Esperar un trasplante: Kevin López y la lucha de su madre para reunir el dinero de un viaje
El joven tiene sólo 15 años y convive con una inusual enfermedad hepática en chicos de su edad. Tras varios meses de espera, el 11 de agosto tiene que trasladarse a Buenos Aires para esperar un trasplante de hígado; pero necesita dinero.
Desde que le diagnosticaron Hepatitis autoinmune y cirrosis, Kevín pasó por internaciones mensuales en sanatorios de Buenos Aires, San Juan y San Luis. Durante sus últimas semanas en el Policlínico de la provincia, lo derivaron al Hospital Garraham para esperar el órgano de su trasplante.
Norma Benítez es madre soltera y el único sostén económico de una familia conformada por tres hijos; Kevin, Malcom de 19 y Luis de 14. En diálogo con elchorrillero.com, la mujer contó cómo la enfermedad cambió la vida de su hijo y cuáles fueron las medidas que tomó para sobrellevar su tratamiento.
La rutina de un adolescente promedio se debate entre la inquietud, las reuniones con amigos, deportes, estudios y fiestas. Pero con la enfermedad a cuesta, Kevin debió sacarse los botines de fútbol para aprender a reservarse, tomar consciencia de los posibles riesgos en su vida diaria e interiorizarse sobre los cuidados de su cuerpo.
“Antes jugaba al fútbol, pero ya no lo pudo seguir haciendo. El único deporte que puede hacer ahora es natación y lo hace en verano. No puede correr ni andar en bicicleta”, explicó Norma.
Entre sus actividades diarias, la escolaridad la siguió al pié de la letra. Para evitar riesgos, su mamá se encargó de dejar la historia clínica en todas las escuelas a las que asistió.
“Antes iba a la escuela San Martín y ahora va a la Comercio 7. Tiene que tener cuidados especiales, él se cuida a sí mismo a veces, otras no lo hace porque es niño y todavía no deja de serlo”, contó.
Según Norma, el diagnóstico inicial fue en el Sanatorio Franchin de Buenos Aires. Allí, Kevin permaneció internado un mes y medio, hasta que no pudieron continuar con el pago de la internación y lo derivaron al Garraham.
“Estuvimos mucho tiempo con su tratamiento, hasta que no me dio el presupuesto para seguir llevándolo todas las semanas. Cada semana veía a un especialista diferente y era mucho dinero para mí. Opté por llevarlo cada 20 días a San Juan”, recordó Benitez.
“Ahí nunca le hicieron estudios como en Buenos Aires, después lo internaron un día acá en el Policlínico y lo derivaron de nuevo al Garraham, ahí estuvimos tres meses”, explicó.
“Hepatitis autoinmune y cirrosis” es un diagnóstico inusual en adolescentes del rango etario de Kevin.
Un viaje necesario
“La explicación que me dieron es que las defensas del cuerpo se enojaron con el organismo y le atacaron el hígado. No se contagió ni nada, fue una reacción de su cuerpo”, contó su mamá.
Desde el año pasado, Kevin figura en la lista de espera para recibir el órgano y ser trasplantado, pero para eso será necesario que viaje junto a su familia el próximo 11 de agosto.
“No tenemos el trasplante seguro, se tiene que ver si cada órgano que llega es compatible, por eso necesitamos estar en Buenos Aires, porque como acá no hay avión sanitario existe el riesgo de no llegar tiempo si nos llaman los médicos”, explicó.
Vender viandas
Para sobrellevar la situación económica familiar y costear el tratamiento de Kevin, su mamá toma pedidos de comida los fines de semana, sumado al trabajo “en changas” y tareas de cuidado de adultos mayores. Su hijo mayor Malcom también contribuye con trabajos ocasionales.
“Trabajaba cuidando a una señora mayor y me daban $2200 o $2 mil por semana y con eso nos mantenía. Ahora que decidimos mudarnos a Buenos Aires para el trasplante, empecé a vender pollos y empanadas para juntar plata, comer y movilizarnos, porque nos van a dar estadía, pero lo otro corre por cuenta nuestra”, aclaró.
Todos los días Kevin toma su antibiótico de forma rutinaria. Es Rifaximina 200, y tiene un costo de $2400 y viene en cajas de 20 comprimidos. Tras intentar obtener ayudas gubernamentales, Norma sostuvo que logró superar las adversidades “a pulmón”.
“Una sola vez me dieron un subsidio de $5 mil. Lo usé cuando fui a Buenos Aires, que viajaba todos los meses. Pero es poco, porque siempre gastas mínimo $2 mil en comida, lo que si obtengo para viajar son los pasajes”, explicó.
Y dijo que “recién ahora” van a darle el medicamento a su hijo: “Llené el expediente en octubre y en enero lo volví a hacer porque me dijeron que el medicamento había llegado pero se lo habían dado a otro chico”.
Actualmente, Norma sostiene que la forma ideal para colaborar es por medio de la compra de las comidas que realiza los fines de semana; ya que de esa forma podrá terminar de reunir el dinero para permanecer en Buenos Aires desde el 11 de agosto.
Este fin de semana cocinó pollo con ensalada rusa, a $350. También vende empanadas a $150.
Los interesados pueden hacer los pedidos al 2664381514.