Silencio oficial
El Gobierno guarda silencio frente a los hechos de mayor gravedad que se hayan registrado en un estadio de fútbol de San Luis en presencia de la Policía.
Jugadores y dirigentes de P eñarol de San Juan, víctimas de las salvajes agresiones, denunciaron que hubo “zona liberada” y cayeron en una “emboscada”.
Las imágenes que recorren los medios de comunicación son elocuentes. Muestran cómo procedieron jugadores y barras de Victoria y el desempeño de la Policía.
Se vio locura y salvajismo.
Sin embargo, el Gobierno de Alberto Rodríguez Saá permanece mudo. Como si los acontecimientos no hubieran ocurrido en San Luis.
Hay un manto de dudas y sospechas sobre el dispositivo policial.
El ministro de Seguridad, Ernesto Ali y el jefe de Policía, Fabricio Portela, no han dado explicaciones.
Han pasado más de 36 horas de los hechos y no se sabe quién fue el jefe del operativo de seguridad.
El presidente, jugador, capitán de Victoria y jefe de la Custodia del gobernador, Roberto Vallejo declaró en un canal de TV nacional que Peñarol de San Juan fue el culpable de todo.
“Yo me dediqué a jugar”, dijo además suelto de cuerpo y se desligó de la responsabilidad del operativo de seguridad.
Un calificado miembro de la comisión directiva del equipo sanjuanino aportó un dato que habla de la calidad de algunos dirigentes de San Luis. Revelaron que llamaron y nadie atendió el teléfono desde Victoria, el club preferido del Gobierno y que tiene como vicepresidenta a Lucrecia Olguín, esposa de Vallejo.
Desde Terrazas del Portezuelo solo hubo un repudio de los hechos de violencia por parte del Programa de Deportes, un organismo de segunda línea que depende de la secretaría General de la Gobernación.
Aturde el silencio oficial.