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La inseguridad se instaló en San Luis; ahora está en su punto más crítico

La ausencia de una política de Estado se nota más que nunca porque la ola de asaltos, el narcotráfico y las mafias dejan sus rastros todos los días a lo largo y a lo ancho de la provincia.

La inseguridad en San Luis está en su punto más crítico.
Actualizada: 11/02/2019 07:49
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El golpe comando que sufrió el fin de semana pasado en el local de Burger King (ubicado en uno de los lugares más concurridos de San Luis) dejó en evidencia la crisis que soporta la provincia en seguridad.

Los asaltos y los robos contra la propiedad son "el pan de cada día". Ocurren sin control y hasta se replican en las mismas zonas. Este domingo se conoció que el jugador de Juventud Unida, Emiliano Capella fue víctima de un robo en su casa ubicada a metros del Shopping (donde se encuentra la famosa casa de comidas asaltada la semana pasada) y de la sucursal de Easy. Pero hay otro dato relevante: al lado de la casa del futbolista vive el jefe de Policía, Fabricio Portela.

Capella le contó a elchorrillero.com que los delincuentes escaparon con $80 mil en efectivos, relojes, perfumes, joyas, prendas de vestir y una memoria extraíble. Denunció en la Comisaría 2° y ahora piensa en cambiarse de domicilio. "Estoy ordenando todo porque acá no quiero vivir más. Uno así se da cuenta de las cosas que faltan, me mudé hace poco, un mes y medio, y ahora sufrí todo esto. Tengo dos hijos y hoy priorizo mi familia, estoy embalando todo y veré a dónde iremos”, contó.

El primer mes del año dejó una larga lista de hechos delictivos en una modalidad nunca antes vista. Pero la ola delictiva no se detiene y febrero ya anotó varios. Sin embargo el Gobierno de Alberto Rodríguez Saá sigue sosteniendo que todo está “en muy buen camino”.

En la madrugada del domingo 4 la reconocida cadena de comida rápida fue el escenario elegido por un grupo de delincuentes.

Pese al hermetismo que se buscó imponer desde la gerencia de Burger King y la Policía, se pudo saber que cuatro ladrones ingresaron al local, redujeron a los empleados y se llevaron dinero en efectivo y pertenencias del personal.

Un testigo, vecino del lugar, relató que todos los ladrones estaban armados. Mientras él volvía a su vivienda con tres amigas, se cruzaron con ellos y apuntándolos los hicieron ingresar a la casa para continuar la fuga.

La gravedad del hecho, que sucedió en uno de los lugares más visitados y elegidos por las familias puntanas, marcó el punto máximo de inseguridad en San Luis. Ya no existen impedimentos para los malvivientes, sea el centro o la periferia, los ilícitos se cometen con total impunidad.

La falta de respuestas del Gobierno y la impotencia de la gente se reproducen en algunos medios y las redes sociales a toda hora.

Hay inacción de la Policía, no hay respuestas porque no hay patrulleros ni recursos para combatir el delito. El Estado disminuyó el cupo de combustibles y muchos chalecos antibala están vencidos.

En ese contexto el jefe de Policía, Fabricio Portella va improvisando mientras modifica la estructura de una fuerza identificada con la figura de Alberto Rodríguez Saá.

El actual gobernador transita su cuarto año de mandato sin mostrar un plan de seguridad. Ya pasaron tres ministros por el área.

Diego González como sus pares están concentrados en los últimos meses en la promocionada disputa que sostienen los hermanos Rodríguez Saá.

Ahora tironean para que ver quién se queda con la llave del poder después de 2019.

La crisis de inseguridad desnuda la parálisis del Gobierno.

Un grupo de WhatApp que totaliza más de quinientos comerciantes y vecinos del centro de la capital muestra a cada instante cómo se manifiesta la inseguridad.

Esa es la principal preocupación que comparten.

Datos de enero

Durante el primer mes del año el delito escribió una extensa lista con hechos de diversa envergadura en distintos sectores de la ciudad.

El 11 de enero un hombre sufrió un ilícito mientras desayunaba en un local ubicado en Pringles entre Rivadavia y Colón. Las cámaras de seguridad mostraron cuando el delincuente ingresó al lugar, sacó dinero del abrigo de la víctima y se escapó.

El 17, dos empleados del Mercadito Las Sierras, ubicado en la Avenida del Peregrino, a escasos metros de la Comisaría 7º, fueron sorprendidos por dos ladrones con pasamontañas que en cuestión de pocos minutos se llevaron $ 15 mil.

