La felicidad de los puntanos que hicieron cumbre en el Aconcagua
Padre e hijo tardaron once días en llegar a la cima de la montaña más alta de América.
Por Néstor Miranda
El martes 21 a las 13:20, Gabriel Menocheo de 49 años y su hijo Juan Pablo, de 18 hicieron cumbre en el cerro Aconcagua. Salieron el 11 de enero con el objetivo de escalar la montaña que tiene 6962 metros de altura, y así tocar el cielo.
En total, los puntanos tuvieron 13 días de expedición, de los cuales once fueron para llegar a la meta.
“Fue una experiencia fantástica, asombrosa, de un aprendizaje para toda la vida, aún más por compartirla con mi hijo, que con sus escasos 18 años ya tiene una cumbre de casi 7 mil metros”, expresó Gabriel en diálogo con El Chorrillero.
Los primeros dos días pasaron por un “periodo de aclimatación” a 3200 metros. Luego ascendieron al campamento base Plaza de Mulas situado a unos 4200 metros.
Durante el ascenso al cerro tuvieron que desafiar las condiciones climáticas extremas de fuertes vientos y temperaturas bajo cero. Sin embargo, cuando llegaron a un lugar denominado La Cueva ya estaban convencidos de que podían llegar a la cima.
“Ahí empieza a cumplir un rol muy importante la capacidad y fuerza mental que tiene cada uno para poder seguir. Son sensaciones muy fuertes que te van pasando, principalmente para mí que cumplía con un doble rol porque también iba como padre y resguardaba la vida de mi hijo”, señaló.
En la travesía, no podían comunicarse con su familia por la falta de señal. La última comunicación que habían mantenido fue a través de dos escaladores, también padre e hijo, que descendían del cerro y les encargaron que les enviara un mensaje a los allegados.
Recién ayer, luego del descenso, la familia se enteró que los puntanos habían alcanzado la gran hazaña que se propusieron hace un año.
Menocheo contó que el proyecto de subir el Aconcagua nació de la Escuela N° 432 Camino del Peregrino, ubicada al norte de la ciudad de San Luis y donde trabaja como docente de educación física, con el propósito de la construcción de un SUM. Por eso, en la cumbre, ambos portaban una bandera con el nombre del colegio.
“Este proyecto se presentó a todos los ministerios de la provincia y el propósito es que se busquen los medios a través de ONG, fundaciones o desde el mismo Gobierno construir un salón multiespacio”, indicó.
Gabriel y Juan Pablo necesitaron de una preparación física previa que consistió en un entrenamiento “intensivo” desde hace un año; gimnasio, running para trabajar en la parte respiratoria y aeróbica, y un acompañamiento nutricional.
Destacó como “fundamental” la capacidad mental para poder emprender este tipo de travesías, “sobre todo estar capacitado, ser positivo y tener conocimiento previo”.
Además valoró el acompañamiento y apoyo de la familia: “Ellos son un sostén muy importante”.
Juan Pablo, desde los 12 años practica este tipo de deporte siempre acompañado de su padre. Juntos, ya hicieron cumbre en los cerros San Bernardo y Vallecitos (Mendoza), y prácticamente todos los de la provincia. Lo máximo que había alcanzado fueron los 6 mil metros.
“Estamos soñando con algo más, en otros objetivos, ojalá se puedan cumplir y desarrollar con la responsabilidad que siempre hemos tenido", explicó y aspiró: "Por qué no subir al Himalaya”, dijo en el final.