Mundial ´54: Hungría, el campeón moral
Por Héctor Suárez especial para www.elchorrillero.com
Todos apostaban por una selección que deslumbró al mundo por su juego, era un espectáculo que desplegaban jugadores poseedores de una gran calidad. Los números estaban de su lado, 33 partidos en cuatro años sin conocer la derrota y además, el apoyo de los aficionados. Hablamos de la selección de Hungría. Eran los "Mágicos Magiares".
Hasta que llegó el 4 de julio de 1954. En aquella ocasión se jugaba la final del campeonato del mundo en Suiza. Esa selección que dejaba con la boca abierta a todos los seguidores, iba a sufrir la peor de las derrotas en su larga historia. A este último partido llegaban después de un 9-0 a Corea del Sur y un 4-2 a Brasil.
La final fue con Alemania Federal. Los liderados por Puskas llegaron al último juego muy confiados. En la fase de grupos ganaron a los alemanes por un contundente 8-3. Pero con ese antecedente y en una instacia decisiva, su rival tenía poco que perder pero mucho por ganar.
El partido comenzó con los húngaros como protagonistas y a los diez minutos ganaban 2-0. A partir de allí comenzó a construirse el llamado ‘Milagro de Berna’. Contra todo pronóstico, Alemania Federal comenzó a remontar. Empató en el minuto 18 y a falta de seis minutos para el final Rahn se convertió en una leyenda al marcar el tanto de la victoria de su selección.
Hungría no lo podía creer. Eran ellos los favoritos, los que emocionaban con su juego a todo el mundo, el mejor equipo del planeta. Pero esto es un partido de fútbol y Alemania se llevó su primer mundial. El combinado húngaro se convirtió en el campeón sin corona, en el vencedor moral de un Mundial que siempre será recordado por aquella sorprendente final.
El fútbol fue muy injusto con Hungría, pero la historia se encargó de reservar un hueco en el recuerdo de todos a un equipo que jugaba al fútbol como los dioses.