La alianza extraviada que viralizó una historia de amor
Una joven encontró en un sanatorio un anillo de bodas y decidió buscar a su dueño en las redes. Era de una abuela de 90 años que estaba internada.
El 26 de julio una joven de apellido Valenciaga encontró el anillo de oro en el sanatorio Ramos Mejía y al entender que se trataba de un objeto que encerraba lo más profundo del amor, vislumbró que alguien debía estar muy afligido ante la pérdida y lo necesitaba.
Es así que compartió una fotografía de la alianza: “Quiero que me ayuden a difundirlo, seguramente es de gran valor sentimental y no me corresponde tenerlo. Quiero que llegue a las manos correctas”.
La condición para que devolviera la joya era la mención de la fecha que tenía grabada. La imagen mostraba un anillo simple pero de alguna manera los usuarios percibieron una energía especial y quizá, alguna lágrima cayó al identificarse con la historia. Testigo de ello son las 2966 veces que se compartió la publicación en facebook y los cientos de corazones que dieron “me encanta”.
Inmediatamente generó los más variados comentarios. Los más escépticos aseguraban que “lo podrían haber tirado a propósito”, otros alentaban a Valenciaga a encontrar al dueño y la felicitaban por “el gesto solidario”.
Lo cierto es que la mayoría necesitaba que la historia tuviera un final feliz. Las horas pasaron y apareció gente que aseguraba ser dueña de la alianza, pero la emoción duraba algunos segundos, su auténtica poseedora aún no estaba.
De hecho, un hombre de la provincia de Buenos Aires se comunicó para ver si se trataba de su anillo y compartió una imagen en la que aseguraba compensar con $10 mil a quien lo consiguiera. La pérdida era muy importante ya que era de su mamá, fallecida recientemente.
Todo encuadraba en que la situación tejía lazos con el resto de las historias de vida, porque seguramente en el extravío de una alianza muchos simbolizaron sus pérdidas personales, amores que jamás regresaron, algunos que partieron a otro plano y el arrojo mancomunado se proyectaba al mismo objetivo: el final feliz.
“Qué buen gesto, ojalá al que yo perdí en el hospital hace muchos años atrás me lo hubiera encontrado alguien como vos, gracias por ser buena gente”, le escribió una mujer de apellido Ledesma.
De pronto, entre mensajes complacidos por la acción, una usuaria escribió “ojalá sea de la abuela de mis amigos (…)” y la búsqueda se fue hilvanando hacia lo que todos querían. El anillo, al cual describieron como “una lámina” de lo gastado que estaba, pertenecía a una abuela de 90 años que se encontraba internada en la clínica.
“Nunca se lo sacaba, lo lleva desde sus 18 años, es irreemplazable”, expresó una nieta de la mujer.
Los detalles de la historia de amor de la abuela no trascendieron y quizá se debe a que las grandes experiencias de la vida se graban en el corazón de cada ser, como guardando el secreto de un beso que acaricia los labios en espasmos de pétalos de terciopelo.
Lo que ningún usuario puso en duda son dos conceptos. Por una parte, que los “gestos de solidaridad” construyen la sociedad y por otro lado, que las historias de amor “existen” y no hace falta ir a los libros para creer en ellas.
En este caso, facebook permitió adentrase en una emocionante vivencia en la que la abuela seguramente miró su anillo perdido, agradeció la devolución y dando un tierno suspiro revivió sus sentimientos más hermosos vividos a lo largo de sus 90.