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Di Marco: “Que se haga justicia para que mi hija descanse en paz y que Dios se encargue de todo”

Esas fueron las palabras que usó la madre de Florencia Di Marco para cerrar su declaración este lunes ante los jueces. Su voz fue la primera del debate oral que determinará la culpa que tuvo en la muerte de su hija, asesinada por su pareja.

Di Marco está imputada como partícipe necesaria en las violaciones que perpetró sobre la niña su pareja, Lucas Gómez.
Actualizada: 21/04/2019 12:36
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Durante 40 minutos hizo un repaso de su vida en Mendoza, de cómo conoció a Lucas Gómez y negó haber estado al tanto del padecimiento de su hija. Desmintió a las maestras que le advirtieron sobre los posible abusos que estaba sufriendo la nena y reconoció que su pareja era un hombre “violento”.

Gómez se quitó la vida en la cárcel de máxima seguridad que tiene la provincia, por eso eso ella es la única que enfrenta el proceso.

Desde hace dos años y dos días, Carina Di Marco está alojada en el Servicio Penitenciario San Luis, en donde asiste con frecuencia a un taller de cotillón. Sus compañeras fueron las que le prestaron una blusa salmón y una campera de cuero marrón para que asista a Tribunales este lunes para hacer frente al juicio que la encontrará culpable o inocente nada más ni nada menos que de la muerte de su hija.

Este lunes se realizó la primera audiencia del juicio oral por el crimen de Florencia Di Marco, y su madre está imputada como partícipe necesaria en las violaciones que perpetró sobre la niña Gómez, el hombre con el que vivía. La fiscalía pidió para ella una pena de 17 años y seis meses de prisión.

Con la misma tristeza y angustia que tenía el día que ante los medios de comunicación pedía que la ayudaran a buscar Florencia, se presentó este lunes ante la Justicia para decir su verdad.

Hugo Saá Petrino, Fernando De Viana y Gustavo Miranda Folch, son los jueces que se encargarán de condenarla. Fernando Rodríguez es el fiscal y Karina Mantelli la defensora de la mujer acusada.

Desde este lunes Carina Di Marco es juzgada.

Di Marco comenzó su testimonio recordando que su noviazgo con Gómez inició cuando ella tenía 21 años y a Florencia, de apenas dos añitos y medio.

Relató que a los pocos meses quedó embarazada de su segundo hijo (hoy de 11 años) y se fueron a vivir juntos a la casa de él, con su madre. Más tarde decidieron volver a ser padres y llegó el tercer niño (hoy de 5 años).

Sostuvo que luego comenzaron “los problemas”. Gómez la trataba mal, insultaba y “era muy agresivo”.

“Tomaba los fines de semana y se ponía violento. Me quiso ahorcar y a veces me pegaba cachetadas”, explicó.

Cuando decidieron venir a San Luis, Di Marco ya estaba embarazada de su última hija: “Pasé mi embarazo muy sola porque él decía que no era suyo”.

Su segunda nena nació el mismo día que a su hija mayor le quitaban la vida.

El papel de las maestras mendocinas

Los principales testimonios para incriminarla fueron los que aportaron las docentes de la Escuela “Florentino Ameghino” de Palmira, en Mendoza de donde la familia es oriunda. Florencia, que asistió al establecimiento hasta julio del 2016, les había contado que su padrastro la “acariciaba”.

Siete maestras declararon y confirmaron que estaban al tanto de la situación. Todas coincidieron en que Di Marco fue citada a la escuela y que mantuvo una reunión con dos de ellas: Teresa García Cobos y Adriana Ramírez.

Di Marco les había asegurado que Florencia mentía y que Gómez la “cuidaba” y “protegía”. En los testimonios consta que la madre hasta se enojó cuando le comentaron la situación.

Ante el Tribunal, la acusada negó rotundamente haber mantenido un encuentro con las docentes. “Estoy segura que no”, insistió cuando los jueces le preguntaron.

“Solamente Dios sabe y se lo dejo a cargo a él. Que Dios las perdone”, agregó.

Las maestras también revelaron que luego de que se diera a conocer la muerte de Florencia y dijeran conocer los abusos, la directora del establecimiento, Sonia Poblete, las citó a una reunión.

“Fue el miércoles 29 de marzo del 2017, minutos antes que tocara el timbre”, precisaron. En el encuentro, les solicitó que “no hablaran” porque desde la escuela “habían hecho las cosas mal”.

“Pidió que no dijéramos nada de lo que sabíamos de Florencia, total la nena estaba muerta y no íbamos a hacer nada con hablar”, agregó otra maestra.

Di Marco lloró cuando recordó el momento que se enteró de la desaparición de la nena.

El recuerdo de Florencia y la noche del crimen

A lo largo de los 44 minutos que duró su declaración, el llanto la quebró un momento puntual del relato: fue cuando se enteró de que su hija mayor estaba desaparecida. Recordó que mientras estaba internada en la Maternidad “Teresita Baigorria” recibió un mensaje.

Era la mañana del 22 de marzo del 2016, cuando una mujer le escribió para decirle que había encontrado la mochila de la niña, en un descampado del Barrio El Lince. La noche anterior había dado a luz a su cuarto hijo (la segunda nena) y afirmó que Gómez se había quedado esa noche al cuidado de los tres menores.

