Doris Lozada sobre el aborto: “¿Por qué debemos ser ejecutores de inocentes sin voz?”
La especialista en tocoginecóloga y jefa del servicio de ecografía del área en la Maternidad Teresita Baigorria, disertó en el Congreso de la Nación en el marco del debate de la despenalización del aborto.
Doris Noemí Lozada expuso su punto de vista médico en torno al debate por la legalización del aborto en el Congreso de la Nación.
Allí indicó que desde su mirada de “20 años” en la profesión, entiende que “la vida humana es única y transcurre sin saltos cualitativos desde la fecundación hasta la muerte”, concepto que comparte con “médicos, biólogos, genetistas, entre otros especialistas”.
“Lo primero, lo básico de los derechos es el de la vida. En esta Argentina hay muchas personas que dedicaron su vida (y dedican) a ayudar al otro, vislumbro en este laberinto de ideas, conceptos, abstracciones e imágenes; actores principales en la trama social que nos trajo hasta acá”, explicó.
De acuerdo a sus descripciones las mujeres, quienes “transitaron caminos de siglos y civilizaciones”, a lo largo de la historia se abrieron a luchas “desafiantes”, ocupando así en la actualidad “lugares impensados”. Sin embargo para Lozada “hay muchas tareas pendientes para lograr una inserción definitiva y en paz desde la perspectiva médica”.
En ese sentido enumeró el acceso al cuidado cualitativo de la salud integral, el acceso eficiente a los centros de salud más cercanos, el hecho de persistir y mejorar los programas de atención y patologías oncológicas, fortalecer las políticas de educación y prevención de enfermedades de transmisión sexual y particularmente “la educación para la prevención del embarazo inesperado”.
“La violencia hacia la mujer merece una reflexión más profunda, que implica una subestimación y sumisión física, psíquica y social. En eso creo que estamos todas de acuerdo, entonces resulta contradictorio proponer como solución al aborto para justificar las fallas de las anteriores políticas de salud”, aseveró.
La médica puntana añadió que para quienes trabajan “ayudando a nacer”, el aborto lleva “una violencia inusitada sobre el cuerpo y la psiquis de la mujer”.
“Mención aparte merecen las complicaciones del aborto, que se presentan en el modo legal o ilegal. ¿Esto es un beneficio para nuestros pacientes? ¿Somos conscientes de que las estamos transformando en ejecutoras de una vida sin hacernos cargo de una sociedad que la llevó a esa situación?”, agregó.
Por ese motivo sostuvo que se “subestima y discrimina” a la mujer por “no ver su capacidad de voluntad, fortaleza, sabiduría, ternura, dignidad y lucha”.
Por otro lado, Lozada enfatizó en la labor médica. Primero destacó que con “todas sus limitaciones humanas” son personas que intentan mejorar la calidad de vida. Así al tener a los pacientes en sus manos, se preguntó: “¿Por qué debemos ser ejecutores de un inocente que no tiene voz?”.
“Dedicamos nuestro tiempo a estudiar al feto, realizamos su control, diagnosticamos patologías, informamos aquellas pocas para las que lamentablemente no tenemos solución. ¿Por qué? Porque los médicos consideramos al feto como paciente y cuando estamos frente a una embarazada, dos pacientes”, manifestó.
“Aun no conozco una enfermedad cuyo tratamiento y solución sea la muerte, para eso no estamos los médicos, hemos sido formados para salvar vidas”, expresó.
Cerró su intervención diciendo que quienes observan ciertos detalles son testigos de “la secreta y fascinante vida”: “Sentimos latir su corazón en un determinado momento, seguimos su desarrollo paso a paso, el tubo neural al tiempo que comienzan a asomarse brotes como sus brazos y piernas, el inicio de sus movimientos, la multiplicación de las células, la distinción de los dedos, los pies, la columna, la separación de los hemisferios cerebrales”.
“Negar lo evidente es engañarnos deliberadamente con un casi siempre triste final, la vida de ese no nacido no le pertenece a nadie, no le pertenece a la madre, al padre, al juez, al equipo médico, al estado; le pertenece exclusivamente a el mismo porque la vida es un bien otorgado indisponible e irrenunciable, hagamos de la vida de cada argentino, incluida la del no nacido, una vida libre en la verdad sin esclavitudes de poderes y engaños. No se puede encontrar la paz evitando la vida”, finalizó.