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Aislado, Nicolás Maduro inicia segundo mandato con amenazas al Parlamento y al Grupo de Lima

El líder chavista instó a 12 países de la región a rectificar su postura sobre su gobierno y lanzó una fuerte advertencia sobre la ya debilitada Asamblea Nacional.

Maduro le dio 48 horas de plazo a los países del Grupo de Lima para que rectifiquen sobre la declaración que hicieron de la crisis política
Actualizada: 10/01/2019 12:05
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En medio de una fuerte tensión internacional, Nicolás Maduro inicia este jueves su segundo periodo como presidente de Venezuela. La ceremonia de asunción se realiza luego de las advertencias de la mayoría de sus vecinos regionales, incluido Estados Unidos, que emprenderán una ofensiva diplomática contra la cúpula chavista para forzar la celebración de unas nuevas elecciones.

Pero el líder socialista lejos de mostrarse dispuesto a negociar redobló la apuesta. El miércoles, Maduro le dio 48 horas de plazo a los países del Grupo de Lima para que rectifiquen sobre la declaración que hicieron de la crisis política y el diferendo limítrofe entre Venezuela y Guyana, y advirtió que si no lo hacen tomará medidas diplomáticas “más crudas y enérgicas".

Con un tono aún más amenazante, el mandatario adelantó que estaría dispuesto a apoyar a la Asamblea Nacional Constituyente, compuesta en su totalidad por integrantes afines al Gobierno, si ésta decidiera cerrar el Parlamento y llamar a nuevas elecciones.

En el país petrolero, normalmente el ascenso al Palacio de Miraflores (sede del Poder Ejecutivo) se realiza en el marco de una ceremonia en la Asamblea Nacional ante una nutrida representación internacional. Esta vez, es muy distinto, luego de que los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 20 de mayo no fueran reconocidos por gran parte de la comunidad internacional.

En esos comicios, Maduro ganó con un 67 por ciento -más de seis millones de votos-, el número más bajo que obtuvo el chavismo desde la llegada al poder de Hugo Chávez, hace ahora dos décadas.

Caos institucional

La Asamblea Nacional, en manos de la oposición desde su imponente victoria en las elecciones parlamentarias de 2015, se niega a aceptar la toma de posesión de Maduro -que tendrá lugar en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)-, debido a la crisis institucional que estalló tras los comicios de dicho año.

La oposición consiguió una “súper mayoría” que le permitía renovar instituciones clave e interpelar al presidente y a los ministros. La coalición opositora perdió tres diputados por supuestas irregularidades en su elección, pero finalmente decidió incorporarlos al hemiciclo ante la tardanza de las autoridades electorales en resolver el caso.

Desde entonces, la Asamblea Nacional está en "desacato" por orden un TSJ al que el Parlamento considera ilegítimo porque está integrado por los magistrados puestos por el chavismo. En relación a esto, los diputados opositores -haciendo uso de sus atribuciones- sustituyeron a los jueces por otros, pero no son reconocidos por las demás poderes del Estado y se encuentran en el exilio.

En medio de este caos institucional, Maduro convocó elecciones a una Asamblea Constituyente en 2017, según argumentó, para recuperar la normalidad en la vida política venezolana, pero la oposición optó por no participar por considerar que el proceso era un "fraude".

El resultado fue una Asamblea Constituyente netamente chavista que, aunque debía situarse en la cúspide del Estado para elaborar una nueva Carta Magna, funciona como un Parlamento paralelo que da libertad de acción a Maduro y al TSJ oficialista, mientras la Asamblea Nacional permanece anulada y los magistrados designados por ella están en el exilio.

Boicot internacional

En la asunción de Maduro no hay mucha presencia de mandatarios extranjeros. Del ámbito regional, solo asistirán los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega; Cuba, Miguel Díaz-Canel; Bolivia, Evo Morales; y El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, el eje bolivariano, que se ha desintegrado por el cambio de signo político de América Latina.

Trece de los catorce países que forman el Grupo de Lima, creado para buscar una solución a la crisis en Venezuela, no asistirán. Se trata de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.

México, el otro integrante del Grupo de Lima, enviará al encargado de negocios de su Embajada en Caracas, marcando distancias aunque sin romper lazos, con Maduro.

 

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