y tuvieron que internarla en el Materno del Hospital San Luis. Pero la complejidad no garantizaba el mejor tratamiento para su evolución y el traslado a hacia un centro especializado comenzó a ser urgente. El diagnóstico fue hipoxia cerebral.
“Teníamos el deseo que viviera y debíamos darle la posibilidad. Siempre agradezco a esos médicos que fueron sinceros y nos dijeron que no garantizaban lo mejor para ella, porque no estaban preparados. Agradecemos porque con la opinión nos dieron esperanza y por eso hicimos el reclamo”, recordó Quiroga, ahora, con la tranquilidad de tener a su hija viva.
El traslado hacia el Hospital Notti se logró, pero fue en medio de conflictos entre la familia y los directivos del Policlínico Regional que habían expuesto complicaciones a la hora de gestionar el traslado. “Me llamó el director desde Mendoza para preguntarme qué pasaba porque en San Luis no atendían. Ellos tenían todo listo para recibir a Sol, agradezco ese llamado”, recordó.
Cuando una ambulancia del Estado provincial llevó a la nena hasta el Hospital de niños, el pasado ya no era tan importante. Había posibilidades de vida y los médicos mendocinos todavía podían hacer algo.
El 25 de julio internaron a Sol y la sometieron a un tratamiento que requirió dos intervenciones. A finales de noviembre le dieron el alta y así comenzó vivir el calor de la familia que nunca había podido disfrutar
Hoy sus padres la llevan una vez al mes a control. “El 8 de febrero la vieron los doctores y nos dijeron que había evolucionado más que el mes anterior. Ahora tenemos que hacer más estudios para tomar decisiones sobre su tratamiento”, dijo el padre.
Para Emiliano Quiroga la peor angustia ya pasó. “Conseguimos taparla cuando logramos el traslado y encontramos a los médicos que ella necesitaba. Aún queda algo pero estamos tranquilos de que la vieron las personas que correspondían”.
Ahora solo necesitan que pase el tiempo para que los especialistas puedan analizar cuáles son las secuelas que quedarán. Mientras tanto, los padres siguen haciendo de todo para que los medicamentos no le falten y para que los controles se hagan al pie de la letra. También intentan que la pequeña tenga una vida normal, más allá de los cuidados que necesita; por eso la llevan a la plaza y de visita a la casa de los primos.
Están contentos con el seguimiento médico en Mendoza y con la atención que dos kinesiólogos, un fonoaudiólogo y médico generalista le dan en su casa. A Sol le suministran medicamentos costosos que a veces no consiguen en San Luis. Por ahora la cobertura que tiene es de la obra social del Estado.
Para que viva mejor y en un ambiente que su patología le exige, es que los padres ya piensan en hacer las gestiones para acceder a una vivienda propia, porque actualmente viven en un departamento alquilado.
“Dulce y pícara”
La pequeña es el milagro de sus padres, es el tesoro más preciado. “Yo me siento orgullosa de mi hija y cada vez que me sonríe me doy cuenta que valió la pena no resignarse cuando nos decían eso, no bajar los brazos. Para mí es la hija perfecta”, reflexionó la mamá, Alejandra Agüero.
“Podíamos habernos quedado con quienes nos decían que no tenía oportunidades, que no iba a sobrevenir, que ya no se podía hacer más nada. Y tal vez hubiéramos creído si no había personas que nos decían otra cosa. Nos posicionamos en los derechos que tenemos todas las personas”, dijo por su parte el padre.
Remarcó que no hay “rencores” pero sí inquietudes y deseos de que el caso y la lucha por una salud más digna haya servido para que el sistema sanitario público cambie algunos aspectos: “El plan de infraestructura está buenísimo, pero hay que buscar la forma de generar profesionales en la ciudad o de traer. Hay niños que se tienen que ir, y eso significa desarraigar a los chicos con sus padres, del trabajo, la rutina y eso cuesta mucho”.
“Es dulce y pícara. Tiene una mirada fuerte y firme. Solo llora cuando algo le molesta. Es la hija perfecta, no le cambiaríamos nada”, coincidieron los dos a la hora de describir la más tierna creación de sus vidas. En mayo celebrarán el primer añito, y los preparativos ya comenzaron. Saben muy bien que deben y quieren muchísimo celebrar la vida.
Nota: Catalina Ysaguirre. Fotos: Marcos Verdullo. Video: Víctor Albornoz. Edición: Nicolás Miano.