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Alertan sobre el costo ecológico que San Valentín tiene para el planeta

El informe de una plataforma de reforestación da cuenta del dióxido de carbono que emiten las flores, el regalo habitual para el Día de los Enamorados y las que genera su transporte. Proponen regalar árboles.

Desde iniciativas ecologistas como Tree Nation proponen alternativas más amables con el planeta, como la plantación de árboles como parte de un proyecto de reforestación.
Actualizada: 13/02/2020 11:13
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El Día de San Valentín representa un importante incremento en la compra de flores. Se estima que la industria de la producción de flores a nivel mundial tiene un valor de 64,5 mil millones de euros y el 14 de febrero es la fecha con mayor volumen de ventas, seguida de la Navidad y Jánuca. A pesar de que la industria les da trabajo a miles de personas en los países desarrollados, la floricultura tiene un costo significativo para el medioambiente, según los especialistas.

La mayoría de flores que se compran en comercios minoristas son importadas de otros países, lo que conlleva que durante su transporte se emitan grandes cantidades de dióxido de carbono. Los principales países productores de flores cortadas son Países Bajos, Kenia, Colombia e Israel, donde se cultivan, principalmente, orquídeas, rosas y claveles como regalo típico del día del amor.

Según una estimación de la plataforma de reforestación Tree Nation, cada flor cortada puede emitir hasta 3 kilogramos de CO2, mientras que un solo árbol es capaz de eliminar de la atmósfera hasta 250 kg de CO2 a lo largo de su vida.

Más allá del costo de carbono que supone el transporte y la refrigeración de las flores hasta su venta, existe un significativo impacto medioambiental relacionado con su cultivo. En muchas áreas se necesitan enormes cantidades de energía para cultivar flores que abastezcan la demanda de los consumidores. Este es el caso de Inglaterra o Países Bajos, que cuentan con cielos nublados la mayor parte del año, lo que obliga a cultivar las flores en invernaderos que se calientan mayoritariamente a través de la combustión de gas y liberan grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera.

La distancia en el transporte de flores cortadas no tiene por qué estar relacionada con una mayor emisión de CO2. Un estudio de la Universidad de Cranfield demostró, por medio de análisis de ciclo de vida, que las rosas vendidas en Reino Unido y cultivadas en Países Bajos emiten seis veces veces más CO2 que las cultivadas en Kenia y vendidas también en Reino Unido.

Desde iniciativas ecologistas como Tree Nation proponen alternativas más amables con el planeta, como la plantación de árboles como parte de un proyecto de reforestación. Mientras las flores cortadas suelen durar únicamente un par de días, mientras que un árbol puede durar tanto como una relación.

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