Versiones cruzadas en la audiencia: “Diego quería agarrarla, llevarla al médico y salvarla”
En una nueva audiencia por el crimen de Romina Aguilar, una de sus hermanas, Inés Garay aseguró que el ex intendente de La Calera buscó trasladar a la víctima al hospital y llamar a la ambulancia. Hablaron los vecinos que intentaron socorrer a la mujer herida en la calle. El debate se reanudará el 28 de febrero.
Por Antonella Camargo
Este miércoles a las 9:48 el Tribunal integrado por José Luis Flores, Jorge Sabaini Zapata y Silvia Aizpeolea dio continuidad al juicio oral por el crimen de Romina Aguilar.
Diego Lorenzetti, Edivaldo de Oliveira Pereira, y Leandro Vílchez enfrentan el debate como sospechosos del crimen.
La nueva audiencia tuvo la presencia de una traductora del Poder Judicial, para que el brasilero Oliveira Pereira comprendiera todos los términos en el proceso oral.
Una de las cinco testimoniales que hubo en la mañana fue la de Inés Garay, una de las hermanas de Aguilar, quien la noche del asesinato se había quedado a dormir en la casa.
Recordó que esa mañana escuchó a la víctima cuando se preparaba para viajar a La Calera, donde estaba finalizando sus estudios secundarios. “Ese día Romina salía temprano porque habían adelantado la hora por el verano. Pasaba a buscar a Adriana Collado”, rememoró.
Contó que poco más tarde escuchó “disturbios”, pero no le dio importancia y los asoció al boliche que estaba a unos metros. La situación cambió cuando advirtió dos disparos, gritos que decían “una ambulancia, la señora” y que comenzaron a golpear en la vivienda.
“Diego fue corriendo y me dijo que algo le había pasado a Romina. Cuando salimos la vimos tendida”, siguió.
Garay hizo énfasis en la preocupación del ex intendente de La Calera, quien “no sabía qué hacer” y le pedía que “llamara a la ambulancia”. Afirmó que “la quería agarrar, llevarla al médico y salvarla”. También dijo que cuando los médicos confirmaron la muerte de Romina “Diego estaba tendido en el piso llorando”.
La hermana descartó la posibilidad de un robo debido a que Aguilar “no le faltaba nada” ni había alcanzado a sacar sus pertenencias de la casa. “De Diego no creo que venga”, sostuvo respecto a su hipótesis del hecho.
En este sentido aseguró que la relación entre Lorenzetti y Aguilar era “buena”.
“Romina estaba buscando un hijo. A los pocos días se iban a Córdoba. Había dejado las pastillas anticonceptivas porque quería quedar embarazada”, añadió.
“La mataron, la mataron”
Al frente de donde asesinaron a Aguilar vivían cuatro jóvenes: Iván Ojeda, Johana Páez Rivero, Matías Villegas y María Eugenia Núñez. La última fue quien vio desde su ventana cuando la mujer recibió el disparo final.
Al ingresar a dar su testimonio, Núñez le advirtió a los jueces su “incomodidad” por haberse cruzado previamente a los imputados en uno de los pasillos del Poder Judicial. Por eso, también se negó a dar a conocer públicamente su dirección.
En su relato, explicó que cuando ocurrió el homicidio habitaba en ese domicilio hacía dos meses y nunca se había cruzado a la víctima o Lorenzetti. Explicó que esa mañana estaba despierta por la música del boliche cercano.
“Tipo 6 o 6:20 escuché un ruido muy fuerte. Después decían ´dale, dale culiada´”, detalló la joven que por entonces tenía 22 años. Inmediatamente se asomó por la ventana de su habitación y vio a una “chica que caminaba con dificultad” y detrás de ella “un hombre que la empujaba”.
“Le dijo que se tire al piso. Ahí llegó una moto que lo apuró. Disparó y se fueron”, siguió contando.
Tras eso, los gritos de Núñez diciendo “la mataron, la mataron”, despertaron a los demás jóvenes. Juntos cruzaron la vereda y se acercaron hasta Aguilar, quien se encontraba en la vereda de su casa.
Páez Rivero y Villegas también dieron su declaración en el juicio. Los tres coincidieron en que la víctima aún estaba con vida. Si bien le hablaban y preguntaban si estaba bien, ella sólo “se quejaba” y “agonizaba”.
Núñez transmitió que quien hizo los disparos contra Aguilar “era una persona flaquita y muy menudita”. Agregó que vestía una campera gris, bermuda de jean, una visera blanca y ojotas o un calzado similar. Respecto al que conducía el rodado solo puso divisar que llevaba casco y una campera negra.
“Mi intención era ayudarla y no pude salvarla”, expresó la joven.
Contradicciones sobre la actitud de Lorenzetti, el momento de la muerte y el alcohol
Las testimoniales de los tres jóvenes sólo coincidieron en cómo encontraron a Aguilar, mientras que en los momentos posteriores hubo una serie de contradicciones.
Inicialmente, Núñez puntualizó que cuando Lorenzetti arribó al lugar dijo: “Es mi mujer, la mataron”. Aseveró en que el ex intendente “no lloraba”, presentaba una actitud “muy extraña” y “no se aproximó al cuerpo”.
Indicó que en varias oportunidades propusieron llamar a una ambulancia y él se negaba porque “ya estaba muerta”. La joven insistió en que aún vivía.
“Matías y yo golpeábamos. Nos atendió el marido, después salió la mujer (Garay)”, señaló por su lado Páez Rivero sobre el momento en que advirtieron a la familia de Aguilar de lo que había sucedido.
Manifestó que Lorenzetti “entró en shock” y “después que le dijeron que había muerto, agachó la cabeza y largó en llanto”. Villegas coincidió con lo anterior y consideró que el ex intendente estaba “sorprendido” y parecía estar paralizado.
Estos últimos dos jóvenes precisaron que el deceso de Aguilar recién fue confirmado una vez que llegó la ambulancia, mientras el cuerpo se encontraba en el piso. Núñez dijo que levantaron el cuerpo, constataron la muerte y luego lo volvieron al lugar.
Otro de los tramos en que indagó la defensa de Lorenzetti, Marcos Juárez fue sobre las horas previas al fatídico hecho. Revelaron que habían estado tomando vino antes de ir a dormir. Núñez y Páez Rivero aseguraron que sólo fue menos de media cada, mientras que Villegas mencionó “una o dos”.
Asimismo, Páez Rivero contó que cuando la testigo presencial llamó al 911 “insultó” a la operadora porque estaba nerviosa y no sabía bien la dirección. “Culiado vengan para acá rápido”, le habría dicho. El joven negó que esto haya ocurrido.
También dio su testimonio Luis Alberto Rodríguez, otro vecino del barrio. El hombre se habría cruzado a los homicidas cuando regresaba de trabajar.
Especificó que “sólo vio una motito 110” en la que viajaban “dos personas con casco”. No recordaba la vestimenta que llevaban y tampoco conocía a Aguilar y Lorenzetti.
Previo a finalizar la audiencia, Juárez le solicitó al Tribunal que para la reanudación cite a declarar a Hernán Lorenzetti, el hijo que Aguilar tuvo con el ex intendente. Argumentó su solicitud en que luego de dar su testimonio, podrá ingresar y presenciar el desarrollo del proceso.
Desde el inicio del juicio, el joven asistió para dar apoyo a su padre y pedir “justicia”. Sin embargo, ha permanecido afuera de la sala.
Flores aceptó el requerimiento y convocó a dar continuidad al debate el 28 de febrero a las 8:30.