Según un informe, en San Luis aumentó la malnutrición en niños y jóvenes
El relevamiento lo realizó el movimiento Barrios de Pie junto al Isepci; abarca la población de 0 a 19 años y se desarrolló en los barrios de la ciudad capital que presentan una complicada situación “socio-sanitaria”.
En el grupo comprendido entre los 2 y los 19 años, 4 de cada 10 “se encuentra en alta vulnerabilidad nutricional”. Y si se comparan los primeros seis meses de 2019 con el mismo período de 2018 hubo un incremento: pasó del 42,16% al 43,79%.
También se informó que los afectados pertenecen a familias “cuyos padres en su mayoría son titulares de programas sociales con transferencia de ingresos”.
Los datos se desprenden del relevamiento Indicador Barrial de Situación Nutricional (IBSN), elaborado por la organización Barrios de Pie y el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci).
En total 705 niños y adolescentes de 0 a 19 años fueron encuestados por los promotores de Salud de la organización, capacitados en el manejo “de técnicas antropométricas”.
Sobre un total de 628 niños y adolescentes, resalta el estudio, el 43,79% presentan malnutrición, destacándose los indicadores por exceso: sobrepeso (20,70%) y obesidad (19,59%) “que superan significativamente a indicador por déficit alimentario ya que en bajo peso se dio un 3,50%”.
La población analizada se dividió en cuatro grupos etarios: lactantes de 0 a 2 (77 en total), primera infancia de 2 a 6 años (257), segunda infancia de 6 a 10 (173) y adolescencia de 10 a 19 años (198).
Los relevados son niños y adolescentes que asisten a merenderos, comedores, clubes y espacios comunitarios, ubicados en distintos barrios de la capital puntana como Quinto Centenario, Eva Perón Sur, 1° de Mayo, 9 de Julio, Cáceres, Barrio La Republica y Tibilleti; los cuales se considera que están en una situación de “alta vulnerabilidad socio-sanitaria”.
En los lactantes (niños de 0 a 2) la valoración en cuanto a peso/edad y talla/edad, indica que el problema se presenta en el 27,27%; mientras que el bajo peso alcanza el 3,90%, el sobrepeso el 9,09% y la obesidad el 14,29%.
“La detección precoz de malnutrición enciende alertas en ambos casos. Los indicadores por déficit ponen de manifiesto la insuficiente ingesta de nutrientes, con serias consecuencias para la salud de estos niños”, asegura el informe. Detalla también que “está comprobado que los aumentos excesivos de masa grasa desde incluso los primeros meses de vida predisponen el sobrepeso y la obesidad en la infancia y la adolescencia”.
En relación al indicador talla/edad los porcentajes alarman una baja talla para los grupos de 0 a 19 (del 4,42%) y de 0 a 2 años (del 10,14%).
“La presencia de acortamiento puede explicarse por múltiples causas, pero la principal sigue siendo la desnutrición crónica, o sea niños que durante largos periodos de su vida no han recibido los nutrientes necesarios para tener un desarrollo acorte”, se explica en el documento.
A lo largo de la encuesta se establece que “el presente de los niños (relevados) está comprometido por una alimentación inadecuada para su edad, lo cual de no modificarse abre las puertas a enfermedades tanto en lo inmediato como en la edad adulta”; viéndose limitado “su crecimiento y desarrollo integral, tanto físico como psicosocial, deteriorando su calidad de vida”.
A modo general, de las 275 personas encuestadas, el 3,50% tienen bajo peso; el 20,70% sobrepeso y el 19,59% obesidad.
En otro aspecto, los números que arrojó “la baja talla” (también en lactantes) son considerados preocupantes: el 4,30% está en riesgo de bajo peso, un 4,42% tiene talla baja, mientras que un 5,37% está en riego de desnutrición.
En la segunda Infancia, el 45,09% está pasando por malnutrición y el 3,39% está en baja talla.
En los adolescentes de 10 a 19 años, un total de 198 presentan malnutrición, es decir, el 45,45%. Mientras que el 2,53% presenta bajo peso, el 24,24% sobre peso y el 18,69% obesidad.
Lucero sostuvo que en San Luis “hay una situación que no todos quieren ver”, y que afecta a habitantes de la periferia.
A la hora de entender los números y hacer las comparaciones, la organización explicó que se vio en un problema porque todavía el ministerio de Salud “no difunde” los números oficiales, “ni tampoco lleva una estadística que indique” cómo es el comportamiento de malnutrición en San Luis.
Qué pasa en San Luis
“Fue un problema para poder sacar números, porque nosotros tenemos que responder cuáles son las variaciones en la provincia que hacen que la malnutrición aumente un 8% de un semestre a otro. Acá en San Luis al faltar índices y números estatales publicados no teníamos cómo poder terminar de plasmar esa discusión desde números reales del gobierno”, explicó la referente del movimiento, Carolina Lucero durante la presentación que realizó en una conferencia de prensa.
“Se ve una situación de cómo ha decaído la situación laboral, donde no hay trabajo, no hay ‘changas. La plata que el Gobierno ha invertido en el plan no alcanza para poder llegar al mínimo vital y móvil. Las familias son numerosas y la precarización que estamos viviendo principalmente, en los barrios más pobres y asentamientos, terminan generando problemas en la vida de los menores por una cuestión sanitaria que viven los barrios”, analizó Lucero.
Puntualizó la situación del Barrio La Republica: “Al no tener las condiciones sanitarias necesarias (cloacas, luz, gas natural) se terminan generando enfermedades respiratorias, estomacales, que muchas veces tiene que ver con la mala alimentación, con la mala forma de vida por el contacto sanitario que están viviendo hoy las Provincia de San Luis”.
En 2017 el gobierno de Alberto Rodríguez Saá decidió implementar los merenderos “22AG” dentro de un “plan para luchar contra la pobreza”. Sin embargo con el pasar del tiempo los números arrojaron que los alimentos terminaron siendo contraproducentes para la salud de los niños.
Ante esta problemática detectada, la organización hizo un reclamo a las autoridades de la provincia, y en ese sentido la respuesta de Salud fue que “a los chicos les gustaban las golosinas” y que “en San Luis no hay situación de pobreza”, según lo transmitido esta mañana a la prensa.
“Dan respuestas que son sin sentido donde por un lado desdibujan la pobreza, y por otro que los chicos comen mal porque quieren, cuando en realidad la problemática de fondo es la situación socioeconómica de la familia”, declaró Lucero.
Para el análisis detallado del relevamiento, se tuvieron en cuenta tres indicadores antropométricos: el índice de masa corporal para los 705 casos analizados de 2 a 19 años; talla-edad para los niños y adolescentes de 0 a 19 años y peso-edad, para los lactantes de 0 a 2 años.
Para finalizar, la dirigente dejó una última reflexión: “Lo mejor y más centrado era dar un alimento nutricional en la familia o al niño que asistía a ese merendero y no golosina chatarra que está bien uno o dos días, pero ahora que lo consuman de manera diaria, toda la semana, todo el mes termina generando muchos problemas y ahí con lo que sí nos encontramos fue con muchos niños y niñas con problemas de gastroenteritis, problemas estomacales que eran por exceso de consumo de azúcar y carbohidratos”.