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Garrincha, sus defectos lo hicieron perfecto

Por Héctor Suárez especial para www.elchorrillero.com

Fue el fútbol en su máxima expresión. Una habilidad jamás vista sobre un campo de juego. Se lo conoció como el jugador del pueblo. Murió pobre y olvidado pero su magia aún está vigente.
Actualizada: 07/06/2018 17:18
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Garrincha fue llamado "La alegría del pueblo" por los triunfos que consiguió para Brasil durante la década del 50. Al lado de Pelé, Brasil era un rival imbatible en el campo. Garrincha logró superar sus problemas físicos para dominar el balón. Sus movimientos desmoronaron defensas rivales que solo veían la espalda de un jugador que utilizaba la banda para asistir a sus compañeros.

Sus hermanos lo apodaron Garrincha, por su semejanza con un ave del mismo nombre que habita el Mato Grosso de Brasil. Esta ave no solo es fea, sino veloz y tremendamente torpe, cualidades que definen el estilo de juego del notable delantero.

Por esa forma de jugar, tener los pies girados casi un 80% hacia dentro, una pierna más larga que la otra y su columna vertebral torcida no parecía que el futuro de Garrincha fuera el fútbol. Pero cuando pisó una cancha se comprobó que el jugador sería un astro del fútbol.

Imagen repetida en cualquier cancha del mundo. Garrincha y la pelota con defensores desparramados. 

El joga bonito de Garrincha

Manuel Francisco dos Santos, nombre real de Garrincha, hizo gritar a los brasileños con los campeonatos de Suecia 1958 y Chile 1962, título que forman parte de la tripleta del gran Pelé.

Su habilidad era fuera de contexto por eso, en el debut de Suecia 1958, los jugadores de la selección soviética,  tuvieron que amontonarse a la izquierda para protegerse de los ataques del pájaro brasileño.

En la selección jugó 60 partidos y solo perdió uno. Tuvo la oportunidad de mostrarse tras la lesión de Pelé en el Mundial de Chile en 1962. Fue catalogado como el mejor jugador en esa época y la historia lo cuenta como el mejor puntero derecho.

Garrincha y Amarildo festejan el gol de Zito en la final frente a Checoslovaquia en el Mundial de Chile 1962. Vavá llega para sumarse al festejo.

Pero los excesos que produce la fama y el dinero no lo excluyeron de sus tentaciones. Garrincha fue absorbido por el alcohol, el tabaco y el sexo. Llegó a reconocer a 14 hijos y falleció a los 50 años por su alcoholismo crónico. “Yo no vivo la vida, la vida me vive”, sentenció el crack alguna vez.

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