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Tras una fiesta, un carpintero celoso agredió a cintazos a su esposa costurera

Un carpintero y su pareja costurera asistieron radiantes a una fiesta. Pero al regresar, todo fue una pesadilla de insultos, celos y cintazos en todo el cuerpo de la mujer.

La doctora Gorostiza indagó al violento, pero él se negó a declarar.
Actualizada: 23/08/2019 11:08
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El grave hecho ocurrió madrugadas atrás en una casa de El Mojón, departamento Pellegrini, a casi 300 kilómetros de la capital de Santiago del Estero. Según la causa que instruye la doctora Elena Gorostiza, del equipo de la fiscal Andrea Juárez, el incidente pulverizó 16 años de armoniosa convivencia.

De acuerdo con la denuncia y actuación de personal policial, el carpintero no se encontraba ebrio. Ello acentúa más su responsabilidad en escenas de celos. También, se sabe que la pareja regresaba de una fiesta y él se puso como loco.

El carpintero la habría golpeado e incluso empleó un cinto, provocándole surcos rojos en piernas y espalda.

Ante Gorostiza, después la víctima ratificó todo lo hecho por la policía y clarificado que hasta ese momento jamás la habría golpeado. Por ende, la mujer no comprendería bien qué le sucedió a su marido.

La policía deslizó que los últimos años el carpintero había minado la paz de su pareja e hijos, a fuerza de insultos. De todos modos él ya está preso, mediante una orden de detención refrendada por la jueza de Género, Norma Morán.

Ahora, Gorostiza impulsa una serie de medidas: arrancó con la declaración de la víctima y prosiguió con la indagatoria al carpintero, se supo. El hombre se abstuvo de declarar y ahora enfrentaría pericias psicológicas y psiquiátricas. Serán los expertos en psicología quienes se adentren en su mundo interior y establezcan la salud mental del hombre.

La Fiscalía prevé también un informe socio ambiental en El Mojón y con todo ello ir a audiencia. En el medio, nadie descarta la intervención del Equipo Técnico de Asistencia al Violento (Etav).

¿Cómo terminará la odisea de la costurera?

Quizás la mujer aún no lo haya procesado, pero habitualmente tras la privación de la libertad, los violentos son excluidos del hogar.

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