Barrio La Merced, donde las edificaciones hablan del pasado
Un ranchito que superó los 100 años se destaca como una de las pocas antiguas edificaciones que todavía sobreviven. No sólo simboliza las memorias de una familia, sino que representa un indicio acabado del origen de los primeros hogares de la zona. Hoy inauguramos el espacio "El Chorrillero y la Gente" desde el cual vamos compartir los recorridos que haremos por los barrios puntanos para mostrarlos y conocer a nuestra gente. 1era parte de La Merced.
A pocas cuadras del centro, se ubica el tradicional barrio La Merced, uno de los más añejos de la ciudad de San Luis.
El territorio se fue poblando poco a poco desde el siglo pasado a medida que la gente fue comprando terrenos y construyendo su vivienda.
Si bien se desconoce la fecha exacta de su fundación, una “histórica” casa se mantiene de pie y data de hace 140 años, lo que significa un indicio de las primeros hogares.
Una familia la conserva como tesoro. En ese lugar habitaron los bisabuelos de Yolanda, una mujer de 67 años, de sonrisa pícara y simpática que toda su vida la pasó allí.
El rancho, se encuentra dentro del patio de su hogar y se construyó a base de adobe y techo de caña, materiales tradicionales de la época. Una reliquia que a pesar del tiempo y de las adversidades climáticas permanece en su estructura original.
“Tiene historia, mi madre nunca la quiso voltear. Ha sido como un patrimonio familiar. No tengo intención de venderla ni de tocarla. Y así seguirá porque yo soy única hija y bueno, se caerá sola”, le relató a elchorrillero.com.
En una recorrida por Balcarce se puede advertir a simple vista que la mayoría de las casas son construcciones propias de los habitantes de hace muchos años. Además, en algunas cuadras existen pasillos de tierra que son transversales a las calles. En uno de ellos, Yolanda tiene su hogar.
Las dimensiones de La Merced se desconocen con exactitud. Según un mapa de la Dirección provincial de Catastro y Tierras Fiscales, la barriada se extiende aproximadamente a lo largo de cuatro cuadras a la redonda, entre avenida Lafinur, Balcarce, Santa Fe y Juan Gilberto Funes.
Sin embargo, para los vecinos el territorio va un poco más allá, por Falucho desde 9 de Julio hasta Ruta nacional Nº 7, y en dirección oeste hasta calle Rawson.
Yolanda retomó sus recuerdos de la niñez y describió que teniendo en cuenta desde ese momento en adelante “hubo un avance increíble” en la urbanización ya que anteriormente existían “pocas casas, las calles eran de tierra y había muchos terrenos baldíos”. A su vez, por el frente de su vivienda pasaba un canal con agua, que hoy ya no está.
También recalcó que hoy en la zona todos “se conocen” y que tienen buena relación: “Por lo menos nunca tuve problemas”.
Con simples palabras, Yolanda, quien es madre de cuatro hijos definió que el barrio “es todo” para ella y que no imagina irse para vivir a otro lugar.
“Ya no queda mucha gente de antes, los verdaderos dueños de las casas, porque la mayoría falleció”, explicó.
Si bien en La Merced no hay una escuela, otro barrio colindante sí la tiene y se encuentra a un par de cuadras. Se trata de la Escuela Nº27 “Saturnino González Camarero” a la cual acuden varios chicos de la zona.
Cercano a ella también está la Comisaria 4º, que tiene jurisdicción sobre el barrio.
El Club La Merced, un símbolo histórico
El predio que está ubicado casi en la esquina de Balcarce y avenida Lafinur se convirtió en un ícono para el vecindario y sin dudas forma parte de la historia del lugar.
Se utiliza para reuniones, festejo de cumpleaños o para practicar algún deporte.
No se sabe cuándo lo fundaron, pero sí que antes se denominaba Comisión y Fomento. Se estima que pudo haberse creado a principios de los ´60 bajo la presidencia de don Pedro Benavidez, según recordó uno de sus socios fundadores, Roberto Pereira, de 83 años.
Por entonces, la avenida “era casi un potrero”, no tenía pavimento, ni luz eléctrica, y los propios vecinos se encargaron de obtener terrenos y de levantar poco a poco las edificaciones. Al pasar los años ellos mismos crearon un equipo de fútbol que se llamó “La Merced” y jugaban en una cancha cercana conocida como “Las Piedritas” que en la actualidad ya no existe.
En aquella época el predio se usaba más que nada para fiestas y no se practicaba ningún deporte.
Alrededor de 1972, cuando gobernaba la provincia Juan Vivas, el ministro de Bienestar Social de Nación, Francisco Manrique visitó el club y “les regaló” el tinglado del playón. “Fue una muy buena ayuda para la comisión que estaba en ese momento”, subrayó Pereira.
Hasta marzo del año pasado, el edificio fue utilizado para fiestas y bailes. Luego fue intervenido por el Gobierno provincial.
Con el paso del tiempo, el club comenzó a incorporar actividades recreativas y deportivas. Actualmente se dictan clases de patín artístico, básquet, vóley, boxeo, artes marciales y gimnasia para adultos. Además funciona un merendero del Gobierno al que concurrirían unos 65 chicos.
El salón también se utiliza en la actualidad para cumpleaños y reuniones familiares. A cambio, desde la organización piden la colaboración con productos de limpieza.
