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Plan dólar: supertasa del Banco Central hasta que lleguen las divisas de la cosecha y el FMI

El BCRA subió la tasa de las Leliq 600 puntos en un día, a casi 58% promedio. La divisa cerró en torno a los $42. Mientras, Hacienda trabaja sobre las expectativas. Enfatiza que pronto comenzará la liquidación de más de 20.000 millones de agrodólares y se prepara para subastar u$s11.000 millones del Fondo.

Plan dólar: supertasa del Banco Central hasta que lleguen las divisas de la cosecha y el FMI.
Actualizada: 09/03/2019 09:33
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El Gobierno no tiene muchas herramientas para frenar el dólar en el año de la volatilidad permanente. Pero necesita que la divisa se estabilice para que las expectativas económicas empiecen a repuntar en medio de la vorágine del 2019 electoral. Este viernes, la estrategia urgente del Banco Central y el Ministerio de Hacienda quedó más o menos clara: Guido Sandleris acudirá otra vez a la supertasa de interés mientras Nicolás Dujovne espera la liquidación de agrodólares de la cosecha gruesa de soja y de maíz y la próxima cuota del préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Este viernes, el BCRA y el Palacio de Hacienda actuaron en tándem. La autoridad monetaria operó sobre la cruda realidad con lo poco que el acuerdo con el FMI le dejó a mano: sin posibilidad de vender divisas al contado con el dólar en zona de no intervención, Sandleris desdobló la licitación de Leliq en dos tramos, para tener más presencia en el mercado. Ý subió la tasa 600 puntos básicos en dos cuotas. La tasa de referencia que, que se negocia en las subastas diarias con los bancos, pasó así de 51,86% a 56,765% a las 11.30 y luego llegó a 59,061% hacia las 14:30. Así, el Banco Central absorbió otros 18.927 millones de pesos a una tasa promedio del 57,89%. Con el torniquete de tasas, retiró del mercado casi 150.000 millones de pesos en los cuatro días hábiles que tuvo marzo.

Es la primera vez que Guido Sandleris convalida -en la subasta con bancos- una suba de tasa de interés de referencia 600 puntos básicos en un día desde el inicio del régimen de control de agregados monetarios que el Banco Central y el FMI acordaron al reformular y ampliar el programa de asistencia financiera. No se registraba un movimiento intradiario tan alto desde que Luis Caputo, en su corta gestión como banquero, elevó la tasa de 45 a 60 por ciento, el 30 de agosto de 2018, con la corrida cambiaria en velocidad de carrera de 100 metros llanos.

La supertasa tiene como objetivo desincentivar la dolarización de carteras, en momentos en que fondos de inversión se retiran en busca de otros mercados. Luego de la primera licitación, el dólar mayorista se estacionó en $41 (1,5 pesos menos que al cierre récord del jueves). Tras la segunda subasta, la divisa que negocian los grandes operadores cerró en $41,20, con una baja intradiaria de $1,30. En los bancos se reflejó ese retroceso y la cotización promedió los $42,267.

En el Banco Central se mostraron satisfechos. "El sistema fue respondiendo. Endógenamente, encuentra el equilibrio; ya es la tercera vez que pasa algo parecido", indicaron en la autoridad monetaria. "Es así el sistema: la tasa absorbe la volatilidad. Minimiza el impacto en el tipo de cambio y la absorbe la tasa", agregaron.

La contracara de la suba de tasas es, claro, el encarecimiento del crédito a empresas y familias y el impacto en la actividad económica. José Urtubey, dirigente de la UIA, lo explica así: "El efecto sobre la industria ya está. La tasa en 50% o en 70% es el mismo, el crédito sigue igual de inaccesible. Lo lastimoso es la perspectiva de que esto está lejos de solucionarse y que el crédito se aleja cada vez más", opinó. Para el empresario, la industria caerá 2,5% este año, "con la inflación lejos de estar dominada".

