Cinco años de Francisco, entre reformas y críticas
Desde aquel marzo de 2013 en que Jorge Bergoglio se transformó en el líder de la Santa Sede, atravesó momentos de tensión por sus intentos reformistas, así como un cortocircuito con el presidente Mauricio Macri.
El papa Francisco cumple hoy cinco años de pontificado al frente de la Iglesia Católica, en medio de tensiones entre sus intentos reformistas, la resistencia de sectores conservadores en la Iglesia y su cada vez más claro cortocircuito con el gobierno argentino que encabeza el presidente Mauricio Macri.
Aquel 13 de marzo de 2013, los argentinos en general más allá de su credo sintieron una sensación de orgullo cuando un compatriota, Jorge Bergoglio, se convirtió en el primer no europeo en sentarse en el trono de Pedro, luego de la renuncia casi inédita de su antecesor, el alemán Joseph Ratzinger, que había gobernado como Benedicto XVI.
“Recen por mí”, les dijo el religioso nacido en el barrio porteño de Flores a los miles de fieles reunidos en esa ocasión en la sala San Pedro dando muestras de su intención de cambiar la forma dialéctica del papado para quitar todo vestigio de un opulento gobierno y transformarse en un humilde pastor, fiel a su formación franciscana.
En nuestro país, el impacto fue contundente: más allá de las cuestiones sociales y políticas, un argentino se había colocado en el centro de la escena mundial y no era en el plano deportivo.
A partir de ese shock inicial, Francisco inició su discurso reformador para levantar una Iglesia que día a día pierde fieles a manos de otros cultos cristianos y a causa de los problemas para acompañar cambios sociales, mientras que cada vez se corre el velo sobre algunos problemas graves como la pedofilia en el seno de sus instituciones.
Sus posturas le valieron aceptación en actores sociales muchas veces alejados de la Iglesia, pero también resquemor entre los sectores conservadores. Es que, por ejemplo se manifestó proclive a la aceptación de homosexuales en las iglesias al manifestar: “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”.
En cuanto a su política por el tema de los abusos de chicos en colegios y otras instituciones de la Iglesia, el Papa pareció ceder su impulso inicial y los cambios que se imponen no tendrían la velocidad deseada.
Francisco, en cambio, se movió con mayor comodidad en el terreno geopolítico, con su habitual habilidad para emitir definiciones, en ese caso dirigidas en pos de la paz mundial y el respeto a otras religiones.