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Historias de San Luis: Antonio Esteban Agüero

Por Nino Romero

Foto gentilezza
Actualizada: 07/02/2020 09:09
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Este 7 de febrero se recuerdan 103 años del nacimiento de Antonio Esteban Agüero. Por las dudas: nacido en Piedra Blanca, provincia de San Luis y uno de los grandes poetas contemporáneos. Un autor trascendente.

En el comienzo de estos encuentros que tendremos periódicamente en El Chorrillero intentando contar historias de la provincia de San Luis, quiero aportar dos recuerdos.

Uno presente en la memoria de un niño que lo miraba y estuvo con él en algunas oportunidades cuando fue a visitar el taller de mi padre, Juan Cruz Romero, en la calle Mitre entre 9 de Julio y Ayacucho en la ciudad de San Luis. El tono de su voz era distinto. El mismo que escuché años después en las grabaciones de sus poemas. El tiempo posterior a esa niñez me mostró la dimensión del notable visitante.

Y el otro momento es en los estudios de LV 13 Radio Granaderos Puntanos de San Luis, que estaba ubicada en calle Rivadavia 563, que ahora es peatonal y funciona un banco en esa dirección.

Esa historia me lleva a pensar en un gran folklorista que tiene San Luis y el país que es Luciano Marcos “Chango” Arce. (Sé que ha fallecido pero me cuesta escribir en pasado cuando hay tanto de él que perdura con su obra).

Luciano Marcos “Chango” Arce. (Foto gentileza)

En la radio únicamente se podía grabar en la madrugada, o sea cuando cerraba su transmisión porque no lo hacía las 24 horas. Era hasta las 24 y después hasta la 1 de la mañana para retomar a las 6.

No voy a entrar en detalles salvo los básicos. El “Chango” listo en el estudio probando y después grabando, únicamente acompañado por su guitarra.

Grabador de cinta abierta (o sea esos con dos rollos que pasaban de un lado a otro). Tema elegido: la Canción para decir Amor. Esa que dice “la ciudad está llena de avenidas que se llaman te amo…”. Momento sublime por el poema, la musicalización y la interpretación.

CANCION DEL HOMBRE LIBRE

A pesar de los guardias que en la noche

azuzan los perros tras la huella

desnuda y leve de los fugitivos,

yo seré siempre libre.

A pesar del alambre que circunda

trozo de bosque o corazón de prado

donde nacen y mueren los cautivos,

yo seré siempre libre.

A pesar de la reja y de la celda

que rezuma humedad y sangre viva

entre los poros de la muda piedra,

yo seré siempre libre.

A pesar de los libros cuya ciencia

tuerce la luz y tuerce la cadena

donde yace el instinto prisionero,

yo seré siempre libre.

A pesar de la radio que destila

vino fatal y cáñamo siniestro

sobre la oreja de la muchedumbre,

yo seré siempre libre.

Antonio Esteban Agüero

De "Canciones para la voz humana" (1973)

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