La propietaria del comercio, Mariela Albelo, dio a conocer el hecho pero lejos de obtener una solución, uno de los asaltantes fue hasta el domicilio de su padre. Los amenazó, insultó y con un arma en la mano les gritó “salgan ahora”, “son botones” y “ya van a andar en la calle”.

Dos días después, un ladrón atacó a una mujer cuando estaba por cerrar una boutique en calle Paso de La Patria y Riobamba.

El 25, una panadería ubicada en Bolivar casi San Martín, fue el blanco de otro hecho luego de que una empleada fuera sorprendida por un hombre que, tras agredirla, se llevó su bicicleta.

Otro comercio afectado fue “24 de la 25” que se encuentra en Rivadavia entre Tomás Jofré y avenida España.

Los asaltos en la vía pública y delitos contra la propiedad también son moneda corriente.

El 10, los delincuentes volvieron a asechar una de las zonas más afectadas durante el año pasado: el Barrio Barrancas Coloradas. Allí, ladrones rompieron la puerta de ingreso a una vivienda y se llevaron los bienes que estaban a mano.

La víctima fue hasta la comisaría pero no les tomaron la denuncia porque no había efectivos disponibles.

El 12, una mujer de 34 años circulaba por Las Heras y Caseros junto a sus tres hijos cuando dos delincuentes en moto la asaltaron con un arma y se llevaron sus pertenencias.

“Pegale un tiro”, fue la amenaza para arrancarle las pertenencias. La frase se repitió días después cuando atacaron a dos jóvenes en la puerta de su vivienda.

De esta manera, la agresión a las víctimas, la tenencia de armas de fuego y la violencia van ganando intensidad dentro de San Luis. Asimismo, ya no hay horario para el accionar de los asaltantes, que actúan hasta a plena luz del día.

Un día más tarde el escenario fue una cuadra de diferencia, en la esquina de Constitución. Allí, dos mujeres iban a subir a su vehículo y fueron interceptadas por un hombre armado que además de robarles hizo que lo llevaran por unas cuadras.

El 15, delincuentes sorprendieron a una mujer que transitaba por Ruta Nº3; la amenazaron, golpearon en el rostro y se llevaron su celular.

Días después un joven de 16 años sufrió un asaltó en inmediaciones al Barrio Cerro de la Cruz. Fue interceptado por un Peugeot en el que viajaban tres hombres. Dos de ellos bajaron, lo tomaron por la espalda, y apuntándolo con un arma le dijeron: “Entregá todo lo que tengas”.

Ni siquiera los funcionarios del Gobierno provincial estuvieron exentos de la inseguridad. Esto quedó demostrado el 10 de enero, cuando Hugo Franco y Karime Raed sufrieron el robo de joyas y dinero de su vivienda ubicada en la calle La Rioja, de la capital puntana.

Hace unas semanas un grupo de vecinos del centro decidieron contar la preocupación. Viven en los pasajes 20 de Junio y Uspallata, prácticamente a la vuelta de la avenida Illia.

Alternativas para protegerse

Los ciudadanos han optado por implementar servicios de alarmas y monitoreo. La demanda subió un 15% a fines del año pasado.

Otros vecinos, especialmente quienes viven en barrios o en las periferias eligieron actuar como “campanas” entre ellos y poder prevenir más hechos de inseguridad. A su vez, están aquellos que han creado grupos de WhatsApp para estar informados ante el asecho de ladrones.

¿Qué dice el Gobierno provincial sobre la inseguridad?

Fue a fines del 2018 que el gobernador Alberto Rodríguez Saá habló sobre el tema después de mucho tiempo. En ese entonces sostuvo que “es casi espectacular la mejora” en la seguridad a partir de las acciones de su gestión.

En línea con esto fundamentó: “Algunos han dicho que a veces la seguridad es una sensación, nosotros sentimos que hemos mejorado enormemente”.

Al ser consultado por la ola de robos, Portela aseguró que las fuerzas de seguridad se encuentran “en muy buen camino”.

“Hemos hecho cambios de locaciones del personal, mover gente, cambiar patrullas de calle y hacer prevenciones”, justificó el funcionario y planteó que “es muy difícil hacer una criminología”.

Además consideró que los ilícitos en la zona del centro podrían deberse a que “los comercios ostentan o tienen mayor capacidad de ventas”.

La inseguridad está en su punto más crítico en San Luis, y los hechos son la prueba más triste y contundente.

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