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Miles de puntanos le pidieron a San Cayetano por “salud, pan y trabajo”

La comunidad católica de San Luis se congregó esta tarde en la iglesia que lleva el nombre del padre de la providencia, en la esquina de Yapeyú y Tomás Jofré Este, para vivir la tradicional celebración.

Cientos de fieles se congregaron para la celebración.
Actualizada: 09/08/2019 11:14
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Miles de puntanos asistieron a la ceremonia que fue presidida por el padre David Picca. El fuerte viento frío que azotó toda la tarde en la ciudad de San Luis no impidió que los fieles renovaran la fe.

Como cada 7 de agosto, muchos se acercaron para agradecer por los pedidos concedidos y otros tantos para pedir que no les falte salud, ni el pan ni el trabajo.

La misa central comenzó a las 16 en un escenario que se ubicó frente a la capilla, y los devotos colmaron la esquina para escuchar las palabras del sacerdote.

En la homilía, Picca valoró la presencia de los devotos: “Todos los años nos congregamos aquí, en estas calles, en este barrio que lleva el nombre del Santo. En donde vivimos la fiesta del padre de la providencia, de un hombre que en verdad nos dejó un testimonio de vida maravilloso porque dio todo para servir al prójimo”.

Recordó que San Cayetano venía de una familia noble, era abogado y tenía “muchos bienes”. “Atendía personalmente a los enfermos que estaban postrados en las calles de Nápoles en tiempos tan difíciles", destacó.

Asimismo contó que ayudaba a los más necesitados para que alcanzaran “los recursos necesarios y poder vivir una vida digna”. Destacó que “no era un prestamista y que compartía su riqueza".

Los devotos se congregaron en la Iglesia San Cayetano.

Picca también lo distinguió porque auxilió a las personas en “lo que hace a la providencia, al pan diario, al trabajo y también ayudó a los enfermos”.

"No perdamos la esperanza en Dios que no defrauda, que es providente, que siempre está asistiéndonos, que es compasivo, misericordioso, lento para el enojo y de gran amor; que no nos trata como merecen nuestras ingratitudes o pecados, porque sí vivimos tiempos de crisis, pero la crisis también radica en el corazón del hombre que ha perdido el sentido de la vida. Hoy en la fiesta de este hombre grande como fue Cayetano, seamos sinceros, tenemos que crecer, cambiar, aprender muchas cosas", analizó.

Los fieles renovaron la fe.

Casi al finalizar,el padre agradeció la presencia de las autoridades y los encomendó en sus oraciones: "Son tiempos difíciles donde gobernar no es fácil, pido a Dios que ilumine la tarea de ustedes y a aquellos que después de la decisión democrática les toque gobernar. Solo Dios sabe, pero tenemos que rezar, para que puedan llevar adelante el bien común, una verdadera justicia y en todo aquello que hace la vida diaria de nuestro hogar".

De la procesión participó el intendente Enrique Ponce, el vicegobernador, Carlos Ponce, autoridades municipales, gubernamentales y legisladores.

Luego de la misa, comenzó la tradicional procesión por las calles del barrio. Comenzó en Yapeyú, caminaron por Tomás Jofré este, luego siguieron por Obispo Orzali, continuaron por Soldado Puntano Desconocido y regresaron a la Iglesia.

Como cada 7 de agosto los fieles renovaron la fe.

Durante el recorrido y con un megáfono en mano, Picca leyó algunas peticiones y ofreció una serie de oraciones. En algunas oportunidades, los fieles aplaudieron como para conmemorar la fiesta y marcharon al grito de "viva San Cayetano".

“Desde hace 30 años vengo a la procesión, porque me ha cumplido lo que ha pedido. Lo acompañamos siempre, somos muy devotos”, contó Ramón mientras caminaba junto a su esposa.

Los fieles pidieron por "la salud, el pan y el trabajo".

María, como todos los años, participó de la fiesta religiosa para agradecerle al Santo y pedirle por su salud: “Estoy enferma, y pedí por la de mi madre que está en cama y tiene 101 años. También por trabajo para toda mi familia".

"Con mi familia siempre participamos y estamos agradecidos. Pedimos por trabajo para todos", dijo Javier.

Las estrofas del Himno Nacional y el grito de “Viva San Cayetano”, marcó el final de las celebraciones.  Los fieles se fueron a sus casas con los panes bendecidos.

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