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El Papa pidió perdón a fieles de Osorno por haberlos "herido y ofendido"

El arzobispo maltés, Charles Scicluna, enviado especial del papa Francisco, pidió hoy perdón en nombre del Pontífice a los fieles de la diócesis de Osorno "por haberlos herido y ofendido profundamente" al defender al obispo Juan Barros, acusado de encubrir abusos sexuales.

El obispo fue cesado como jefe de la Iglesia en Osorno el lunes pasado por el Papa Francisco.
Actualizada: 18/06/2018 08:43
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"El papa Francisco me ha encargado pedir perdón a cada uno de los fieles de la diócesis de Osorno y a todos los habitantes de este territorio por haberles herido y ofendido profundamente", dijo Scicluna durante una misa celebrada este domingo en la Catedral de San Mateo de Osorno, situada 942 kilómetros al sur de Santiago.

La Iglesia chilena anunció la misa, la última actividad en Osorno de los dos enviados papales, como una acción de "reparación y reconciliación" en esa diócesis, donde la comunidad católica está dividida en torno a la figura de Barros.

El obispo, que fue cesado como jefe de la Iglesia en Osorno el lunes pasado por el Pontífice, contó durante años con el respaldo papal pese a que víctimas de abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima lo acusaban de "encubrir" esos hechos, publicó Télam.

Algunos grupos de fieles, como la Agrupación Laicos y Laicas de Osorno, rechazaron la presencia de Barros en la ciudad desde que el obispo fue designado por el Papa en 2015.

Ese mismo año, Jorge Bergoglio calificó de "tontos" y "zurdos" a quienes se oponían a Barros en Osorno, y en enero pasado, durante su visita aChile, el Pontífice dijo que "no había pruebas" contra el obispo, aunque unos días después se retractó y pidió disculpas.

La eucaristía de este domingo fue oficiada por el sacerdote Jorge Concha, designado por el Papa como administrador apostólico en Osorno tras la salida de Barros, y los dos enviados, el arzobispo Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu.

La misa contó con la presencia de varias comunidades de fieles que durante los últimos años se habían marginado de las actividades de la Iglesia como señal de protesta contra la presencia de Barros en la ciudad.

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