Di Marco reconstruyó  que la niña era “tímida”, “educada”, que “no le faltaba el respeto a nadie” y “si tenía algún problema” se lo decía; como también si “algo le dolía”.

Afirmó que en el último tiempo la notaba “distanciada”; que “se encerraba en la pieza, veía películas y estaba siempre con el celular”.

Al hablar sobre el vínculo de Florencia y su pareja indicó que él “la trataba como a sus otros hijos” y que por eso nunca advirtió algún comportamiento extraño. “Yo no quería que le pegara, porque yo son la madre”, afirmó.

“Si lo hubiera notado mi hija estaría acá y no en un cajón”, sostuvo y ahí no pudo contener las lágrimas. Remarcó que a la niña “le daba todo”.

Denunció que en el último tiempo, Gómez consumía cocaína.

Los detalles de la brutalidad

El fiscal de instrucción, Esteban Roche solicitó una pena de 17 años y 6 meses de prisión. La medida se basó en la existencia de los abusos sexuales y por considerar “inexorable la responsabilidad de su progenitora que convivía con la misma y se encargaba de su guarda”.

La necropsia en el cuerpo de la niña determinó que la niña había sido “ultrajada en diferentes oportunidades”.

Detectaron escoriaciones en su zona genital, lesiones, y desgarros de “vieja data cicatrizados” y otros recientes. En paralelo a la lectura del informe, Di Marco dejó escapar sus lágrimas.

Asimismo, las muestras de semen tuvieron un 99% “de coincidencia” con el ADN de Gómez.

El informe socio ambiental psicológico, que consta en la acusación, concluyó en que Di Marco “colaboró y cooperó para que abusara de su hija” y “optó por no escuchar a la víctima y permitir que siguiera sucediendo”.

“Ninguno era cariñoso o afectivo con ellos”

Otra de las testimoniales claves cuando se produjo el homicidio fue la que emitió la madre de Gómez, Esther Gómez Manzo. Indicó que Di Marco era “agresiva” y “trataba muy mal” a la nena.

“Carina le decía prostituta, tarada o estúpida (…) no cuidaba a sus hijos como debe hacer una mamá”, fundamentó.

Gómez Manzo contó que cuando su hijo se bañaba, Di Marco enviaba a Florencia a llevarle la ropa y que advirtió “actitudes raras” en la niña. “Se acostaba y quería tocarme los pechos y las partes íntimas”, dijo.

Remarcó que le transmitió lo que sucedía a Gómez y este le respondió: “Mami no pensés mal, yo tengo respeto”.

Di Marco, en la primera audiencia de su juicio desmintió los dichos de su suegra y los adjudicó a la mala relación que mantenían.

Planteó que por eso se mudaron de su casa cuando Florencia tenía cinco años. Desde ese momento, estuvieron en la casa de los abuelos de Gómez.

La petición de la defensa

Una de las solicitudes de Mantelli fue el desistimiento de alrededor de 70 testigos vinculados al homicidio, por considerar que no aportan a la acusación contra Di Marco. El fiscal no tuvo objeciones al respecto y tras un cuarto intermedio, el Tribunal aceptó la medida.

Por otra parte, Mantelli pidió la “nulidad absoluta” del auto procesamiento y la prisión preventiva de su defendida; así es que solicitó su libertad.

Su fundamento fue que detectó “fallas en entre la imputación de la jueza Virginia Palacios y la resolución final”.

Subrayó que “se violaron todos los derechos constitucionales” y por ello insistió en la “inmediata libertad” de Di Marco, debido a que “no hay peligro procesal ni de fuga y la investigación ha concluido”.

Rodríguez se mostró “sorprendido” por “el planteo de la defensa” y pidió que se “rechace sin más la nulidad”.

Saá Petrino transmitió que la resolución será dada a conocer con el dictado de la sentencia.

La infancia de la acusada y críticas al accionar de la Justicia

En la indagatoria, Mantelli apeló a su defendida para que relatara el día de su detención. Palacios ordenó la medida cuando había llevado a su hijo, que entonces tenía 9 años, a realizarle el procedimiento de la Cámara Gesell.

“En la camioneta, cuando me llevaban los de (la División) Investigaciones me empezaron a decir que iban a hacer lo imposible para que me den años. Me trataron muy mal”, contó.

En otro tramo y con la voz entrecortada se acordó de su infancia. Describió que sus padres los dejaban solos y ella se hacía cargo de cuidar a sus hermanos. Apuntó que su mamá les “pegaba mucho” y que los abandonó.

En ese momento, Di Marco, que tenía 15 años empezó a trabajar, y a los 16 se fue de su casa.

El juicio se reanudará este martes a las 9.

Está prevista la declaración de personas de San Luis, entre ellos, familiares de Di Marco. El miércoles se reproducirían las pruebas. El jueves llegarían testigos de Mendoza, y el viernes se daría a conocer el veredicto.

Este lunes, Di Marco llegó antes de las 10 a Tribunales para enfrentar el primer día de juicio.

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