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Comerciantes denuncian que fueron estafados y maltratados en el Festival del Caldén

Los valores del alquiler de los stands fueron fijados en función de la presencia de 120 mil personas que garantizó la organización. La asistencia fue notablemente menor y desde la primera noche que el complejo estuvo prácticamente vacío ya se regalaban entradas.

El canon de los puestos iba desde los $7 mil hasta los $120 mil. Para vender dentro del estadio había que pagar $20 mil más.
Actualizada: 13/03/2019 23:49
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Un grupo de comerciantes gastronómicos, talabarteros y artesanos hizo oír sus reclamos por la “pérdida” económica que significó la participación en el evento celebrado en Nueva Galia.

El principal problema fue que los precios de los puestos fueron fijados asegurando que habría más de 120 mil asistentes. Según denunciaron públicamente, “inflaron” la cantidad de espectadores lo que significó “una estafa”.

El festival organizado por el Gobierno provincial tuvo como coordinadores al secretario General de la Gobernación, Alberto Rodríguez Saá (h) y al anfitrión, el ministro de Producción, Sergio Freixes.

Es el festival más caro que subsidia la gestión de Alberto Rodríguez Saá. Se destinan varias decenas de millones de pesos para contratar a los artistas del momento, pero no se sabe de qué organismos salen los fondos y las rendiciones de cuenta permanecen guardadas bajo siete llaves.

Los puesteros aseguraron también haber sido “maltratados” cuando expusieron su queja; inclusive un grupo especial de la Policía copó el predio cuando pidieron la devolución de lo que invirtieron.

Una comerciante gastronómica damnificada que prefirió preservar su identidad, dio precisiones en un diálogo que mantuvo con elchorrillero.com. Según graficó, desde el miércoles, fecha previa al inicio del festival, fueron atendidos de mal modo.

El canon de los puestos iba desde los $7 mil hasta los $120 mil. Para vender dentro del estadio había que pagar $20 mil más.

“No se respetaron los lugares acordados. En mi caso invertimos $30 mil sin sumar los gastos de combustible, empleados, flete y mercadería”, dijo.

La mujer aseguró que la ubicación que le dieron a su puesto “no fue coherente” con la reserva que formuló.

La organización les había generado una expectativa de público acorde al valor de los puestos con lo cual inversión dejaba ganancia. Sin embargo en los hechos la concurrencia “no fue la esperada” y que estuvo muy por debajo de lo estimado.

“El miércoles ya sabían que no estaban vendiendo la cantidad estimada de entradas y las estaban regalando. La primera noche estuvo prácticamente vacío el estadio, mostraban el predio como si estuviera lleno pero solo había gente cerca del escenario”, dijo en un contacto con este medio.

Si bien el viernes “hubo más de público”, el nivel de recaudación “fue similar a la primera noche”.

En medio de ese contexto, los comerciantes creen que tampoco ayudó la distribución estratégica del sector de stands comerciales. La mujer detalló que existió la posibilidad de bajar el canon para la venta dentro del estadio a $4 mil, pero “fue una posibilidad a la que no todos accedieron”.

Para el sábado las ventas también fueron muy bajas y fue entonces cuando los comerciantes empezaron a quejarse.

“No solo reclamamos por la falta de ventas sino por el maltrato y las terribles condiciones dentro del predio. El único sector de baños por ejemplo (fuera de los químicos), contenía unos 5-6 baños para mujeres y otro tanto similar para hombres con sus duchas respectivas. En ambos casos sólo había agua caliente por la mañana y las duchas no tenían cortinas ni puertas, se tuvieron que poner unos nylones para mantener privacidad a la hora de ducharse. El sábado no funcionaban y eran una mugre, permanentemente inundados”, aseguró.

También había baños químicos, pero según detalló no alcanzaron a cubrir la demanda diaria.

El reclamo lo formularon en las boleterías del predio; allí pidieron la devolución de “al menos el 50% de lo aportado”, para hacer frente a los gastos fijos. Ese día les indicaron que sólo podían ofrecerles el 20% y les propusieron un diálogo el domingo por la mañana para acordar una solución.

“Estuvimos de las 9 hasta las 16 del domingo hasta que nos atendieron, asimismo no vino nadie de la organización. Lo que hicieron fue asentar nuestros reclamos y nos prometieron respuestas, pero nada de eso pasó finalmente”, especificó.

Más allá de la falta de soluciones, uno de los aspectos que más les molestó a los comerciantes fue que cuando concretaban sus reclamos ingresó al predio un grupo especial de la Policía.

“Eran como 14 efectivos que se iban turnando. Hubo maltrato, nos amenazaron, nosotros somos gente de bien, de trabajo y ellos estaban armados”, relató.

En definitiva, el panorama prometido por la organización a los comerciantes no fue el esperado y la participación del evento les significó una pérdida considerable.

“Tuvimos pérdidas por la poca gente que fue, hubo exageración en los precios cuando en otros lugares suelen cobrar entre $2 mil y $15 mil por evento. Estuvo mal organizado, hubo falta de recursos. El maltrato fue constante y no devolvieron nada del dinero invertido, como experiencia fue totalmente degradante”, concluyó.

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