El espectáculo único que regaló el eclipse; la Luna tapó el Sol y Merlo se oscureció
Miles de personas disfrutaron el gran momento por pocos más de dos minutos; y la mayor emoción retumbó en las sierras de los Comechingones.
Por enviados especiales
A 2100 metros, en lo más alto de Merlo, se hizo de noche cuando faltaban 20 minutos para las 18.
Se vieron las estrellas, y la Luna brilló tal vez como nadie la vio en su vida. El fenómeno fue impactante, histórico y en San Luis se vio de un modo privilegiado.
Todas las miradas se posaron en las sierras. En Villa de Merlo no había nada importante cuando el martes amaneció, todo iba a trasladarse hasta el sector serrano, donde la vista es impagable, y así se hizo.
Las primeras personas comenzaron a subir a la 11 por el camino del Filo, (era importante subir temprano para ocupar los sitios predilectos) cuando quedó habilitado de manera oficial. Fue el lugar elegido por turistas de todo el país que se movilizaron exclusivamente por el eclipse.
No importaron los kilómetros que debían recorrer; ni tampoco las alturas. Allá arriba parecía que el Sol podía tocarse con las manos.
Oriundos de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe, parejas y familias enteras llegaron hasta este rincón del norte puntano.
San Luis ofrecía lugares privilegiados y principalmente los miradores en las Sierras de los Comechingones se llenaron de turistas.
Largavistas, cámaras de todo tipo y telescopios ocuparon todo el Mirador de los Cóndores, emplazado a 2.100 metros de altura.
Desde el mediodía, todos esperaron pacientes. Y al final comprendieron que la espera valió la pena.
La gran mayoría se fue preparado y fue un testigo dichoso del momento histórico que solo iba a verse en su máximo explendor en seis provincias. El fenómeno fue posible porque se alinearon en el espacio la Tierra, el Sol y la Luna. Nadie miró hacia arriba sin sus anteojos protectores, y hasta las máscaras de soldar.
Minutos antes de que la Luna tapara por completo al Sol (a las 17:41) ya en medio de la penumbra los miles de espectadores desataron su efusividad; gritos y aplausos se sintieron en las alturas. Fue el modo para descargar una emoción que difícilmente podría explicarse con las palabras.
Y cuando la Luna finalmente tapó el Sol brilló de un modo increíble, y los gritos fueron más fuertes. Y se hizo de noche y entonces no alcanzaban los adjetivos para explicar la sensación. Durante dos minutos la tarde se oscureció. Y se puso frío, y las luces de la ciudad se encendieron: todos vivieron junto en ese momento la segunda noche del día.
El clima fue un factor importante, y no solo permitió un espectáculo de película sino también que volaran parapentes y globos aerostáticos. Estaba fresco, pero la emoción fue tan grande que nadie se acordó de eso.
Catalina Ysaguirre, Antonella Camargo, Victor Albornoz y Marcos Verdullo
Edición: Nicolás Miano