En el corazón del Barrio La República; así funciona un comedor entre tablas y nylon
Son más de 40 los niños que encontraron en el “Arca de Noé” el lugar donde alimentarse con un plato de comida caliente. Es un espacio rectangular lleno de necesidades que solo se sostiene por el amor de unos pocos corazones solidarios.
Está allí y cubre necesidades urgentes, a un costado de la Plaza del barrio (que es un pedazo de tierra); y ese es el punto de referencia para encontrarlo. En los días de semana es merendero y los domingos se transforma en un comedor que muchas veces reúne a las familias enteras; a los padres con sus hijos.
El comedor es un ranchito sostenido por maderas y cubierto de nylon. Ese lugar supo ser el hogar de Alejandra Ruarte y José Villegas, un matrimonio aferrado a la fe y a la palabra de Dios. Ahí vivieron seis meses, entre el barro de la lluvia que siempre los inundaba, hasta que en el mismo terreno pudieron comenzar a construir una casita más digna, de material.
Cuando se cambiaron dejaron intacto ese lugar que los cobijó en los momentos más difíciles. Entonces empezaron a hacer lo que siempre habían querido: ayudar a los que menos tienen, aunque ellos no tengan lo más que los otros.
Un día se levantaron y dijeron la frase que le dio el nombre al comedor: “Manos a la obra”. Entonces comenzaron a inscribir niños y decidieron darles de comer todos los domingos al mediodía. La decisión fue un éxito y los pequeños ya llevan un año haciendo caminito.
“En un momento porque se hacía complicado íbamos a dejar, pero con la ayuda de vecinos y amigos pudimos seguir; hoy tenemos colaboradores, personas que nos donan mercadería para que la comida no falte”, contó Alejandra Ruarte.
“Son 40 pero ahora se anotaron un poco más”, explicó. Por lo tanto se calcula que en poco tiempo tendrá una lista de 50 comensales: los más chiquitos tienen entre dos y tres años. Adentro del comedor hay una mesa, unos bancos, una pizarra y un estante con libros; es como un corazón con las puertas abiertas. Hay una cocina a la que no le funcionan todas las hornallas y que se pone en marcha cuando el gas de la garrafa alcanza. De lo contrario se hace fuego y se prepara el almuerzo en el patio.
Elchorrillero.com llegó hasta allí y fue testigo de una fiesta de cumpleaños que lo tuvo todo, y que la casa, el frío y la tierra fueron lo menos importante. La metodología es agrupar las celebraciones de tres meses. Esta vez tuvieron su festejo los niños que cumplieron en abril, mayo y junio. Uriel (7), Jesús (6), Ariana (4) y Brisa (6), fueron los agasajados. Disfrutaron de principio a fin, y fueron felices.
Alejandra reconoció la tarea que hacen Celeste, Marcela, Marta y Sergio cada día que van los chicos; son los colaboradores que no la dejan sola con las tareas y por eso todo funciona en orden.
Los menores que asisten al comedor “tienen muchas necesidades”, según destacó Alejandra. “Muchas veces vienen los padres y me piden un paquete de fideos porque no tienen qué hacer de comer”, remarcó para ejemplificar la importancia que tienen para todos ese pequeño y tan precario merendero.
Ahora les llega también ropa y por eso están armando bolsones para cada familia con los calzados para sus niños. Las condiciones en las que viven, el invierno se sufre y es cruel. Todo suma para esas familias que viven con los sueldos de albañilería o de algún plan social.
Alejandra no puede evitar emocionarse si tiene que responder por qué lo hace; y esa pregunta resume el sacrificio y la dedicación que le pone: “Nos nace del corazón ayudar a los chicos”.
Y aclara que todo es a pulmón, que lo que llega es donado por particulares. Que tienen un sueño y es conseguir materiales para edificar un mejor salón. El viento y la lluvia son los enemigos de esa humilde morada.
“A todos los que quieran colaborar, les vamos a estar agradecidos”, dijo, y al mismo tiempo contó que lo que siempre hace falta es verdura y carnes, para poder variar en el menú. La mercadería la tienen cubierta y está destinada a la sagrada comida del domingo.
“Arca de Noé” se llama el comedor. Entre las tablas y los palos que le permiten están en pie, los chicos tienen un espacio para la educación. Muchas veces les ayudan con las tareas y tienen textos para leer y aprender un poquito más.
“Lo vivimos con gran emoción porque nos gusta a todos ser solidarios, y siempre estamos pendientes de estos casos”, contó el presidente del club multimarcas Espartanos Team, Juan Muñoz. Los integrantes de este grupo estuvieron presente en los cumpleaños y además de llevarle útiles y libros, y otros productos que obtuvieron de una colecta, les llevaron dos peloteros y un metegol para hacerles el momento un poquito más feliz.
Pero la energía es tan débil en el barrio (las conexiones son precarias y divididas de casa en casa) que hizo imposible que los inflables se sostuvieran.
De todos modos el cumpleaños fue encantador. “Es uno de los que menos difusión tiene y es muy humilde. Para el Día del Niño estamos juntando juguetes para este y también para el Comedor Estrellitas de Belén”, contó Laura Chacón, una joven que colabora con Alejadra y José. Ella llevó la torta ese día, y los chicos soplaron las velitas en medio de globos y muchas cosas ricas.
Como siempre hacen falta cosas, el comedor recibe las donaciones todos los días en el mismo lugar donde funciona: manzana 55, casa 18. O contactarse con al 2664 863712.