Pereira, que es uno de los principales socios contó que se siente “orgulloso del lugar” que eligió para vivir desde 1968, a tal punto que piensa quedarse hasta “que Dios” le diga.
“Siempre fue muy lindo, tranquilo, con gente muy honesta, de buen vivir. Hasta hoy no hemos tenido problemas”, relató.
El hombre fue comerciante por más de 20 años y tiene una ferretería, un local de venta de productos de limpieza y una tienda de ropa, pero que alquila, porque ya no puede trabajar “por la edad”.
Sobre sus vecinos mencionó: “Ha sido gente muy honesta, decente, han vivido para su hogar y su progreso. Todos fueron amigos y buenos clientes”.
Por su parte, el encargado del club, Luis Marún señaló que con el paso de los años “el club se fue deteriorando un poco”, pero que ya arreglaron el sistema de baños y hay una obra en progreso para reparar el techo.
Beneficiarios del Plan Solidario se desempeñan en el lugar realizando tareas de mantenimiento y limpieza.
También dijo que dos veces al año organizan “un asado barrial” dentro del club. Allí aprovechan para plantear las inquietudes y problemas. Además es tradicional el festejo por el día del niño.
“Esto ha crecido bastante, tenemos hasta edificios cerca, que antes no se veían. Se hicieron muchas casa nuevas, ya no hay tantos terrenos baldíos”, precisó.
Recordó además que el territorio “se expandió mucho” en sus dimensiones si recuerda cuando era niño, y al igual que todos describió el lugar como “tranquilo” y de “buena gente”.
Juan Carlos es otro socio del club y vecino desde hace 45 años. Mientras realizaba sus compras diarias le contó a El Chorrillero que La Merced ahora “es una hermosura” y que "la gente es excelente”.
“En nuestra época dejábamos el auto con la llave puesta y nadie te tocaba nada, dormíamos con las puertas abiertas. Ahora existe mucha delincuencia. Estamos todos los días cuidándonos cuando salimos. Tenemos que estar poniendo llave a las puertas”, rememoró el hombre.
Sin embargo, Juan Carlos se enorgullece de sus vecinos: “Hay muy buena gente, humilde y de trabajo. Jamás hubo un problema, cuando ellos necesitaron de mi estuve y viceversa. Es gente de antes, hace 40 años que nos conocemos”.
Un minimercado que mantiene “la esencia tradicional”
La extensión de La Merced por avenida Lafinur se caracteriza por tener una gran cantidad de negocios de diferentes rubros, que van desde venta de repuestos, accesorios para autos y concesionarias, hasta quinielas, gomerías, kioscos, rotiserías y venta de artículos para el hogar.
Pero entre ellos, hay uno que se destaca, y es el Súper Alcaraz: una tradicional despensa que se mantiene desde la década del ‘90.
“No ha sido fácil, hemos hecho todo el esfuerzo para perdurar en el tiempo”, explicó su propietario Adalberto.
El hombre vive en la planta superior del negocio que lleva su apellido junto a su familia que está compuesta por su esposa y sus dos hijos. Sobre la relación con los vecinos dijo que “son buenos y estamos en permanente contacto”.
El súper tiene carnicería y verdulería, pero entre sus productos se diferencia la venta de alpargatas y botas de goma, algo que no se observa en muchos minimercados de la ciudad.
El negocio surgió como un emprendimiento familiar. Luego de haberse recibido de administrador de empresas en Villa Mercedes en 1987, incentivó a su padre a comenzar con la despensa. “Él tenía el salón, lo alquilaba y lo convencí para poner una despensa”, contó.
Actualmente el súper, no sólo se destaca por la antigüedad y por haber permanecido durante 28 años, sino que es uno de los más concurridos, tal vez por la esencia tradicional que aun mantiene.
Además, entre los comercios de la zona está ubicada la estación de servicio GNC del Valle, en la esquina de Juan Gilberto Funes y avenida Lafinur, la cual permanece desde hace muchos años.
Una parroquia con historia
Otro de los íconos del barrio es la Parroquia Nuestra Señora de La Merced, que se inauguró en el año 1952 y que está ubicada en Balcarce y Tacuarí.
Antes de existir en su dirección actual, a una cuadra del lugar, la familia Bertín había improvisado una capilla en una habitación de su vivienda donde el padre Bocalandro celebraba la misa.
En 1967 la capilla fue erigida a la categoría de Parroquia y el obispo Juan Rodolfo Laise promovió la ampliación del templo con dos naves laterales y el techo que era de zinc fue cambiado por uno de hormigón.
Desde 1992 el párroco responsable es Pedro Lázaro Vega. Todos los domingos los vecinos se acercan para la tradicional celebración santa.
En marzo del año pasado el templo fue elegido como el escenario de las plegarias por el fallecimiento de Florencia Di Marco. El caso que estremeció a la provincia por la crueldad de su padrastro.
Vecinos, maestros y alumnos de la Escuela Nº 313 “Rosario M. Simón”, ubicada a pocas cuadras, eligieron el templo del barrio para unirse en oración y pedir por el eterno descanso de la menor.
Informe: Néstor Miranda y Antonella Camargo; Fotografía: Marcos Verdullo; Video: Víctor Albornoz; Edición: Nicolás Miano