Suecia 58: Pelé potencia a un gran Brasil
Por Héctor Suárez para www.elchorrillero.com
La Copa del Mundo que se disputó en Suecia, es la primera sin Jules Rimet, uno de los padres de la competición que falleció en octubre de 1956. Es la copa donde aparece la televisión. Los partidos van en directo para el país anfritrión y en diferido para el resto del mundo. Es la Copa de Just Fontaine.. El 9 francés que marcó marcó 13 goles, registro que aún se mantiene y que será muy complicado batir algún día.
Es la Copa que culmina con el triunfo de Brasil, único hasta la fecha de una selección no europea en el viejo continente.
Brasil enterró ocho años después sus viejos fantasmas del Maracaná e inició el camino hacia un reinado indiscutible con el paso de las décadas. Para casi todos es el Mundial en el que nace una estrella. Con sólo 17 añitos. A decir de la mayoría, el mejor futbolista de la historia con el paso del tiempo. Si Di Stéfano fue el más completo, Pelé fue el más espectacular, Maradona tiene cosas de ambos y en ese horizonte ya busca pista Lionel Messi.
Los jugadores de la URSS rodean a Pelé luego del partido de su debut mundialista. En la cancha lo padecieron
La entrada en escena de Pelé contribuyó a agrandar la leyenda. El joven de 17 años Edson Arantes do Nascimento comenzó el torneo en el banquillo. Igual que un extremo pequeño, con las piernas arqueadas, capaz de hacer diabluras con el balón en los pies y de driblear con el cuerpo. Su nombre, Mané Garrincha.
El triunfo inicial de los brasileños por 3-0 sobre una poderosa Austria, obliga al seleccionador, Vicente Feola, a no realizar cambios para el segundo compromiso ante Inglaterra. Pero la cosa no funciona y el empate a cero provoca la reacción de Feola, que decide introducir una pequeña revolución de cara al decisivo partido ante la Unión Soviética. Zito, Garrincha y Pelé entran en el once inicial. Las malas lenguas dicen que Bellini, Gilmar y Nilton Santos obligaron a Feola a tomas la decisión.
Garrincha es un puñal por la derecha. Zito lo barre todo en el centro del campo y Pelé saca a pasear su magia y los cuartos son un hecho. Y en ellos aguarda País de Gales. Es el 19 de junio de 1958 y la leyenda de Pelé deja paso a la realidad. Brasil gana por 1-0 y es gracias al bautismo goleador de este jovencito de 17 años, que deja sentado a un defensa galés con un regate de espaldas y bate al guardameta Kelsey con un disparo pegado al poste.
Pelé remata ante la mirada de los defensores de Gales. Didi lo asiste y el arquero no puede intervenir.
Ya en semifinales, y con Brasil lanzado en pos del título, Francia, que presenta su mejor selección hasta la fecha con Kopa, Piantoni, Vincent y Fontaine, apenas opone resistencia. Pelé se supera con un ‘hat-trick’, precedido por los tantos de Vavá y uno espléndido de Didí, que coloca el balón en la escuadra desde 25 metros con su maestría y precisión habituales y su peculiar manera de golpear al balón con el exterior de su botín..
Brasil se impone por 5-2, resultado que repetiría en la final ante Suecia. Esta vez con dos goles de Pelé, uno de ellos con sombrero incluido dentro del área, que significan la prueba definitiva de que nació un jugador dispuesto a marcar una época. El capitán de la ‘canarinha’, Bellini, levanta la primera Copa del Mundo para el país en el que el fútbol es más que una religión.