Lorenzetti declaró otra vez y desmintió a los testigos: “Me arrodillé y le dije aguantá Romina”
El ex intendente de La Calera pidió testificar por segunda vez porque consideró que era “aberrante la cantidad de mentiras que se están diciendo”. Mencionó irregularidades en la investigación. Planteó que la acusación de Edivaldo de Oliveira Pereira está vinculada a la droga y fue “totalmente forzada”.
Por Antonella Camargo
Lo que parecía ser una audiencia más por el crimen de Romina Aguilar, cambió su rumbo luego de que el ex intendente de La Calera, Diego Lorenzetti le solicitará al Tribunal ampliar su declaración este jueves.
El debate por el homicidio que se perpetró el 30 de enero del 2016 se reanudó a las 10:26. Estaba previsto que nueve personas comparecieron ante los jueces José Luis Flores, Silvia Aizpoelea y Jorge Sabaini Zapata, pero sólo lo hicieron tres. Cinco no asistieron y uno fue desestimado.
Como es habitual los tres imputados, Leandro Vílchez, Edivaldo de Oliveira Pereira y Lorenzetti estuvieron atentos al desarrollo de la jornada. Fue pasadas las 11 que la defensa del último, a cargo de Marcos Juárez concretó el pedido.
Minutos más tarde, el viudo volvió a sentarse ante los jueces. “Estuve cuatro años privados de la libertad. He aguantado muchísimas cosas que se decían. Tuve que aprender a convivir con el dolor y la impotencia de no poder contestar a muchas cosas. Y en esta instancia no me voy a quedar callado”, comenzó diciendo con la voz entrecortada el hombre que está sospechado de mandar a matar a su esposa.
“Es aberrante la cantidad de mentiras que se están diciendo acá”, siguió el ex jefe comunal y anticipó que declarará los días siguientes.
Una de sus principales críticas fue hacia el accionar de la Policía y el desarrollo de la investigación. Dijo que “desde un primer momento” estuvo en contacto con la jueza Virginia Palacios y se puso a su disposición.
Al hablar sobre el fatídico día del asesinato recordó que cuando salió de su vivienda “había un solo patrullero”.
“Me arrodillé y le dije ´aguantá, aguantá Romina´”, relató llorando para desmentir a los testigos que lo acusaron por la actitud “fría” que mantuvo.
Precisó que inmediatamente le pidió a su cuñada Inés Garay que llamara a la ambulancia. Luego habría ingresado a la casa a buscar el celular para comunicarse con otra hermana de la víctima a quien le habría dicho “andá al hospital porque a Romina le pegaron un tiro”.
De la misma forma explicó que se demoró en salir debido a que se encuentra medicado con tranquilizantes desde hace 15 años.
Lorenzetti también hizo referencia a dichos de la Policía de que la cartera de Aguilar estaba en el vehículo (que tenía la puerta del acompañante abierta) y que el portón de la vivienda estaba cerrado.
“La camioneta tenía las dos puertas abiertas y Palacios me autorizó a cerrarlas (…) El portón siempre estuvo abierto porque se cierra de adentro, tiene dos trabas hasta el día de la fecha”, remarcó y puntualizó que el bolso se encontraba dentro de la casa arriba de una barra-bodega.
El jefe de la División Homicidios, Javier Sosa expuso que el cuerpo de Aguilar terminó “boca abajo”. “Es mentira. Quedó con la cara mirando a la ruta y con la llave de la camioneta en la mano, no suelta”, insistió.
“La camioneta tampoco estaba como dijo Sosa. Hermosa inspección ocular hizo”, relató con ironía.
El ex intendente evidencio su disconformidad con los dichos de la vecina que habría visto cuando su pareja recibió el segundo disparo, María Núñez. “La testigo presencial no existe. No la vi nunca en mi vida. Entraba en papel de víctima y la única víctima se llama Romina Aguilar”, afirmó.
“Se sienta esa mujer pidiendo protección y, ¿quién le dio protección a mi hijo durante estos cuatro años?”, continuó.
Afirmó que la casa donde vivía Núñez “oficiaba de aguantadero”. “Deben haber 15 o 20 llamadas de mi señora al 911 por eso”, remarcó.
Por otro lado, manifestó que la investigación no se hizo de forma pertinente. Mencionó que “el portón no estaba delimitado” y “fue mentira que quisieron despejar la casa” sino por el contrario, “estaba llena”.
“Desmiento que me haya opuesto a cualquier cosa”, aseguró, y argumentó que “por protocolo” debió buscar armas en su vivienda y lo efectuó sin inconvenientes.
Volvió a llorar cuando habló de su hijo Hernán y de su cuñada Johana Mattuz (a quien según dijo crió como una hija). Expuso que “hoy son su vida”. Ambos se encontraban presentes en la sala.
“Yo ya aprendí a convivir con el dolor. Ojalá Dios ayude a todos estos policías. Quizás sean buenas personas, pero como profesional deja mucho que desear”, sostuvo.
Respecto a la acusación de Oliveira Pereira, quien se inculpó como partícipe del hecho y responsabilizó a Lorenzetti y Vílchez, dijo que no cree que exista una declaración de su parte.
Respaldó su pronunciamiento en que tras vivir cuatro años en el Servicio Penitenciario conoció a mucha gente y “no existe una persona que se entregué por un celular y no lo van a hacer una por un homicidio”.
“Yo no lo creo, perdonemé. Tampoco creo que se haya entregado. Me gustaría que se siente (a declarar) porque es el único al que nadie le pudo preguntar nada”, añadió.
En el mismo sentido consideró que la testimonial del brasilero fue “totalmente forzada” y pudo deberse a “amenazas por su otro trabajo”.
Reveló que Oliveira Pereira estaba vinculado con la droga y tomó conocimiento de esto en la cárcel cuando conoció “a muchos de sus clientes”.
“Para mi utilizaron la droga para esclarecer el hecho”, reflexionó y transmitió que a su parecer se trató de un robo. Argumentó que “manejaba mucho dinero” debiendo a la empresa y la fábrica de hielo.
Al finalizar su relato, Lorenzetti agradeció a los jueces que permitieran declarar a Hernán en un primer momento para que pudiera presenciar el desarrollo del debate.
La declaración de los policías
El comisario Juan Bautista Barroso rememoró que en el 2016 era jefe de la Comisaría 2º. Al 30 de enero se encontraba de vacaciones y a cargo de la seccional estaba Elia Guiñazú.
Sin embargo, Barroso intervino en un allanamiento que se hizo el 19 de septiembre siguiente en un domicilio de la calle Granaderos Puntanos, cerca del Barrio Aeroferro. Señaló que habían recibido una orden judicial para secuestrar celulares, chips y memoria. El dueño de la casa era Manuel Michel Puebla.
Por su lado, el efectivo Javier Lescano se encontraba de guardia la mañana del homicidio, pero explicó que no participaron de la instrucción debido a que “intervino la División Homicidios”.
Ambos fueron consultados si en la comisaría estuvo demorado Oliveira Pereira pero ninguno lo recordaba.
Tras ello, la defensora del brasilero, Olga Allende pidió al Tribunal obtener el libro con los registros de las detenciones que se realizaron allí desde el 30 de enero al 29 de febrero. Juárez adhirió al requerimiento. “Parece que los policías han perdido la memoria o estaban de vacaciones”, deslizó. Los jueces accedieron.
La tercera declaración fue la de Sergio Ricarte, quien formaba parte de Homicidios. Indicó que su tarea fue en la parte “logística” y se dedicó a los traslados de testigos a la división. A los pocos días se tomó su licencia.
El juicio se reanudará el martes a las 8:30.