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Tiene 76 años y logró un increíble salto ornamental de siete metros en el río Santa Rosa

Alberto Frascaroli se tiró de espaldas al agua en el balneario Miami. Los turistas quedaron impactados. Todos arengaban para que volviera a arrojarse.

Alberto Frascaroli se tiró de espaldas al agua en el balneario Miami.
Actualizada: 21/01/2020 16:57
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Alberto Frascaroli se tiró de espaldas al agua en el balneario Miami. Los turistas quedaron impactados. Todos arengaban para que volviera a arrojarse.

Era sábado. La máxima había llegado a los 33 grados. El cielo estaba completamente despejado. Cuando comenzó a bajar el sol, Alberto Frascaroli (76) fue a zambullirse al río Santa Rosa. De Villa General Belgrano viajó hasta el balneario Miami  y se volvió el protagonista de la tarde.

Al grito de "aabueloo, aabueloo", subió hasta la ladera de siete metros de altura, se colocó de espaldas al agua y dejó a todos impactados con un increíble salto ornamental. Dio un giro en el aire y cayó completamente erguido. Los aplausos no tardaron en llegar. Si se hubiera tratado de una competencia olímpica, sin dudas se llevaba la medalla de oro.

Por supuesto que los turistas registraron el perfecto salto mortal. Las imágenes fueron compartidas a El Doce y Vos. Cuando salió del río, todos los presentes se acercaron para saludarlo y felicitarlo. Es que para algunos, es un clásico de los veranos en Córdoba, mientras que para otros el show es toda una novedad.

En diálogo con ElDoce.tv, Alberto Frascaroli se describió como un aficionado. A los 60 años realizó su primera mortal en esa olla natural del río Santa Rosa. A medida que pasaron los años, se fue perfeccionando. A veces, se lanza mirando al frente para dar un giro y medio y caer de cabeza. Otras veces, lo hace de espaldas.

Frascaroli es un reconocido arquitecto de la zona de Calamuchita. Pero un apasionado por los deportes. Era adolescente cuando comenzó a realizar estas pruebas de saltos. Siempre buscó perfeccionarse yendo a natación. Además, le gusta salir a caminar, hacer yoga y hasta bailar tango.

"Mi pareja no quiere saber nada", aseguró entre risas. Alberto va una o dos veces por semana para sentir esa increíble -e indescriptible- adrenalina en el aire. Y la escena vuelve a repetirse: el público grita "aabueloo, aabueloo" y la perfección del salto queda a la vista de todos. La satisfacción es única.

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