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Ricardo Darín: “Vivimos en una época asquerosamente individualista"

En las últimas dos décadas Ricardo Darín se ha convertido en una de las figuras más importantes del cine argentino con trascendencia internacional y ahora le toca recortarse en “La odisea de los giles”, el relato “La noche de la usina” de Eduardo Sacheri en versión de Sebastián Borensztein, acerca de una especie de Armada Brancaleone de un pueblo rural en diciembre de 2001.

Ricardo Darín.
Actualizada: 13/08/2019 10:18
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La historia muestra a Perlassi, dueño de un parador, y a los personajes de Verónica Linás, Luis Brandoni, Carlos Belloso, Daniel Aráoz, Marco Antonio Caponi, el colombiano Andrés Parra, y también el de su hijo Ricardo Mario “Chino” Darín como su hijo en la ficción, que además, comparte con él la coproducción.

– ¿Cómo definirías a este hombre común y honesto que termina buscando revancha?

– Creo que mi personaje es otro caso de un hombre común puesto en una situación extraordinaria, pero en este caso no está solo sino que forma parte de un grupo de personas que fueron motivadas por él y su esposa para llevar adelante un proyecto comunitario para reportar un pueblo que está pasando por un momento bastante oscuro y creo que eso le agrega un toque de responsabilidad frente a todo esto.

– Tanto tu personaje como el resto quieren recuperar lo suyo muy precariamente…

– Eso se ve muy bien en él cuando tiene que explicar a los demás que se vio forzado a tomar una decisión en un momento muy crucial que le genera un sinfín de conflictos que va superando hasta que llega el mas importante para el que no está preparado, y le genera depresión de la que solo puede salir ayudado por su hijo y amigos .

¿Cómo trabajaste el personaje?

– En la novela era un poco más “iluminado”, sin tener instrucción o formación académica, un tipo que huele el aire y sabe cuándo va a llover, tiene dones. Simplificamos eso, no queríamos que uno tuviese demasiada diferencia con el resto. Pusimos énfasis en que se trataba de un grupo de personas, lo que le da fuerza a la historia. El rol del líder y guía está repartido entre el de Luis y el mío.

– Tu personaje es el que antepone una duda a resolver antes de tomar una decisión…

– Perlassi es el que siempre dice “tengo que pensar”, como si se fuera al rincón. En este sentido todos los roles están bastante repartidos y tienen injerencia en el desarrollo de los acontecimientos.

¿Una especie de “La armada Brancaleone” a la argentina?

– Un grupo de personas que no está entrenado para lo que piensan hacer, produce cierta ternura. Ver los paupérrimos elementos que tienen para cumplir su misión habla de su inocencia.

– El guión no necesita recurrir a gags…

– Los hemos eludido, salvo en un par de momentos donde están demasiado como a pedir de boca. Otra cosa que me gustó de la novela son los diálogos entre los personajes, y hasta el más chiquitito de ellos tiene su desarrollo. En ese lugar hubo un cambio ya que en la novela Perlassi nunca revela su plan y sin embargo lo siguen. Todos le tienen confianza porque es auténtico, real, sin dobleces ni agachadas.

¿La película tiene tono esperanzado pero la realidad no parece tan alentadora como en la ficción?

– Te tengo que contar algo de cuando leímos esta historia y después cuando nos pusimos a hacerla. Cuando nos descubrimos en el rodaje con el mismo espíritu que tienen los personajes dijimos que estábamos intoxicado de ese espíritu rebelde, y que si esto fuese trasladable al público, aunque no sé si tiene un correlato con la realidad, lo romántico de pensar en el otro en forma conjunta, yo me sentiría pleno.

¿Hay un mensaje?

– No sé adónde va pero si eso que dije ocurre me sentiría pleno. Vivimos en una época asquerosamente individualista, en no pensar en el otro. Si acaso alguien de la platea sale con el corazón un poco inflamado, que hay que pensar más en lo demás y juntarse con los amigos y tener proyectos en común, me sentiría pleno.

¿Cómo sigue tu vida?

– No lo sé. Tengo la cabeza tan puesta en esta película que realmente no lo sé. creo que es una película emocional y espero que le llegue a la gente de la mejor manera posible. Esto es lo más importante que hice mi vida. No necesariamente lo mejor pero si lo más importante.

“Me meto en todo porque es mi forma de involucrarme en las cosas”

Como ya lo había hecho en “El amor menos pensado”, a las órdenes de Juan Vera, un éxito de taquilla en 2018, Ricardo Darín es también coproductor de “La odisea de los giles, esta vez dirigido por Sebastián Borensztein”.

Kenya, la empresa que montó con su hijo y Federico Posternak hace seis años piensa en superar el éxito de “El amor menos pensado”, que hace un año y en materia de recaudación se ubicó segunda entre las películas nacionales, con casi 800.000 espectadores.

– También sos productor de cine, como en tu película anterior…

– A mí se me suelen juntar todos los parámetros. Cuando me meto en un proyecto generalmente lo hago en todas las áreas, como esperando que alguien me ponga la mano en el pecho y me diga “hasta acá”. Me meto en todo porque es mi forma de involucrarme en las cosas. En algunos casos hacerlo debe estar mal. Pero me parece que de alguna forma se me fusionan las cosas.

¿Te referís al compromiso?

– Cuando tenés abrazado un proyecto como éste con amigos a los que adoras cómo Sebastián, Federico, El Chino, la gente de K&S, vos te das cuenta de que está formando parte de un todo, y esto tiene que ver con el espíritu de la obra que nos enamoró. Es como una bola de nieve. Ojalá sea así.

¿Lograron un “casting perfecto”? Incluso tu hijo interpreta a… tu hijo.

– Y qué Beto haga del amigo con el que discute y se convierte en el contralor del mío, con el que se dicen las cosas de frente, Verónica es un sueño que haya podido sumarse porque está extraordinaria, Marco Antonio, Belloso que tiene una caracterización impresionante… Es el cast perfecto que soñamos y obtuvimos, cosa que es casi milagrosa por los compromisos que cada uno tenemos. Cada uno, cuando leía la historia, se enamoraba.

– La coyuntura es complicada, por más de un motivo, para encarar un proyecto así…

– Nombrame una circunstancia que no haya sido rara… Una sola en la historia que nosotros hemos vivido… Estamos en un punto stand by, ahí, bisagra. Yo recuerdo muchas de estas parecidas, en que no sabemos qué será de nosotros, si vendrá uno a salvarnos o a hundirnos, “Señor dinos quién será el salvador o el enterrador!”. Siempre pensamos que se trata de uno, no de un equipo, y los gobernantes no son marcianos si bien algunos lo parecieron.

– El público te convirtió en alguien más de su propia familia…

– Lo siento así. A lo mejor eso está relacionado con la elección de los temas. Sí eso está en concordancia con los temas que movilizan a la gente, la ponen en funcionamiento o le calientan el corazón ahí se da un vínculo que puede parecer una familiaridad, Y si esa vertiente se mantiene a través del tiempo, mucho más.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar como productores detrás y como actores delante de cámara con El Chino?

– Maravilloso. Es un tipo muy inteligente todos los días aprendo de él. Tiene un entusiasmo, un empuje, una fuerza, una claridad, un enfoque, es un placer. Es todo lo contrario a andar arrastrando a un hijo para que siga tus pasos. Es todo lo contrario: yo lo estoy siguiendo él. En la película tenemos un par de escenas que me conmueven porque se parecen bastante a la realidad. Algunos podrán decir que ella me parezco a mí mismo y bueno, de eso se trata.

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