Vecinos avanzan con la ocupación de terrenos
Más de 400 familias continuaron ayer la delimitación en donde termina el barrio Eva Perón, en el anexo 5. Necesitan un pedazo de tierra que “pretenden pagar” para poder vivir con más dignidad. Reconocieron que apareció gente que "no tiene necesidad" en vehículos con la intención de sumarse.
Juan explicó que los vecinos “se organizaron” y decidieron empezar a ocupar los terrenos porque todos “están necesitados de una vivienda”. Lo único que saben es que esas tierras están abandonadas y se han convertido en un basural, que además contribuye a la inseguridad.
Principalmente este domingo los vecinos se pusieron manos a la obra y con herramientas se agolparon frente al campo del merendero “Estrellita de Belén”, uno de los puntos de referencia para la barriada.
Muchos continuaron ayer con la limpieza y quema de la basura que lleva muchos años acumulada ahí. A las 14 estaba nublado, pero no corría viento y solo se sentía el olor a quemado de los yuyos que se iban despejando del monte.
Hubo vecinos que se quejaron porque llegó gente que por "los autos y camionetas" en las que se trasladaban "no les hace falta un terreno".
Los sectores que delimitaron tienen la misma medida y al parecer todos la están respetando: son espacios de 10×30 y tienen la recomendación de colocar un cartel con el apellido de los "dueños", para que de esa manera nadie pueda ocupar el sector elegido. Además se proyectaron las calles y así imaginariamente comenzaron a pensar el futuro barrio que quieren tener.
No es posible calcular cuánto se extiende lo que ya está marcado hacia el oeste del barrio Eva Perón, pero se calcula que ya podría abarcar unas 7 cuadras incluyendo, posiblemente, los campos de la Universidad Nacional de San Luis.
“Somos todos vecinos del barrio, hemos tomado un sector y ahora lo estamos limpiando; hay otras que siguen marcado para los costados también. La decisión la tomamos de manera grupal porque todos estamos necesitados de viviendas y no hemos tenido la oportunidad de tener nuestra casa”, contó Juan a este medio.
El Chorrillero estuvo en el lugar y registró cómo los vecinos avanzan con el desmalezamiento junto a la esperanza de construir ahí por fin la casa propia; pero lo hacen con la incertidumbre de no saber en qué va a terminar todo.
“La gente puede pagar, nadie quiere que se lo regalen, es una necesidad urgente”, dijo Dionisio, el padre de dos hijos casados que no tienen dónde vivir. Como otros decidió acompañarlos y ayudarlos a limpiar el sector que ocuparon.
Hasta la tarde, ningún funcionario público, como tampoco ningún propietario se había acercado para entablar un diálogo. Pero extraoficialmente se supo que habría un dueño y que sería de apellido Mirábile, propietario de un comercio de la ciudad. Era posible, por eso, que la Justicia intervenga.
“Nadie va aflojar hasta que nos den una respuesta. En el 2012 me inscribí en la Municipalidad para una vivienda y nunca salí, tampoco en los planes del Gobierno. Tengo tres hijos, soy madre soltera y estoy viviendo con mi padre”, contó Gema, quien aclaró que por el momento “no pasó ningún dueño” y que se están “apoyando entre todos” para conseguir cada uno sector para poder instalarse definitivamente.
Fabián, por su parte contó que tiene dos chicos y que lo que están haciendo “pasa por la necesidad”. Remarcó que no quieren que les “regalen nada”, sino que les den la posibilidad de “pagar en cuotas” como se hizo en otro sector del barrio: “No queremos nada gratis, ni adueñarnos. Todos estamos alquilando o viviendo con nuestros familiares”.
Rosario era otra de las madres que salió con la pala para ayudar a sus hijos y desmontar el terreno: “Todos los que hay acá son jóvenes con niños, que viven amontonados y durmiendo en el piso. Por eso les pido a los dueños de este lugar y a los del Gobierno que se pongan una mano en el corazón. Esta gente quiere pagar su pedazo de tierra”.
Los que realmente necesitan viven amontonados con sus parientes, o alquilan piezas precarias cuyo valor más económico puede rondar los $3 mil. Todos expusieron lo mismo, que “la necesidad habitacional es urgente”, como la respuesta que esperan que les llegue.