Esperando la lluvia

Mientras el Banco Central actuaba sobre el mercado de contado con tasas y supuestamente en el mercado de futuros -algo que no informa, pero que los operadores descuentan-, el Ministerio de Hacienda comenzó a trabajar sobre las expectativas.

La Secretaría de Política Económica de Miguel Braun difundió datos sobre la auspiciosa cosecha, que debería comenzar a liquidarse en abril. Los datos no son nuevos, pero lo importante es el timing para recordarlos.

Según los datos de Hacienda, "las exportaciones de maíz alcanzarían, siendo conservadores, u$s4878 millones en 2019″, con un aumento del 13% contra el 2018 de la sequía fatal. "El grueso de estas exportaciones se concentrarán entre marzo y agosto", señaló el Gobierno.

A esos casi u$s5000 millones se sumarían otros u$s17.200 millones de la cosecha de soja y sus subproductos. La producción, en este caso, alcanzaría los 54 millones de toneladas, con un incremento del 45% desde la campaña anterior. La soja también tiene su "temporada alta" entre abril y agosto.

Son unos u$s22.000 millones que, espera el Gobierno, "lloverán" sobre el mercado cambiario en unas semanas. La fecha estimada coincide con el arribo de los casi u$s11.000 millones que liberará el FMI luego de la reunión de directorio del 26 de marzo y que el Tesoro podrá vender mediante subastas para financiar gastos corrientes y vencimientos de deuda en pesos.

Esos dólares -o esa promesa de dólares- se que sumarán a la cosecha de trigo (u$s3200 millones) que comenzaron a liquidarse a fin de 2018 y a los ingresos esperados por girasol, de u$s900 millones, y otros cultivos.

Entre la necesidad y la tentación de no vender

La gran pregunta que se hace el mercado es cuánto de eso venderán los productores y agroexportadores. O, dicho de otra forma, si tienen espaldas para sentarse sobre la producción a esperar que el riesgo externo, la coyuntura doméstica y la incertidumbre electoral impulsen al dólar. Tienen un incentivo para hacerlo. Con excepción de la soja, que tributa una retención del 28,5%, el resto de las exportaciones paga un derecho de exportación fijo de 4 pesosque se licua con la devaluación de la moneda. Cabe recordar que el Gobierno eliminó la obligación de liquidar exportaciones en un corto plazo que pesaba sobre las cerealeras hasta 2016.

El Palacio de Hacienda cree que el sector agroexportador deberá vender su cosecha. Por un lado, porque la sequía de 2018 golpeó en el bolsillo y hay deudas y gastos que cubrir, que las altísimas tasas de interés impiden financiar. Por otro, porque hay que pagar insumos para la siembra siguiente publica TN.

La consultora Analytica tiene una visión similar. "El sector agropecuario tiene incentivos para colaborar con esta administración en un año electoral", indicó la firma en un reporte distribuido entre sus clientes. Santiago Gambaro, economista de ese estudio, afirmó a TN.com.ar: "Al no haber ninguna obligación para liquidar las exportaciones, el ingreso efectivo (de las divisas) queda sujeto a las expectativas del sector en un año electoral". El analista agregó: "Las liquidaciones del agro vienen a un ritmo de u$s1500 millones en los primeros meses del año por la buena campaña de trigo y deberían superar los u$s2000 millones por mes entre abril y agosto". Entrarían así "más de u$s100 millones por día" para "compensar la especulación sobre el tipo de cambio en un año de elecciones".

Matías Carugati, economista jefe de M&F, agregó: "El productor y el exportador van a aguantar lo más que puedan; cualquier corrida como la de estos días lleva a eso, a que, si tienen margen, elijan el momento" para liquidar.

Para el analista, "va a haber volatilidad" en el mercado de cambios durante todo el año. "Habrá semanas con más o menos liquidación que la esperada y eso impactará en la cotización del dólar. El Banco Central apunta a los agregados monetarios, por lo que la volatilidad la tienen la tasa y el tipo de cambio. Además, de los próximos 15 domingos, hay 12 con elecciones", consignó.

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