El testigo que acusó a Lorenzetti, una pieza faltante en el juicio por el crimen de Romina
Uno de los efectivos de la División Homicidios relató los dichos de un hombre que apuntó contra los tres implicados, pero aseguró que no volvió a verlo. Argumentó que si bien podía obligarlo a identificarse no le pareció “relevante”. También declararon otros policías y allegadas a la víctima.
Por Antonella Camargo
Este miércoles a las 10:20 se realizó la quinta audiencia del debate oral en contra del ex intendente de La Calera, Diego Lorenzetti, Leandro Vílchez y Edivaldo de Oliveira Pereira. Están implicados en el asesinato de Romina Celeste Aguilar, ocurrido el 30 de enero del 2016. El primero está acusado de ser el autor intelectual del hecho, y los demás de haberlo concretado.
Cinco nuevos testigos comparecieron ante el Tribunal conformado por José Luis Flores, Silvia Inés Aizpoelea y Jorge Sabaini Zapata. Se trató de una peluquera, María Belén Vega; una conocida de la víctima, Elsa Della Mea, y tres policías: Cristian Espinase, Roberto Kaiperci y Franco Rosales.
El último fue uno de los efectivos de la División Homicidios que llevó adelante la investigación durante la etapa de instrucción. Recordó que durante la mañana del hecho asistió al lugar y se encargó de buscar vecinos aledaños o testigos para que luego declararán.
Precisó que una de las primeras personas con las que se entrevistó fue Lorenzetti, con quien dialogó hasta que empezaron a llegar familiares “para contenerlo”.
“Me dijo `dejá, dejá que esto yo lo arreglo con el Alberto´”, aseguró Rosales que le habría dicho el ex intendente en relación al gobernador. A su vez, dijo que este se “molestó” porque le pedía a sus allegados que se retiraran del lugar. Y que de fondo, Lorenzetti se reía irónicamente.
El efectivo explicó que al advertir la escena del crimen no creyó que se tratara de un asalto porque “llama la atención que no falten las cosas”.
Relató que al día siguiente volvió al lugar para dialogar con los vecinos “puerta a puerta”. En ese momento se habría acercado un hombre en bicicleta y pidió hablar con él.
“Yo te comento pero no lo quiero declarar. El que la mandó a matar es el marido”, sostuvo Rosales que le habría dicho el vecino, que luego hizo alusión a “el motoneta y el brasilero”.
Mencionó que luego intentaron identificar al sujeto que le dio los datos, pero no volvió a verlo y nadie más había presenciado el hecho. Vílchez se rió y también se mostró enojado.
Al ser cuestionado por la defensa, Rosales se defendió: “El hombre que denunció estaba a 100 metros del lugar y se fue en su bicicleta. Lo había escuchado de unos amigos pero no me quiso decir quiénes. No quería problemas y tenía miedo si después le pasaba algo a él”.
Es la misma línea reconoció que “podía obligarlo a que se identificara” pero no le pareció “relevante”.
En la audiencia también compareció Cristian Espinase, quien se desempeñaba en la Comisaría 2º y el día del crimen estaba de guardia. Señaló que al arribar a la casa de Aguilar había una ambulancia, un móvil policial y que la víctima se encontraba en el piso, mientras la revisaba un médico.
Explicó que su tarea consistió en “resguardar” la zona y “cerrar el perímetro”. Añadió que dialogó con una vecina que había visto el hecho.
Por su lado, el oficial de Delitos Informáticos, Roberto Kaiperci pormenorizó sobre su intervención en las pericias efectuadas sobre una computadora y tres celulares. A través de una orden, la jueza Virginia Palacios, les había ordenado descargar las llamadas, mensajes de texto y de voz, fotografías, videos, aplicaciones y transcribir las grabaciones.
El efectivo detalló que los elementos fueron recibidos en sobre cerrado, con sello y firma de testigos de donde los obtuvieron. Tras los trabajos fueron enviado de la misma manera y con una caratula a la División Homicidios.
Manifestó que nunca recibieron información sobre a quiénes pertenecían los celulares y tampoco realizaron un análisis sobre lo que tenía cada uno de ellos.
Además admitió que no realizaron un “backup” de la computadora y que al no hacerlo no se habría cumplido con “la cadena de custodia”.
“Romina era muy querida por todos”
Así recordó a la víctima Elsa Della Mea. El hijo de la mujer era compañero de Hernán Lorenzetti en el Colegio Don Bosco.
Indicó que con Aguilar sólo compartía encuentros vinculados a la escuela, pero en “dos o tres oportunidades” se habían visitado en sus casas.
Della Mea planteó que a su parecer Aguilar “no tenía enemigos” debido a que “era una persona alegre y todos la querían”. Por eso transmitió que le “sorprendió” el crimen.
La última testigo de la audiencia fue una peluquera de Lorenzetti y Aguilar, María Belén Vega. La joven dijo que los conocía desde hace unos cinco años y que “Romina siempre fue una buena chica”.
“Nunca me contó nada ni observé algo que me llamara la atención”, puntualizó y agregó que la última vez que vio a la víctima fue unos tres meses antes de su muerte.
El juicio continuará este jueves a las 8:30.
Video: Víctor Albornoz – Edición: Gonzalo López