Washington reactiva sus sanciones contra el corazón económico de Teherán
Desde que Trump anunció en mayo que abandonaba el acuerdo nuclear, las exportaciones petroleras de Irán cayeron en unos 800.000 barriles diarios (de un total de 2,5 millones) y la moneda nacional, el rial, sufrió una fuerte devaluación.
Después de meses de amenazas, negociaciones y rumores, el gobierno de Estados Unidos volvió este lunes a imponer las sanciones que había levantado en 2015 con la firma del acuerdo nuclear con Irán y, además, las multiplicó para alcanzar a más personas, instituciones y empresas de los sectores claves de la economía persa.
El paquete de sanciones estadounidenses contra Irán es el más grande que haya impuesto la Casa Blanca hasta ahora; sin embargo, contemplan excepciones para los ocho socios comerciales más importantes del sector energético de Teherán: China, Turquía, India, Japón, Corea del Sur, Italia, Grecia y Taiwán.
Las excepciones durarán seis meses y, según explicó el gobierno estadounidense, durante este período estos ocho países deben reducir gradualmente las importaciones de crudo iraní hasta llegar a cero.
"La imposición de una presión financiera sin precedentes a Irán debería dejar en claro al régimen iraní que enfrentará un creciente aislamiento financiera y un estancamiento económico hasta que decidan cambiar realmente su actitud desestabilizadora", explicó el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, al anunciar la reinstalación de las sanciones.
"Nuestra intención es que el régimen iraní deje de transferir sus reservas monetarias a inversiones corruptas y las manos de terroristas", agregó el funcionario, citado por la agencia de noticias EFE.
Estados Unidos no sólo volvió a imponer las sanciones que había levantado, sino que además agregó 300 nuevos nombres de personas, empresas e instituciones en los sectores estratégicos del petróleo, transporte marítimo, seguros y bancario.
En total, más de 700 ciudadanos, entidades, aviones, barcos y figuras legales iraníes no podrán hacer más negocios con personas o empresas estadounidenses o de otro país que a su vez tiene vínculos comerciales y financieros con Estados Unidos.
Además, el Estado norteamericano congelará sus bienes que estén en su jurisdicción, según publicó Télam.
En agosto pasado, Washington había reactivado la primera serie de sanciones y había alcanzado a 200 ciudadanos, entidades, aviones, barcos y figuras legales iraníes. Este lunes, la cifra de afectados superó los 900.
Este inédito paquete de sanciones comenzó a gestarse en mayo de este año cuando, pese a los ruegos públicos de sus socios europeos y del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el ente de la ONU que audita el acuerdo nuclear de 2015, Trump anunció que su país abandonaba el pacto que había firmado su antecesor, Barack Obama, junto con China, Rusia, Francia, Reino Unido, Alemania, la Unión Europea e Irán.
Según el acuerdo, que buscó terminar con la posibilidad de un Irán con armas nucleares, la comunidad internacional levantó las sanciones políticas, comerciales y financieras multilaterales que habían sido impuestas a la República Islámica y, a cambio, Teherán congeló su programa nuclear, abrió todas sus instalaciones vinculadas a periódicas inspecciones de la OIEA y aceptó entregar la mayoría de su uranio enriquecido.
Todas las partes del acuerdo cumplieron su parte del acuerdo, según la OIEA; sin embargo, Trump, apoyado por su aliado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, denunció supuestas violaciones de Irán y justificó su salida del pacto y la reinstalación de las sanciones.
Los socios de Washington no lograron convencer a Trump de mantener dentro del acuerdo nuclear de 2015, pero sí consiguieron negociar distintos tipos de excepciones para mantener los vínculos con Irán sin entrar en un choque directo con la Casa Blanca.
El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, anunció hoy a los ocho países exentos de las sanciones durante estos primeros seis meses y también explicó que creó una situación especial para que las potencias europeas puedan seguir trabajando en la reconversión de las dos principales instalaciones nucleares de la República Islámica, un punto central del acuerdo multilateral que Washington abandonó.
En Irán, las sanciones eran esperadas con una mezcla de declaraciones desafiantes de la dirigencia política y un creciente temor en la sociedad, especialmente porque las mejorías prometidas por el presidente Hasan Rohani tras la firma del acuerdo nunca se terminaron de sentir entre los ciudadanos.