El padre de Fernando, sobre los rugbiers: “Lo mataron como en una jauría, no le dieron ni una oportunidad"
Silvino Báez confesó que siente un "vacío enorme" y elogió la fortaleza de su mujer.
Silvino Báez, padre de Fernando Baéz Sosa, reconoció hoy que siente un “vació enorme” en su casa cada vez que llega la noche y describió a su mujer Graciela, como “una guerrera”.
“Los fines de semana son los días más difíciles porque siempre estábamos juntos en familia. A la noche, cuando estamos solos (con su mujer Graciela) en casa, hay un vacío enorme”, aseguró Silvino, papá de Fernando (18), asesinado en Villa Gesell, en diálogo con el programa Mauro Viale en el canal A24.
Y agregó: “Es difícil ver cuando llega la noche que mi esposa se va para la pieza de Fernando a ver sus fotos. Me rompe el alma ver a mi mujer así”.
El hombre calificó a Graciela como “una guerrera” y aseguró “no saber” de dónde saca tanta fuerza interior.
“Estamos casados hace 21 años y estuvimos cuatro de novios. Yo trato de ayudarla para que esté mejor. Es una guerrera, no sé de dónde saca tanta fuerza”, indicó.
Al respecto del ataque de los rugbiers que terminó con la vida de su hijo el pasado 18 de enero frente al local bailable Le Brique, en la localidad costera de Villa Gesell, Silvino relató que pudo ver los videos y dijo que los observó “endemoniados”.
“Lo mataron como en una jauría, no le dieron ni una oportunidad; ya en el primer golpe lo dejaron nocaut y siguieron pegándole por atrás cobardemente”, expresó.
“Me gustaría preguntarles como padre de Fernando y como ser humano por qué hicieron eso. Ni las bestias pegan cuando uno queda en el piso, estaban endemoniados”, sostuvo.
Con relación a su futuro, Silvino afirmó que aún no tienen definido si volverán a Paraguay, país donde nacieron junto a Graciela y en el cual viven hermanos de ellos, pero todo va a depender de lo que desee la mujer.
“Lo que me importa es que ella esté bien”, resaltó.
Por último, dijo que está acompañado de familiares y amigos y que hoy fueron al cementerio de la Chacarita para visitar la tumba de su hijo.
“Ellos (por los rugbiers) pueden ver a sus familiares, nosotros con mi mujer no tenemos consuelo, vemos una lápida”, concluyó.