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Lula da Silva pasó la noche en su ex sindicato y decidió no entregarse a la policía

Lo aseguró el diario Folha de Sao Paulo. El exmandatario brasileño tiene hasta las 17 para entregarse en Curutiba. De lo contrario, será detenido. Fue condenado a 12 años de prisión por corrupción.

TN
El PT convocó este viernes por la tarde a una "movilización general" contra la detención de su líder.
Actualizada: 06/04/2018 09:52
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El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva no se entregará. Tras pasar la noche en el sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en San Pablo, donde inició su carrera sindical y luego política, arropado por sus aliados políticos y la militancia, esta mañana afirmó al diario Folha de Sao Paulo que no irá a Curitiba para cumplir con la orden del juez anticorrupción Sergio Moro y empezar una larga pena de 12 años de prisión, informó TN.

"En una breve conversación telefónica, Lula dijo a Folha que estaba tranquilo, bien dispuesto, y que ya había hecho sus ejercicios matinales como hace todos los días", indicó además el periodista Ricardo Kotscho.

Menos de 24 horas después del rechazo del habeas corpus presentado por Lula ante la Corte Suprema, el juez Moro emitió una orden de detención contra Lula, concediéndole, "en consideración de la dignidad del cargo que ocupó, la oportunidad de presentarse voluntariamente" ante la Policía Federal de esa ciudad, hasta las 17. De lo contrario, será detenido por la policía. Moro indicó que a Lula no se le colocarán esposas.

"Pienso sinceramente que son ellos [los policías] que deberían venir. Va a ser como en la época de la dictadura" (…), con un mar de gente enfrente, una vergüenza internacional, una prisión ilegal", declaró ayer a los medios el senador Lindnbergh Farias, del Partido de los Trabajadores.

Lula en el sindicato de Metalúrgicos junto a la expresidenta destituida Dilma Rousseff y líderes del PT. (TN)

El exmandatario está "tranquilo" y con la seguridad de que "los justos" vencerán, dijo uno de sus asesores a medios brasileños. Lula, quien lidera con amplia ventaja todas las encuestas de intención de voto en las próximas presidenciales en octubre, atribuyó su prisión a una "persecución política" de las élites que busca apartarlo de la carrera electoral. Y reiteró que Moro se ensañó con él y que no iba a parar hasta verlo "al menos un día en la cárcel".

El expresidente, de 72 años, había sido condenado en enero por un tribunal de segunda instancia a 12 años y un mes de cárcel, por corrupción y lavado de dinero. La Justicia lo acusó de haber recibido como soborno un departamento tríplex en el balneario de Guarujá por la constructora OAS. El trato consistía en que el exmandatario debía garantizarle a la empresa contratos con Petrobras, durante su presidencia.

Lula, cuyo gobierno fue celebrado por sacar a millones de brasileños de la pobreza, se recluyó desde ayer en la sede del sindicato y tan sólo realizó un breve saludo desde una de las ventanas del edificio a centenares de seguidores que pasaron la noche en vela.

La mayoría estaban vestidos con las remeras rojas del partido de los Trabajadores (PT) y con carteles que decían "Não a prisão de Lula" (No a la prisión para Lula).

A primera hora de la mañana se registraron algunas peleas entre manifestantes, y un grupo de personas intentó entrar a la fuerza en el edificio donde se encuentra Lula, llegando a romper una de las puertas. Algunos militantes llegaron incluso a amenazar a la prensa, a la que acusaron de "golpista", pero fueron frenados por otros simpatizantes, informó la agencia de noticias.

El PT convocó este viernes por la tarde a una "movilización general" contra la detención de su líder. Paradójicamente, la ley brasileña permitiría que Lula hiciera precampaña desde la cárcel, ya que su postulación solo podría ser invalidada en agosto por la justicia electoral, que impide participar en comicios a personas condenadas en segunda instancia, como es su caso desde enero.

"La principal cuestión es saber lo que el fallo [del STF] significa para las elecciones. No está claro a dónde irán los votos de Lula. Pero vale la pena apuntar que Lula tendrá probablemente más dificultades en transferir sus votos a un candidato de izquierda desde la cárcel que si estuviera en actos de campaña", escribió la consultora Capital Economics en una nota de análisis.

Con el PT pudiendo verse forzado a cambiar de candidato a último momento, los comicios de octubre se prevén como los más inciertos desde la restauración de la democracia en 1985.

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